VICTIMIZACIÓN ENTRE ESTUDIANTES DE LICEOS PÚBLICOS DEL SUR DE CHILE
Alejandro Antonio, Sánchez-Oñate
Universidad del Desarrollo, Chile alejandro.sanchez@udd.cl
Jazmín Cecilia Zúñiga Tapia
Universidad Católica de la Santísima Concepción, Chile jzuniga@magisteredu.ucsc.cl
Recibido: 14 de octubre de 2023
Aprobado: 17 de noviembre de 2023
Publicado: 1 de enero de 2024
Cita sugerida: Sánchez-Oñate, A. A. y Zúñiga Tapia, J. C. (2024). Victimización entre estudiantes de liceos públicos del sur de Chile. Revista de la Escuela de Ciencias de la Educación. 1(19), 55 – 73.
Se presentan los resultados de un estudio empírico orientado a analizar el grado y las modalidades de victimización entre estudiantes durante el primer semestre después del levantamiento de las restricciones debido a la pandemia por Covid-19 en liceos públicos de la Región del Biobío, Chile. Se implementó un enfoque mixto concurrente con un grupo de 723 estudiantes que completaron un cuestionario sociodemográfico y respondieron a la Escala de Victimización entre Pares. Además, se organizaron 4 grupos focales con un total de 32 estudiantes de cuatro liceos rurales. Los resultados revelaron que hubo tasas más altas de victimización verbal y física, y se identificaron diferencias estadísticamente significativas en función de la ubicación geográfica (urbana o rural) y el sexo de los participantes en victimización sexual. Este estudio representa uno de los primeros intentos de proporcionar evidencias acerca de la problemática de la victimización entre pares en el nivel de educación secundaria, especialmente en instituciones públicas, en el periodo posterior al confinamiento. Se proporcionan resultados valiosos para enfocar adecuadamente los programas y protocolos de acción relacionados con la convivencia escolar, prestando especial atención a las formas de violencia más frecuentes y a los factores individuales, familiares, curriculares y contextuales que pueden influir en estos entornos.
Palabras clave: Violencia Escolar – Educación Pública – Educación Media – Educación Rural – Postpandemia.
Results
of an empirical study aimed at analyzing the degree and modalities of
victimization among students during the first semester after the lifting of
restrictions due to the Covid-19 pandemic in public high schools in the Biobío
Region, Chile, are presented. A concurrent mixed-methods approach was
implemented involving a group of 723 students who completed a sociodemographic
questionnaire and responded to the Peer Victimization Scale. Additionally, 4
focus groups were organized involving a total of 32 students from four rural
high schools. The results revealed higher rates of verbal and physical
victimization, and statistically significant differences were identified based
on geographic location (urban or rural) and participants' gender in terms of
sexual victimization. This study represents one of the first attempts to
provide evidence regarding the issue of peer victimization at the high school
level, especially in public institutions, in the post-confinement period.
Valuable results are provided to appropriately focus school coexistence
programs and action protocols, paying special attention to the most frequent
forms of violence and individual, familial, curricular, and contextual factors
that may influence these environments.
Keywords: School violence – Public Education – Secondary Education – Rural Education – Post-Pandemic.
Las instituciones educativas son ampliamente reconocidas como entornos fundamentales para el desarrollo socioemocional de los niños y adolescentes. Por lo tanto, un ambiente escolar armónico desempeña un papel crucial en promover un crecimiento saludable. Lamentablemente, en todo el mundo, muchos niños y adolescentes se enfrentan a la violencia en el entorno escolar, lo que no solo socava su derecho a la educación, sino que también tiene un impacto negativo en su desarrollo (Lester, Lawrence y Ward, 2017). En consecuencia, la violencia escolar se posiciona como una de las experiencias más perjudiciales que un estudiante puede experimentar (Mercado, 2018).
La violencia escolar se define como todas aquellas acciones u omisiones intencionadas que causan daño físico, psicológico o material entre miembros de la comunidad educativa, presentes en instalaciones escolares o áreas asociadas, impactando a alumnos, personal educativo, familias y los bienes, expresándose en distintas formas de agresión; especialmente física, verbal y psicológica (Carias Borjas, 2014; Rodríguez et al., 2020).
En el contexto chileno, en las últimas dos décadas, se ha prestado una mayor atención a la violencia escolar gracias a la contribución de organizaciones internacionales y la cobertura mediática. Esto se ha reflejado tanto desde la investigación educativa como en los esfuerzos legislativos y normativos, basados en el enfoque de los derechos humanos (Ramos, Zincke y Valenzuela, 2022). Sin embargo, en el tercer año de la pandemia de Covid-19, medios de comunicación nacional e internacional han reportado un aumento alarmante de incidentes de violencia escolar en las escuelas y liceos chilenos con el regreso de los estudiantes a las clases presenciales después de dos años de confinamiento. Esto incluye situaciones sin precedentes en el país, como amenazas de violencia masiva (Bello, 2022; Rojas, 2022; Dávila, 2022; Kogan, 2022). En este contexto, el objetivo de este estudio fue analizar los niveles de victimización entre pares en estudiantes de liceos públicos en el sur de Chile, específicamente en la región del Biobío, durante el primer semestre de 2022, y también recopilar percepciones sobre cómo se manifiesta este fenómeno en el contexto de liceos rurales.
DESARROLLO
La victimización entre pares, que forma parte de la problemática de la violencia escolar, ha sido objeto de extensos y profundos estudios en todo el mundo. Se refiere a diversas formas de agresión particularmente entre estudiantes, que incluyen la agresión física, psicológica, verbal, social, sexual y cibernética, entre otras. Por lo tanto, el elemento diferenciador con la violencia escolar está dado en que la victimización entre pares recae exclusivamente en el subsistema de estudiantes, en tanto se establezca una relación horizontal entre estos. Las investigaciones en este campo han empleado una variedad de métodos y técnicas, y se han centrado en diferentes actores dentro del entorno escolar.
