Reflexiones en torno a la
literatura infantil y juvenil en tiempos de COVID-19 (o la LIJ sale al rescate)
Reflections on children's
literature in times of COVID-19 (or the children’s books comes to the rescue)
Laura Codaro
Universidad
Nacional de La Plata, Argentina
Recibido: 19 de julio de 2021
Aprobado: 11 de septiembre de 2021
Publicado: 31 de diciembre de 2021
Cita sugerida: Cordero, L. (2022). Reflexiones
en torno a la literatura infantil y juvenil en tiempos de COVID-19 (o la LIJ
sale al rescate). Revista de la Escuela de Ciencias de la Educación, 1(17),
32-47.
RESUMEN
Este trabajo busca reflexionar sobre el papel de la
literatura infantil y juvenil (LIJ) en tiempos de COVID-19. Para ello, se
retoman algunas definiciones del género en cuestión y luego se exponen las
características, los usos y las funcionalidades de la LIJ durante el primer año
de esta pandemia, centrando la atención en lo que sucede en Argentina. A través
de la revisión de distintos materiales producidos y divulgados en diferentes
países de Latinoamérica y el análisis de un conjunto de materiales producidos
por la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia (SENAF) del
Ministerio de Desarrollo Social de la República Argentina, con el apoyo del
Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), se pretende mostrar
cómo la LIJ cobra un rol preponderante ante este fenómeno extraordinario y sus
consecuencias.
Palabras clave: LIJ
– COVID-19 – Infancia – Latinoamérica – Argentina.
ABSTRACT
This paper wants to
reflect on the role of children's literature in times of COVID-19. For this,
some definitions of this genre are retaken and then the characteristics, uses
and functionalities of the juvenile literature in the first year of this pandemic
are exposed, the most important for this article is what is happening in
Argentina. Through the review of different materials produced and disseminated
in different Latin American countries and the analysis of a set of materials
produced by the National Secretariat for Children, Adolescents and the Family
(SENAF) of the Ministry of Social Development of the Argentine Republic, with
the support from the United Nations Children's Fund (UNICEF), it wants to show
how the children’s literature takes an important place in this extraordinary
phenomenon and its consequences.
Keywords: Children’s literature – COVID-19 – Childhood – Latin
America – Argentine.
INTRODUCCIÓN
A lo largo de los años, desde su surgimiento hasta su
momento de mayor apogeo, su crecimiento y el conocido “boom”, distintos actores
entre los que es posible destacar a los docentes, los investigadores y el
mercado editorial han definido la literatura infantil y juvenil (LIJ) (también
conocida como literatura para niños) de distintas maneras. No obstante, la
pandemia provocada por la enfermedad causada por la COVID-19, que puso en jaque
y resignificó múltiples prácticas educativas y culturales, mostró que la
literatura infantil y juvenil adquirió diversos usos y funcionalidades
respondiendo a este contexto tan inusual como excepcional para todos.
Este
trabajo se propone analizar y reflexionar sobre el papel de la literatura
infantil y juvenil (LIJ) en tiempos de COVID-19. Se pretende demostrar que la
LIJ cobra un rol relevante ante las consecuencias de la emergencia sanitaria,
que puede notarse en las prácticas educativas, en las propuestas de múltiples
instituciones, en los materiales expuestos en las redes sociales, entre otros
espacios y herramientas. Para ello, en un primer momento se recuperan las
principales definiciones del género en cuestión, que permitan historizar y
situar estos textos en el campo literario y así, mirar la producción
contemporánea. En un segundo momento, se exponen las características, los usos
y las funcionalidades de la LIJ durante los primeros tiempos de la pandemia causada
por el nuevo virus, es decir, el año 2020, a modo ilustrativo se toman ejemplos
de distintas partes de Latinoamérica. Por último, para atender a lo que se
viene desarrollando en Argentina, se revisa un conjunto de materiales
producidos por el gobierno nacional sobre la infancia y la juventud, publicado
en mayo de 2020. De este modo, se busca arribar a conclusiones que permitan
reflexionar sobre la LIJ en este nuevo escenario y que ayuden a repensar lo que
sucede en torno a la literatura para chicos en el resto de América Latina y en
otros países durante esta pandemia.