Los hallazgos sugieren que la victimización entre pares tiende a ser más prevalente en la educación primaria que en la secundaria (Lucas, Pulido, Martín y Calderón, 2008), aunque investigaciones recientes indican un aumento con la edad en el nivel secundario (Zych, Ortega Ruiz y Marín López, 2016). También se ha observado una mayor consistencia en su prevalencia entre estudiantes de género masculino en comparación con otros géneros (Lucas et al., 2008; Neut, 2017; Varela et al., 2019), y diferencias en su manifestación según el nivel socioeconómico, con una predominancia de la agresión física en entornos de menor nivel socioeconómico y de la agresión verbal y psicológica en contextos más privilegiados (Neut, 2017).
En cuanto a los efectos de la victimización entre pares, Ttofi, Farrington y Lösel (2012) descubrieron a través de un meta-análisis que la perpetración de acoso escolar aumenta significativamente el riesgo de participación en violencia posterior en aproximadamente dos tercios de los casos, mientras que la victimización por intimidación aumenta el riesgo en alrededor de un tercio. Esto destaca la importancia crucial de la prevención de la violencia escolar como un posible mecanismo indirecto para prevenir la violencia en la vida adulta.
En relación con la violencia cibernética, comprendida como la expresión de conductas violentas a través de Internet, redes sociales y otros medios virtuales, Zych et al. (2016) señalaron que la mayoría de los estudios se han centrado en la educación secundaria, subrayando la necesidad de investigar también en la educación primaria y superior, ya que los adolescentes mayores tienden a ser más hábiles en el uso de dispositivos para cometer acosos. En un enfoque más específico en la prevención, Lester, Lawrence y Ward (2017) llevaron a cabo una revisión sistemática que identificó intervenciones destinadas a reducir la victimización entre pares. Concluyeron que se requiere una mayor investigación para comprender los efectos a largo plazo de estas intervenciones, los posibles moderadores y mediadores de sus efectos, su impacto en diferentes contextos y los componentes clave de cada intervención. Revisiones sistemáticas más recientes (Suárez-García, Álvarez-García & Rodríguez, 2020) han contribuido a clasificar las evidencias sobre la capacidad predictiva de diversas variables individuales, escolares, familiares y comunitarias en relación con la violencia escolar. Orozco y Mercado (2019) investigaron la relación entre factores familiares y la violencia escolar, encontrando que el apoyo parental y la comunicación desempeñan un papel fundamental en la reducción de experiencias de victimización en adolescentes. También se observó que las normas familiares y los valores morales tienen un efecto inverso en los actos de violencia escolar perpetrados por estudiantes mujeres. En el caso de los estudiantes varones, los conflictos familiares mostraron una asociación más fuerte con la violencia escolar, mientras que la comunicación y el apoyo parental fueron los principales predictores de las experiencias de victimización.
Explorando el contexto chileno, López, Bilbao y Rodríguez (2012) presentan pruebas derivadas de un estudio realizado con estudiantes chilenos de séptimo y octavo básico, en el cual se examinó el impacto de la percepción del ambiente en el aula en la autoevaluación y percepción de intimidación y victimización entre los estudiantes. En los resultados obtenidos por estas autoras, se documenta un modelo de regresión que se revela como significativo en los casos de intimidación y victimización, con una capacidad importante para explicar la variabilidad observada a partir de las distintas dimensiones que componen el clima escolar.
En cuanto a las diferencias según el sector (urbano o rural), las pruebas disponibles son más limitadas. Recientemente, Rodríguez-Álvarez, Navarro y Yubero (2022) realizaron una investigación con estudiantes de quinto y sexto año de primaria, todos provenientes de escuelas públicas. Sus hallazgos indican una mayor prevalencia de víctimas de violencia verbal, exclusión y ciberacoso en el entorno de escuelas rurales. Por otro lado, se observa que en las comunidades de Madrid y Castilla-La Mancha, en el contexto urbano, hay una mayor cantidad de estudiantes que ejercen violencia verbal y social (incluyendo la exclusión social).
La investigación sobre la violencia escolar en liceos chilenos ha evolucionado a lo largo del tiempo, incorporando evidencias significativas que arrojan luz sobre esta problemática. Inicialmente, Muñoz-Quezada, Saavedra y Villalta (2007) llevaron a cabo un estudio cualitativo que exploró los significados que los estudiantes de cuarto medio en la zona central de Chile atribuyen a la convivencia, el conflicto y la violencia entre pares. Este estudio reveló que los estudiantes tenían percepciones diferenciadas según su género, con una mayor normalización de la violencia por parte de los hombres y una valoración negativa por parte de las mujeres. Además, identificaron factores determinantes de la violencia escolar, incluyendo la intimidación entre pares, la presión académica, el entorno escolar, la extensión de la jornada y el estrés de los docentes.
En una línea similar, García y Madriaza (2007), a través de un estudio cualitativo, destacaron que los principales determinantes de la violencia escolar incluían factores externos al liceo, como conflictos familiares, estilos de crianza y dificultades económicas, junto con aspectos mediadores como la edad, la percepción de superioridad o desventaja, factores psicofísicos y cognitivos, la calidad de las relaciones y aspectos de identidad.
Avanzando en el tiempo, Guerra, Vargas, Castro, Plaza y Barrera (2012) llevaron a cabo un estudio cuantitativo con estudiantes de liceos en la región de Valparaíso. Sus resultados indicaron que los estudiantes percibían un clima social escolar moderado, con una percepción más positiva por parte de las mujeres en comparación con los hombres. Estos hallazgos proporcionaron una visión más detallada del clima escolar en esta región específica.
Estudios más recientes han confirmado que la victimización entre pares es un fenómeno extendido en el sistema educativo chileno. Rodríguez-Garcés, Suazo-Ruiz, Padilla-Fuentes y Valenzuela (2022) y Moscoso-Flores, Azócar y Jert (2022) han resaltado la importancia de implementar medidas integrales en los liceos que aborden la prevención de la violencia escolar y que consideren los elementos del contexto comunitario de los estudiantes.
Varela et al. (2019) examinaron las relaciones entre el bienestar de los adolescentes, la violencia escolar y el clima escolar en una muestra diversa de estudiantes chilenos. Sus resultados subrayaron que las relaciones armónicas dentro de la escuela estaban vinculadas a una disminución de la victimización y un aumento en el bienestar de los estudiantes. Los autores enfatizan la necesidad de fortalecer los factores relacionados con la escuela para fomentar el bienestar de los adolescentes. Se ha evidenciado que las dimensiones específicas de la violencia escolar muestran una intensidad diferenciada en distintos contextos. Al respecto, Guerra et al. (2022) encontraron que la violencia sexual en línea o cibernética se relacionaba estrechamente con la sintomatología depresiva, las conductas autolesivas y antisociales. Posteriormente, Varela et al. (2022) proporcionaron evidencia adicional al explorar la relación entre las actitudes de género, la violencia escolar y el bienestar subjetivo en adolescentes. Sus resultados mostraron una asociación entre las actitudes de género y una mayor notificación de episodios de violencia escolar. También señalaron tanto la victimización como la intimidación afectaban la participación de los estudiantes, influyendo en un menor compromiso cognitivo y emocional.
En definitiva, la investigación sobre la violencia escolar en liceos chilenos ha avanzado significativamente con el tiempo, incorporando evidencias que abarcan desde la comprensión de los factores determinantes hasta las relaciones específicas entre dimensiones de la victimización entre pares. Estos estudios destacan la importancia de crear entornos escolares armónicos y la necesidad de implementar medidas integrales, tanto de prevención de la violencia como de promoción del bienestar, para abordar este fenómeno de manera efectiva.
Método
Se empleó un diseño mixto concurrente de expansión de datos cuantitativos (Onwuegbuzie y Collins, 2007). El componente principal (o estatus dominante) corresponde a un estudio de enfoque cuantitativo, no experimental, transversal y de alcance descriptivo-comparativo (Ato, López-García y Benavente, 2013), complementado con un estudio cualitativo de perspectiva fenomenológica, recogiendo percepciones y experiencias verbalizadas del estudiantado participante (Aguirre y Jaramillo, 2012).
La muestra estuvo conformada por 723 estudiantes distribuidos en nueve liceos, el 44.39% (n=321) de establecimientos rurales y el 55.6% (n=402) de establecimientos urbanos, con edades comprendidas entre 13 y 21 años (M=15.61; DE=1.30). La distribución de sexos observada fue de 424 hombres (58.64%) y 299 mujeres (41.36%). La estrategia de muestreo fue no probabilística, por conveniencia, y censal en cada liceo.
Para la recogida de datos cualitativos participaron 32 estudiantes distribuidos en cuatro grupos focales de liceos rurales, en que se profundizó acerca de las dinámicas de victimización durante el periodo de retorno a clases presenciales, entre otros aspectos vinculados a la convivencia escolar. La estrategia de muestreo fue intencionada, de subgrupos homogéneos definidos por la condición de ruralidad.
En el componente cuantitativo del estudio se utilizó un cuestionario sociodemográfico construido especialmente para la investigación, que incluyó las variables edad, género, personas con quienes vive, curso o nivel de enseñanza e identidad étnica, además de la ubicación del liceo (urbano o rural).
Adicionalmente, para la medición de la victimización entre estudiantes se empleó la versión en español validada en Chile (Villalobos-Parada et al. 2016) de la Escala de Victimización entre Pares, original de Benbenishy y Astor (2005). Este instrumento consta de 28 ítems distribuidos en cinco dimensiones: verbal (ítems 1 al 7), cibernética (ítems 8 al 10), física (ítems 11 al 18), social (ítems 19 al 23) y sexual (ítems 24 al 28). Corresponde a una escala de frecuencias, de tres niveles, a saber: (1) “Nunca en este mes”, (2) “Una o dos veces en este mes” y (3) “Tres o más veces en este mes”. Tal como en el estudio de validación, y para facilitar algunos análisis, se recodificó en un esquema dicotómico de (0) No ocurrió y (1) Sí ocurrió, además de una segunda recodificación dirigida a pesquisar la cantidad de formas de victimización que un estudiante ha sufrido, para operacionalizar la polivictimización.
En cuanto al análisis de las propiedades psicométricas de la escala en el presente estudio, se utilizó el estimador robusto de mínimos cuadrados no ponderados (ULS) para analizar la Escala de Victimización entre Pares, considerando las restricciones de normalidad del instrumento. Se realizó un análisis factorial confirmatorio que abarcó y verificó las cinco dimensiones. Los índices de bondad de ajuste resultaron altamente satisfactorios, (CFI = .999; TLI = .999; RMSEA = .027), indicando un error de aproximación bastante bajo (.042). Las cargas factoriales oscilaron entre .69 y .96. En cuanto a la confiabilidad de cada factor, se obtuvieron los siguientes valores de Omega observados: ω= .84 para la victimización verbal, ω= .83 para la victimización cibernética, ω= .92 para la victimización física, ω= .84 para la victimización social y ω= .91 para la victimización sexual. La escala total presentó un coeficiente Omega observado de .96.
Por otra parte, el guion del grupo focal se construyó con foco en convivencia escolar, de modo que al tratar esta temática emergieran percepciones y/o experiencias vinculadas a la violencia escolar o algunas formas de victimización.
El primer paso fue extender la invitación a todos los liceos rurales de la región, y por conveniencia a algunos liceos urbanos ubicados en las tres provincias que la conforman, gestionando la autorización a través de los directivos (directores o encargados de convivencia escolar). Una vez respaldada la autorización mediante carta, se inició la aplicación vía Google Forms en el caso de establecimientos urbanos y mediante cuestionarios impresos para el caso de liceos rurales, evitando así las dificultades derivadas de la conectividad a Internet en estas zonas (se incluyó territorio insular). El mismo cuestionario incluyó en ambas modalidades de aplicación una carta de asentimiento informado dirigido a los estudiantes, que fue respaldada previamente por la firma de consentimiento informado dirigido a las familias. Solamente se aplicó el cuestionario a los estudiantes que contasen con esta autorización. Este documento respaldó los principios éticos de respeto por la persona humana y su autonomía, confidencialidad, anonimato, derecho a responder total o parcialmente el cuestionario, así como a retirar la participación. En cuanto a la recogida de datos cualitativos, cada grupo focal fue realizado durante un momento de la jornada escolar, previa autorización del personal docente.