DESARROLLO
Acerca
de la literatura infantil y juvenil en tiempos de COVID-19
Considero necesario
revisar algunas de las definiciones en torno a la literatura infantil y juvenil
que se encuentran en distintos trabajos relevantes sobre el tema, para
determinar cuáles son las características y las particularidades del género. En
primer lugar, en uno de los manuales más reconocidos sobre el tema, La literatura para niños y jóvenes de
Marc Soriano (1995), que funciona como una guía muy completa para conocer
diversas cuestiones ligadas a estos textos, se parte de la certeza de que la
literatura infantil se remonta a los tiempos antiguos y a la tradición oral.
Luego pasó a la escritura y adquirió fines pedagógicos, así, hacia fines de
siglo XIX se habla de la Edad de oro de este tipo de literatura. El siglo XX,
con las grandes guerras y las dictaduras en Latinoamérica, produjo diferentes
cambios en la producción, publicación y difusión de estos libros. Hacia los
años noventa, los países tienen su propio mercado definido en materia de
literatura infantil y juvenil, hay distintos autores reconocidos en este campo
específico, desde la Academia se desarrollan múltiples investigaciones y
espacios de formación ligados a la LIJ, se consolida un vasto público
apasionado por estos materiales, fin, en el nuevo milenio, nadie ignora la
existencia de este género en constante crecimiento.
Del mismo modo que el campo literario de la LIJ crece
constantemente, es posible notar un auge significativo de la crítica literaria
consagrada a estos textos desde la que también se intenta
definir y reflexionar en torno a estos materiales. En este sentido, es
imperante mencionar los grandes aportes de María Adelia Díaz Rönner con su
trabajo Cara y cruz de la literatura
infantil, publicado por primera vez en 1988 y reeditado en 2001. Allí ella
sostiene que la LIJ debe ser abordada como y desde la literatura, para observar
sus elementos y analizar el proceso de escritura. Además, marca una serie de intrusiones en el tratamiento de la LIJ
que tienen que ver con el tono moralizante, los fines pedagógicos y la
esquematización evolutiva, es decir, explica que distintas disciplinas como la
psicología, la didáctica y la ética generan perturbaciones al momento de
abordar y analizar los textos para niños. Estos “intrusos” que provocan
distracciones del objetivo y la especificidad de este tipo de literatura,
desvirtúan la esencia misma de la LIJ. En consecuencia, ésta frecuentemente
termina al servicio de las Ciencias Sociales y de las Ciencias de la Educación,
que se acercan a la infancia y a los libros con fines utilitaristas. Su planteo
tuvo tal incidencia que, en el año 2000, Díaz Rönner se incorpora a uno de los
volúmenes de la Historia crítica de la
Literatura argentina con un artículo donde menciona al adulto – y a su voz
“mayor” – también como intrusos. En ese trabajo propone cierto juego de
palabras y conceptos entre “menor” y “mayor”, para señalar que hay cierta
desvalorización de los textos para chicos. En resumen, sus tempranas lecturas y
sus postulados generaron un gran impacto en el campo de estudio de la
literatura para niños y aún hoy resultan significativos.