Los datos fueron integrados, tratados y procesados en una matriz JASP, versión 0.13.1, transformando la información recogida en datos susceptibles de análisis e interpretación. Se analizaron estadísticos descriptivos y análisis de frecuencias, además de pruebas de comparaciones de medias.
Para el análisis de los grupos focales, se utilizó la técnica de análisis de contenido, de acuerdo con las orientaciones de Izcara (2014). Se llevó a cabo la codificación, mediante la extracción de fragmentos asociados a unidades temáticas, que fueron luego sistematizados y organizados en torno a las categorías más presentes en los datos y relevantes para el estudio. Para esto se empleó el programa de análisis de datos cualitativos Atlas ti. versión 7.5.4.
En cuanto a la distribución de experiencias de victimización, predomina el reporte de victimización verbal (50.1%) seguida de física (34.6%), social (22.7%) y en la misma frecuencia, cibernética y sexual (17%). Respecto a la experiencia de polivictimización, se encontró que un 39.9% de estudiantes reportaba dos o más formas de victimización (n=288). En particular, del total de la muestra, un 8.4% (n= 61) reportó sufrir todas las formas de victimización medidas. La tabla 1 resume las medias y desviaciones estándar para cada ítem de la escala.
Tabla 1.
Estadísticos descriptivos de la Escala de Victimización entre Pares
Ítems |
M |
DE |
ver01 – Un estudiante te insultó o dijo malas palabras de ti o… |
1.41 |
.67 |
ver02 – Un estudiante te humilló o hizo sentir mal. |
1.29 |
.58 |
ver03 – Un estudiante se burló de ti por tu color de piel, origen… |
1.25 |
.57 |
ver04 – Un estudiante de esta escuela amenazó que te haría |
1.24 |
.58 |
daño…
ver05 – Fuiste chantajeado(a) bajo amenazas por otro
1.13 .41
estudiante… ver06 – Un estudiante dijo malas cosas de ti a otros 1.49 .71
ver07 – Un estudiante te insultó o te humilló camino a la
1.13 .44
escuela… cib08 – Un estudiante publicó tu foto en internet o por celular… 1.14 .44 cib09 – Recibiste mensajes de insulto o burlas por internet o… 1.18 .50
cib10 – Recibiste amenazas de otro estudiante por Internet o
1.15 .45 por celular
fis11 – Faltaste a la escuela porque tenías miedo de que
1.13 .44
alguien… fis12 – Un estudiante te agarró o te empujó a propósito 1.27 .55
fis13 – Un estudiante que quería hacerte daño te pateó, te
1.13 .42
golpeó o… fis14 – Un estudiante te dio una fuerte golpiza. 1.11 .40
fis15 – Te metiste en una pelea, te hicieron daño y tuviste
1.11 .39
que… fis16 – Un estudiante te amenazó con un cuchillo o elemento… 1.12 .40 fis17 – Un estudiante te pateó o te golpeó para hacerte daño… 1.09 .36
fis18 – Un estudiante utilizó una piedra u objeto para hacerte
1.12 .40
daño…
soc19 – Estudiantes te robaron tus objetos personales o útiles
1.24 .51
escolares.
personales… |
1.11 |
.38 |
soc21 – Un estudiante trató de convencer a otros para perjudicarte/aislarte |
1.22 |
.53 |
soc20 – Estudiantes te destruyeron o rompieron tus cosas soc22 – Otros estudiantes no te invitaron a sus fiestas de
1.12 .42
cumpleaños u…
soc23 – Estudiantes te perjudicaron/aislaron y no querían
1.17 .47
hablar o… sex24 – Un/una estudiante trató de besarte cuando no querías. 1.18 .48
sex25 – Un/una estudiante fotografío o grabó partes de tu
1.10 .39
cuerpo… sex26 – Un/una estudiante te sacó o trató de sacarte la ropa… 1.10 .38
sex27 – Un/una estudiante te tocó o trató de tocarte de una
1.14 .44
manera…
sex28 – Un/una estudiante te envió imágenes sexuales por
1.09 .35
internet o…
Fuente: Elaboración propia
Al observar la dimensión de violencia verbal, los promedios más altos de respuesta corresponden a los indicadores “un estudiante dijo malas cosas de ti a otros” (x̄ = 1.49; DE= .71) y “un estudiante te insultó o dijo malas palabras de ti o tu familia” (x̄ = 1.41; DE= .67). Cabe agregar que son, a su vez, los indicadores más altos del instrumento.
Los reactivos para la dimensión de victimización cibernética mostraron una tendencia similar, en un intervalo x̄ = 1.14 – 1.18 (DE= .44 - .50). En la dimensión de victimización física, se observó el promedio más alto para “un estudiante te agarró o te empujó a propósito” (x̄ = 1.27; DE= .55), lo que sugiere un predominio de conductas de este tipo dentro del espacio escolar, mientras que el más bajo se registró en “un estudiante te pateó o te golpeó para hacerte daño camino a la escuela o en el transporte escolar, o en la micro” (x̄ = 1.09; DE= .36).
En cuanto a la victimización social o exclusión, el indicador más alto observado fue “un estudiante trató de convencer a otros para
perjudicarte/aislarte” (x̄ = 1.24; DE= .51), mientras que el más bajo fue “Estudiantes te destruyeron o rompieron tus cosas personales a propósito” (x̄ = 1.11; DE= .38). Finalmente, en cuanto a la dimensión de victimización sexual, se encontró el promedio más alto para el indicador “un/a estudiante trató de besarte cuando no querías” (x̄ = 1.18; DE= .48), mientras que el promedio más bajo correspondió al indicador “un/una estudiante te envió imágenes sexuales por internet o celular sin que tú quisieras” (x̄ = 1.09; DE= .35).
Para analizar las diferencias en las dimensiones de victimización según sexo, se utilizó la prueba t de Student para muestras independientes, incluyendo mujeres y hombres. De acuerdo con el estadístico de Levene, no se asumieron varianzas iguales (F=6.017;p≤.001).No se encontraron diferencias estadísticamente significativas t(721)= .0355;p=.723 entre estudiantes del sexo mujer (n=299;x̄ =32.86; DE= 8.1) y hombre (n= 424;x̄ =33.06; DE= 10.26) en los niveles generales de victimización entre pares.
También se empleó la prueba t de Student para muestras independientes, a fin de comparar los niveles de victimización entre pares por cada dimensión, encontrando solo diferencias estadísticamente significativas en violencia sexual (t(721)= 2.338; p= .020), siendo mayormente experimentada en hombres (n= 424; x̄ = 5.74; DE= 1.98) que en mujeres (n= 299; x̄ = 5.43; DE= 1.38).
Por otra parte, se encontraron diferencias estadísticamente significativas t(721)= -2.506; p= .012 entre estudiantes de liceos rurales (n= 321; x̄ = 5.42; DE= 1.45) y urbanos (n= 402; x̄ = 5.76; DE= 1.96) en los niveles de violencia sexual, no encontrando diferencias estadísticamente significativas en las demás dimensiones del instrumento respecto de estos grupos.
Cabe agregar que no se encontraron diferencias estadísticamente significativas entre estudiantes, según su identificación con alguna etnia, en ninguna de las dimensiones de victimización.
Para evaluar las diferencias en las dimensiones de victimización según el curso de los estudiantes se empleó asimismo la prueba ANOVA de un factor. No asumiendo la homogeneidad de varianzas (p ≤. 001), se encontraron diferencias estadísticamente significativas en las medidas globales de victimización (F(3,719)= 3.423, p = .017) entre los y las estudiantes de primero y tercero medio, exhibiéndose mayores niveles de violencia en los primeros años. Tanto para la violencia física (F(3,719)= 2.931, p = .033) como para la verbal (F(3,719)= 4.059, p = .007) se encontraron diferencias en la misma orientación. No se encontraron diferencias estadísticamente significativas en las demás dimensiones evaluadas según el curso (ver Tabla 2).
Tabla 2
ANOVA de un factor para violencia verbal y física según curso (descriptivos)
Dimensiones y grupos n x̄ DE IC 95%
|
|
|
|
|
Límite Límite inferio superio r r |
|
|
Primero medio |
226 |
9,3 1 |
3,20 |
8,84 |
9,79 |
|
Segundo medio |
208 |
8,7 4 |
2,58 |
8,35 |
9,13 |
Violencia verbal |
Tercero medio |
174 |
8,3 7 |
2,58 |
7,95 |
8,79 |
|
Cuarto medio |
115 |
9,0 9 |
3,01 |
8,52 |
9,67 |
|
Total |
723 |
8,8 8 |
2,87 |
8,65 |
9,11 |
|
Primero medio |
226 |
9,6 1 |
3,16 |
9,14 |
10,08 |
|
Segundo medio |
208 |
9,0 5 |
2,34 |
8,69 |
9,40 |
Violencia física |
Tercero medio |
174 |
8,7 6 |
2,29 |
8,39 |
9,13 |
|
Cuarto medio |
115 |
9,2 4 |
2,75 |
8,72 |
9,77 |
|
Total |
723 |
9,1 8 |
2,68 |
8,96 |
9,39 |
Fuente: Elaboración propia.
En la indagación cualitativa, algunos de los estudiantes participantes hicieron alusión a experiencias previas en liceos urbanos, emergiendo opiniones que sugieren que la calidad de las relaciones entre estudiantes y entre estudiantes y docentes es más favorable en el entorno rural. Esta percepción se asocia a varias razones, como la formación de menos cursos, que son también menos numerosos, así como la disponibilidad de espacios amplios y una conexión con entornos naturales. Además, se considera que los estudiantes que perturban la convivencia escolar son casos excepcionales en estos contextos. Un estudiante expresó:
Es que igual es porque son menos cursos, porque allá en la ciudad hay primero A y primero B –y siempre se tienen mala el A y el B–, en cambio aquí se conocen todos, aquí el liceo es tranquilo" (Liceo rural 1).
Esto sugiere que la menor cantidad de cursos en liceos rurales contribuye a un ambiente más armonioso donde los estudiantes se conocen mejor y hay menos conflictos.
Otro estudiante refirió: "Yo destaco el ambiente grato, al ser más natural es más agradable, a diferencia de estar en la ciudad con ruido todo el día. No es como otros liceos que son muy monótonos, se hace lo mismo todos los días, aquí se puede hacer diversidad de cosas... Cada día hacemos cosas diferentes" (Liceo rural 2). Aquí se subraya la sensación de un entorno escolar más enriquecedor y variado en el contexto rural en comparación con la monotonía percibida en los liceos urbanos.
Una estudiante que se trasladó desde una zona urbana hacia una zona rural, comentó: "Yo por lo menos no nací en la isla, me vine acá por un tema de trabajo de mis papás, y había visto la embarrá’ que estaba quedando afuera en los liceos, creo que a un profesor lo apuñalaron. Pensé que eso iba a llegar también acá más tarde" (Liceo rural 3). Esta observación sugiere que el estudiante percibe un entorno escolar más seguro y menos violento en el liceo rural en comparación con su experiencia previa y vicaria en la ciudad.
Un estudiante también compartió algunas formas de victimización social que presenció en liceos urbanos: "No fue aquí, fue en un colegio en Santiago. Allá era solamente religión católica y molestaban a los testigos de Jehová y evangélicos, pero acá no se ve eso" (Liceo rural 2). Este comentario destaca la ausencia de hostigamiento religioso en el liceo rural, en contraste con lo que el estudiante había experimentado en liceos urbanos.