En segundo lugar, se encuentran artículos que estudian el fenómeno a nivel
local, como el libro Literatura infantil
argentina. Infancia, política y mercado en la constitución de un género masivo
donde Marcela Arpes y Nora Ricaud (2008) hacen referencia a la literatura
infantil argentina como un género de masas y entienden que estos textos son un
recorte dentro de la literatura que están destinados específicamente a niños y
niñas, es decir, hay un autor que piensa y se dirige a un público infantil,
así, realiza un pacto de lectura apelando a diferentes estrategias. El libro
hace un recorrido por la historia de la LIJ en Argentina y destaca distintos
rasgos que tienen que ver con los temas abordados, los personajes, los
paratextos, los géneros y otros tantos elementos. Asimismo, los propios autores
de obras para chicos se ocupan de reflexionar sobre la LIJ, como Graciela
Montes (2001), quien en El corral de la
infancia habla del surgimiento de este tipo de literatura, de las
decisiones del mercado y del mundo editorial y de los verdaderos protagonistas,
receptores de estos textos: los niños. Hay otros materiales que reflexionan
desde las prácticas de escritura, se trata de docentes e investigadores del
área de la didáctica y la enseñanza de la lengua y la literatura que indagan la
producción, el uso y la recepción de la LIJ y emprenden una puesta en valor de
estos textos. Es posible recuperar algunas de las ideas de Maite Alvarado, por
ejemplo, compiladas en Escritura e
invención en la escuela (2013),
un libro donde presenta a la literatura para chicos como “el patito feo de la
literatura” y subraya que, a diferencia de la literatura latinoamericana o la
literatura argentina, aquí el concepto no parte del origen. Por último, cabe nombrar a los distintos
docentes que desde la Academia y por fuera de ella, en los últimos años se han
interesado apasionadamente por estos temas en particular, han organizado
jornadas, capacitaciones, cursos y diversos eventos que contribuyeron
indudablemente a que la literatura para niños y niñas ocupe un lugar
privilegiado en muchos programas escolares, en bibliotecas y librerías. Tal es
el caso de Mila Cañón (2019), quien tiene un interesante recorrido ya que sus
primeras inquietudes surgen de su formación inicial como maestra de grado,
experiencia que la lleva a formular iniciales preguntas en torno a la
constitución de este campo literario, el canon, las selecciones y las prácticas
de lectura de la literatura para chicos. Cañón (2019), siguiendo lo propuesto
por Chambers, otorga importancia a la “conversación literaria” en la cual una
comunidad de lectores realiza descubrimientos valiosos en torno a la lectura de
textos literarios ya que constató la importancia de aspectos subjetivos en el
proceso de escucha-interpretación grupal, co-autoral en los niños.
En esta instancia y luego de este somero recorrido vale la
pena preguntarse cómo se puede definir aquí este gran conjunto de textos.
Indudablemente, no resultan esenciales las denominaciones (hablar de literatura
para niños y niñas, literatura para chicos y jóvenes o literatura infantil no
cambiaría notablemente los corpus a los que hacen referencia), pero sí parece
importante considerar que son obras literarias que si bien pueden haber sido
escritas para un lector que es un niño, los adultos frecuentemente se vinculan
con ellas de distintas maneras, como madres/padres y docentes mediadores en la
lectura, como investigadores que las abordan como objeto de estudio, como
lectores que las eligen por placer, etc. En consecuencia, es posible observar
que no debería limitarse ni restringirse la inimaginable recepción de estos
textos ni los actores que se vinculan cotidianamente con ellos. Puede pensarse
que, en realidad, lo temático define y atraviesa el género, así, parecen fácilmente
identificables los personajes, los mundos, los ambientes, las situaciones y los
desenlaces de los cuentos para niños. No obstante, también estas
características y estos elementos van mutando y se van reinventando, la LIJ
rompe sus propios límites en busca de otros horizontes que hacen que se deban
revisar antiguas historias, nuevos espacios de circulación, otros autores, etc.
Como aquí se propone revisar, la literatura para niños y
varios aspectos que la envuelven se fueron resignificando durante esta pandemia
en curso, provocada por el nuevo virus que causa la enfermedad del coronavirus.
Indudablemente, la primera consecuencia evidente es la irrupción casi total de
la virtualidad en la vida cotidiana que condujo a que los textos literarios
lleguen fundamentalmente a través de las pantallas: computadoras, teléfonos
celulares, tablets y televisores han sido los nuevos y habituales contenedores
y transmisores de los relatos leídos, ilustrados o acompañados de materiales
audiovisuales, de la transcripción del texto o de la fotografía del libro. Así,
la literatura para niños llega en estos tiempos a los hogares por iniciativa de
la escuela y de otras instituciones que brindan talleres y actividades de
formación y esparcimiento y por propios intereses e inquietudes familiares.