De estos resultados, se tiene que las formas de victimización mencionadas por los participantes coinciden con los hallazgos generales del estudio, integrando también la victimización religiosa. Entre las medidas por el instrumento, se mencionan formas de victimización verbal y física, y se señala que la primera a menudo precede a la segunda: "Es que yo creo que todas las peleas físicas comienzan verbalmente. Amenazan y luego llegan al conflicto" (Liceo rural 2). Esta observación sugiere que la agresión verbal es un precursor común de la violencia física en el contexto escolar. La alusión a este tipo de victimización se encontró principalmente en experiencias de estudiantes de primer año medio, posiblemente debido a la falta de conocimiento previo entre ellos antes de la pandemia y durante el período de clases remotas. Además, algunas participantes comentaron que detrás de estos enfrentamientos subyace un conflicto interpersonal que no necesariamente se origina en el liceo, como conflictos vecinales o de relaciones de pareja, que se manifiestan dentro del entorno escolar: "Pero más que nada son las cosas personales, relaciones y cosas así. Igual algunas personas tienen conflictos por relaciones de pareja, porque le quitaron a una persona. Pero no es algo que se vea todos los días, no es algo que tú vayas a salir para afuera y vas a ver a alguien peleando. Generalmente son problemas personales que surgen afuera del liceo y cuando llegan aquí se encuentran y empiezan las amenazas y terminan encontrándose" (Liceo rural 3).
En términos generales, los estudiantes de los liceos rurales muestran una tendencia a percibir la victimización entre pares como un fenómeno que ocurre de manera aislada en el tiempo y el espacio escolar. Sin embargo, lo que resulta particularmente interesante es la presencia de una perspectiva que asocia significados de naturalización a la violencia física entre estudiantes, llegando incluso al punto de lamentar su ausencia en algunos contextos escolares. Estas percepciones ofrecen una visión reveladora de la dinámica social en estos liceos y plantean preguntas importantes sobre la normalización de la violencia en el entorno escolar.
En relación a la naturalización de la violencia física, algunos testimonios de los estudiantes arrojan luz sobre esta cuestión. Uno de los participantes comentó: "O sea, los chiquillos se pueden desordenar y se pueden poner territoriales con algunas cosas, pero no es algo que ocurra frecuentemente, no es algo terrible" (Liceo rural 3). Aquí, se destaca la percepción de que, aunque pueden surgir conflictos ocasionales, estos no se consideran eventos comunes ni particularmente graves. Esta actitud refleja una cierta tolerancia hacia la agresión física, lo que plantea interrogantes sobre cómo se abordan y se interpretan las conductas violentas en estos entornos.
Otro comentario llamativo proviene de otro estudiante, quien mencionó: "Con suerte hay peleas. Ojalá pelearan para tener un poco de emoción. Han peleado como tres veces y ni siquiera se han agarrado a combos (risas). Es que más encima pelean y se empujan no más, ni siquiera un combo. Pelean y pelean a abrazos" (Liceo rural 1). En esta declaración, se revela una perspectiva intrigante, donde la violencia física se considera como una fuente de emoción o entretenimiento en la vida escolar. La ausencia de peleas se percibe como algo monótono, y se añora cierta dosis de "emoción" que estas peleas podrían proporcionar. Este enfoque en la violencia como una especie de "espectáculo" arroja preguntas fundamentales sobre la percepción de la agresión física entre los estudiantes y su posible influencia en su comportamiento.
Además, se identificó un cambio en la dinámica de convivencia escolar relacionado con la duración de la jornada escolar y su impacto en el bienestar de los estudiantes. Algunos estudiantes mencionaron que, durante el período de jornada más extensa, que tuvo lugar en marzo, se experimentó un aumento en el estrés y la irritabilidad entre los estudiantes, lo que llevó a respuestas agresivas entre pares. Un participante expresó: "Cuando era más extensa la hora de clases ya era como que todos estresados en la tarde, estaban todos estresados y cualquiera se agarraba, se empujaban, se empezaban a pegar. Ahora, como ya es más corta la hora, es menos el estrés" (Liceo rural 1). Estos comentarios subrayan la importancia de la duración de la jornada escolar como factor influyente en el comportamiento de los estudiantes y la calidad de la convivencia escolar.
Finalmente, se identifica que el retorno a la presencialidad en dos de los liceos rurales se asoció con un aumento de los problemas de convivencia. Los estudiantes atribuyen esto a la duración de la jornada escolar, indicando que, cuando las clases eran más largas, experimentaban más estrés e irritabilidad, lo que generaba respuestas agresivas entre pares. Sin embargo, esta situación mejoró con la implementación de medidas de reducción de jornada en abril. Estos resultados subrayan la influencia de la estructura escolar en la dinámica de convivencia de los estudiantes.
CONCLUSIONES
Los resultados reportados en este artículo arrojan luz sobre varios aspectos importantes relacionados con la victimización entre pares en el contexto escolar secundario chileno. En primer lugar, es evidente que la victimización verbal y física prevalece como las formas más comunes de violencia experimentadas por los estudiantes, en consonancia con estudios previos, como el de Villalobos- Parada et al. (2016). Estas formas de agresión escolar parecen persistir en el tiempo, incluso en el contexto de la pandemia, lo que plantea interrogantes sobre la efectividad de las medidas tomadas para abordar este problema en las escuelas chilenas.
Es significativo destacar que aproximadamente cuatro de cada diez estudiantes informaron haber experimentado más de una forma de victimización. Esta revelación subraya la complejidad y la interconexión de las diversas dimensiones de la victimización entre pares, lo que refuerza la necesidad de abordar este problema de manera integral y multidimensional en el ámbito educativo.
En cuanto a las diferencias de género, se observó que los estudiantes hombres experimentaron más victimización sexual en comparación con las mujeres, lo que plantea inquietudes, especialmente a la luz de investigaciones recientes, como la de Guerra et al. (2022), que han destacado la estrecha relación entre la victimización sexual y los problemas de salud mental en los estudiantes. Los hallazgos también reflejan la importancia de los factores ambientales y relacionales en la experiencia de la victimización entre pares. Los estudiantes de liceos rurales expresaron que la disponibilidad de espacios amplios en entornos naturales y la calidad de las relaciones entre pares contribuyeron a una experiencia escolar más positiva. Estos resultados se alinean con investigaciones previas, como las de Steffgen et al. (2013), López et al. (2012) y Betts et al. (2017), que han destacado el papel crucial de los factores ambientales y del clima escolar en la reducción de la victimización.
Por último, es relevante observar que los aspectos reportados por los estudiantes de liceos en esta investigación guardan coherencia con los hallazgos de estudios anteriores, como el de Muñoz-Quezada et al. (2007). Los estudiantes aún señalan preocupaciones relacionadas con las jornadas escolares extensas y la presión académica, factores que pueden contribuir a la aparición de problemas de convivencia entre pares. Estos resultados sugieren que los aspectos pedagógicos y curriculares desempeñan un papel crucial en la comprensión de la victimización escolar y que es necesario abordar estos factores para mejorar el ambiente escolar.
En resumen, los resultados de esta investigación concuerdan en gran medida con la evidencia existente en el campo de la victimización entre pares en el nivel secundario. La prevalencia de la victimización verbal y física, las diferencias de género en la victimización sexual, la influencia de factores ambientales y relacionales, todos estos aspectos destacan la necesidad de abordar la victimización de manera integral y multifacética en los entornos escolares chilenos. Estos resultados también ofrecen una base sólida para futuras investigaciones y para la implementación de estrategias efectivas de prevención y apoyo a los estudiantes.
El estudio presenta ciertas limitaciones que es importante destacar. En primer lugar, la ausencia de aleatoriedad en la selección de los liceos y participantes podría haber introducido sesgos en los resultados. Sin embargo, el tamaño muestral permitió el uso de pruebas paramétricas robustas, lo que fortaleció la validez de los hallazgos en relación con los objetivos del estudio. Además, es necesario tener en cuenta que las escalas de autorreporte utilizadas en la investigación están sujetas a posibles respuestas influenciadas por deseabilidad social y distracción. Estos factores no se controlaron en el estudio y podrían haber afectado la precisión de las respuestas de los participantes.
Entre las fortalezas del estudio, se destaca el uso de un instrumento previamente validado en la población de estudio. Esto garantizó la calidad de los datos recopilados y la confiabilidad de las mediciones. Las propiedades psicométricas del instrumento, en términos de consistencia interna y validez de constructo, fueron satisfactorias, lo que respalda la solidez de los resultados. Además, la integración metodológica, aunque se limitó a una submuestra de estudiantes de liceos rurales, enriqueció las conclusiones obtenidas a partir del componente cuantitativo. Proporcionó una comprensión más completa del fenómeno al destacar aspectos contextuales y particularidades propias de estos liceos.
Es importante destacar que este estudio es uno de los primeros en proporcionar evidencia sobre la victimización entre pares en el contexto post- confinamiento a nivel de secundaria, especialmente en entornos escolares públicos. Estos hallazgos tienen el potencial de redirigir el enfoque de los programas y protocolos de acción en el ámbito de la convivencia escolar. Al identificar las formas de violencia más prevalentes y los factores que pueden influir en ellas, se puede trabajar de manera más efectiva para mejorar la seguridad y el bienestar de los estudiantes en estos contextos escolares.
El proyecto contó con el financiamiento de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (Chile), a través de la Beca Doctorado Nacional N°21191840 y de la Dirección de Gestión y Desarrollo de los Académicos de la Universidad del Desarrollo, a través de la Beca de Perfeccionamiento Docente 2019.
Ato, M., López-García, J. J. y Benavente, A. (2013). Un sistema de clasificación de los diseños de investigación en psicología. Anales de Psicología, 29(3),
1038-1059. http://dx.doi.org/10.6018/analesps.29.3.178511
Bello, C. (2022). Alza de bullying y agresión escolar: expertas apuntan a
"cultura" violenta pospandemia y estallido. Biobío.
https://www.imhay.org/2022/03/31/prensa-alza-de-bullying-y-agresion- escolar-expertas-apuntan-a-cultura-violenta-pospandemia-y-estallido/
Benbenishty, R. y Astor, R. A. (2005). School violence in context: Culture, neighborhood, family, school, and gender. Oxford University Press.
Betts, L., Houston, J., Steer, O. y Gardner, S. (2017). “Adolescents’ experiences of victimization: The role of attribution style and generalized trust”.
Journal of School Violence, 16(1), 25-48.
http://dx.doi.org/10.1080/15388220.2015.1100117
Carias Borjas, C. P. (2014). La violencia escolar entre iguales en el aula de clase: una perspectiva desde la educación en derechos humanos. Paradigma: Revista de Investigación Educativa, 20(32), 53–76. https://doi.org/10.5377/paradigma.v20i32.1415
Dávila, Y. (2022). Violencia escolar enciende alarma en Chile tras contingencia sanitaria. TV Azteca. https://www.tvazteca.com/aztecanoticias/violencia- escolar-alarma-chile-contingencia-sanitaria-ead
García, M. y Madriaza, P. (2007). Estudio cualitativo de los determinantes de la violencia escolar en Chile. Estudios de Psicología, 11(3). https://doi.org/10.1590/S1413-294X2006000300001
Guerra, C., Aguilera, G., Lippians, C., et al. (2022). Online sexual abuse and symptomatology in Chilean adolescents: The role of peer support.
Journal of Interpersonal Violence,37(7-8), 5805-5817.
http://dx.doi.org/10.1177/0886260520957685
Guerra, C., Vargas, J., Castro, L., Plaza, H. y Barrera, P. (2012). Percepción del clima escolar en estudiantes de enseñanza media de Valparaíso de colegios municipales, particulares subvencionados y particulares.
Estudios Pedagógicos, 38(2), 103-115.
https://dx.doi.org/10.4067/S0718-07052012000200007
Izcara, S. P. (2014). Manual de Investigación Cualitativa. Fontamara.
Kogan, A. (2022). Fracaso de la convivencia escolar en Chile. La Vanguardia.
https://www.lavanguardia.com/participacion/lectores- corresponsales/20220409/8186426/fracaso-convivencia-escolar- chile.html
Latorre Chávez, R., Robledo Vallejos, P. y Nieto Araos, N. (2019). Representaciones socioculturales de género en estudiantes secundarios/as y violencias de género en la escuela. Última década, 27(52), 3-24. https://dx.doi.org/10.4067/S0718-22362019000200003
Lester, S., Lawrence, C., y Ward, C. (2017). What do we know about preventing school violence? A systematic review of systematic reviews. Psychology, Health & Medicine, 22(1), 187-223.
http://dx.doi.org/10.1080/13548506.2017.1282616
López, V., Bilbao, M. Á. y Rodríguez, J. I. (2012). La sala de clases sí importa: incidencia del clima de aula sobre la percepción de intimidación y victimización entre escolares. Universitas Psychologica, 11(1), 91-101.
Lucas, B., Pulido, R., Martín, G.; Calderón, S. (2008). Violencia entre iguales en educación primaria: Un instrumento para su evaluación. Psicología Educativa, 14(1), 47-62.
Mercado, R. (2018). La implementación limitada y tardía de políticas públicas para combatir la violencia escolar en México. Sincronía, 22(73), 430-446. Moscoso-Flores, P.; Azócar, P. y Jert, A. (2022). Cartography of violences in municipal schools of Santiago, Chile. A situated case study. Culture and Education, 34(2), 325-
368.
http://dx.doi.org/10.1080/11356405.2022.2032983
Muñoz Quezada, M. T., Saavedra, E. & Villalta, M. (2007). Percepciones y significados sobre la convivencia y violencia escolar de estudiantes de cuarto medio de un liceo municipal de Chile. Revista de Pedagogía, 28(82), 197-224.
Neut, P. (2017). School violence in the chilean educational scenario. Critical analysis of the state of the art. Calidad en la Educación, 46, 222-247. https://dx.doi.org/10.4067/S0718-45652017000100222
Onwuegbuzie, A. y Collins, K. (2007). A Typology of Mixed Methods Sampling Designs in Social Science Research. TheQualitativeReport, 12(2), 281- 316.
Orozco, A. y Mercado, M. R. (2019). Impacto multifacético del ambiente familiar en situaciones de violencia escolar en hombres y mujeres. Psicología Escolar e Educacional, 23(2). http://dx.doi.org/10.1590/2175- 35392019012847
Ramos Zincke, C. y Valenzuela, F. (2022). International circulation and local assemblage in Chile of bullying as epistemic object. SAGE Open. http://dx.doi.org/10.1177/21582440221091241
Rodríguez Garcés, C., Suazo-Ruiz, C., Padilla Fuentes, G. y Espinosa Valenzuela, D. (2022). Polivictimización reportada por escolares chilenos: ¿Es la escuela un lugar donde sentirse a salvo? Innovaciones Educativas, 24(36), 163-181. https://doi.org/10.22458/ie.v24i36.3918
Rodríguez-Álvarez, J., Navarro, Ra. y Yubero, S. (2022). Bullying/Cyberbullying en quinto y sexto curso de educación primaria: Diferencias entre contextos rurales y urbanos. Psicología Educativa, 28(2), 117-126.
https://doi.org/10.5093/psed2021a18
Rodríguez, Y., Rodríguez, G. y Socarrás, D. (2020). Características de la violencia escolar en adolescentes del municipio Camagüey. EduSol, 20(71), 158-169.
Rojas, T. (2022). Violencia escolar: Los agitados primeros días del regreso a clases. En La Tercera https://www.latercera.com/paula/violencia-escolar- los-agitados-primeros-dias-del-regreso-a-clases/
Steffgen, G., Recchia, S. y Viechtbauer, W. (2013). The link between school climate and violence in school: A meta-analytic review. En Aggression and Violent Behavior, 18(2), 300-309.
http://dx.doi.org/10.1016/j.avb.2012.12.001
Suárez-García, Z., Álvarez-García, D. & Rodríguez, C. (2020). Predictores de ser víctima de acoso escolar en educación primaria: Una revisión sistemática.
Revista de Psicología y Educación, 15(1), 1-15.
https://doi.org/10.23923/rpye2020.01.182
Ttofi, M., Farrington, D. y Lösel, F. (2012). School bullying as a predictor of violence later in life: A systematic review and meta-analysis of prospective longitudinal studies. En Aggression and Violent Behavior, 17(5), 405-418. https://doi.org/10.1016/j.avb.2012.05.002
Varela, J., Muñoz, G., Reschly, A. y Melipillán, R. (2022). Bullying behavior and school bonding for predicting student engagement among Chilean adolescents. En Journal of School Violence, 21(3), 327-341.
http://dx.doi.org/10.1080/15388220.2022.2098501
Varela, J., Sánchez, P., Aguayo, F., González, C., Alfaro, J. y Tenzanos-Pinto,
P. (2022). Gender attitudes, school violence and well-being among
Chilean adolescents. En Current Psychology.
https://doi.org/10.1007/s12144-021-02637-z
Varela, J., Sirlopú, D., Melipillán, R. et al. (2019). Exploring the influence school climate on the relationship between school violence and adolescent subjective well-being. En Child Indicators Research, 12, 2095-2110. https://doi.org/10.1007/s12187-019-09631-9
Villalobos-Parada, B., Carrasco, C., Olavarría, D., Ortiz, S., López, V., Oyarzún, D., Ascorra, P., Ayala, Á., Bilbao, M. Á., Morales, M. y Álvarez, J. P. (2016). Victimización de pares y satisfacción con la vida: La influencia del apoyo de profesores y compañeros de la escuela. En Psykhe (Santiago), 25(2), 1-16. https://dx.doi.org/10.7764/psykhe.25.2.861
Zych, I., Ortega Ruiz, R. y Marín López, I. (2016). Ciberacoso: una revisión sistemática de la investigación, su prevalencia y problemas de evaluación en los estudios españoles. Revista de Psicología Educacional, 22(1), 5- 18. https://doi.org/10.1016/j.pse.2016.03.002