Ahora bien, podría afirmarse que la literatura infantil y juvenil cobra una
relevancia mayor y ocupa un lugar privilegiado entre las propuestas escolares y
familiares ya que se transforma en una de las principales herramientas para explicar
a los niños este fenómeno sanitario y sus consecuencias, a la vez que sirve
como estrategia para generar momentos de placer y entretenimiento en este
escenario conflictivo y traumático. La LIJ, entonces, llega a los hogares para
quedarse, se presenta casi como un comodín utilizado por niños, adolescentes y
adultos en diversas situaciones cotidianas de esta nueva normalidad. No
obstante, probablemente con el afán de explicar y hablar del nuevo fenómeno
sanitario, también ingresan otros materiales diversos que son presentados como
literatura y, además, aparecen distintas intrusiones
en el abordaje de estas ficciones para niños. En esta instancia vale la pena
mencionar algunos aspectos del tratamiento de la literatura infantil en estos
tiempos. En primer lugar, las características de algunos textos que emergieron
en este tiempo se ligan, en mayor o menor medida, a aquella literatura que
perseguía fines pedagógicos, puesto que estos nuevos relatos buscan explicar
qué es el virus, de qué trata esta enfermedad, cuáles son las consecuencias y
cómo se debe actuar para evitar el contagio y la propagación. En otros términos, se forjan cuentos y
materiales pedagógicos presentados como literatura, que podrían pensarse como
estrategia para que los chicos puedan entender el fenómeno sanitario. Es
posible encontrar decenas de relatos de distintos autores de todo el mundo
(algunos son escritores reconocidos, otros son docentes de diversas
instituciones u otros profesionales como psicólogos, puede haber equipos
enteros detrás de la producción) que circulan en la web, tal es el caso de El
escudo protector contra el rey virus de Guadalupe del Canto, Rosa contra el virus del Colegio
Oficial de la Psicología de Madrid, Misión: quedarse en casa de Dalmus, Alicia
y el coronavirus de Salvador Macip y Emilio Urberuaga, Coronavirus no es
un príncipe (ni una princesa) de María Coco Hernando y Sara Ramírez, entre
otros. En estos cuentos suele haber un protagonista, que puede ser un niño o
una niña que se enfrenta a una situación atípica y extraña como es la llegada
de un virus y debe aprender a convivir con él o bien luchar e intentar
combatirlo. En otros textos, el protagonista es el virus que aparece en forma
de rey malvado, monstruo u otro personaje con malas intenciones, hay niños o
familias enteras que son los encargados de combatirlo, a veces incluso los
lectores deben llevar a cabo esta misión.
En segundo lugar, otros relatos parecen ser pensados para acompañar y
contener a los niños, así, emerge más bien una intención terapéutica ante una
posible situación traumática. En consecuencia, la LIJ se constituye como
elemento para abordar delicada y atentamente un tema que puede acarrear
problemas psicológicos, se toca el miedo, la angustia, el desgano, la
decepción, el enojo, entre otras emociones y sentimientos. Un ejemplo claro de
esto puede ser la propuesta de UNICEF Ecuador, que presenta algunas
explicaciones sobre cómo abordar la cuestión y luego un corpus de cuentos que
son adaptaciones de la serie Cuentos que
traen calma, producida frente al terremoto ocurrido en abril de 2016 en
Ecuador. Moni se queda en casa, El canto de la Luna y El
Monito Feliz son algunos de los títulos de estas historias que hablan del
miedo, de las nuevas situaciones que enfrentan los chicos, etc. Del mismo modo,
Los días en que todo se detuvo de Jordi Iñesta trabaja el impacto y la
adaptación ante la nueva cotidianidad producida por el confinamiento o
cuarentena, también es un relato basado en otro texto titulado El día en que
todo se movió, diseñado en 2019 para abordar el terremoto de 2017 en
México.
En tercer lugar, cabe señalar la producción y sobre todo la difusión de
textos literarios para chicos que buscan ser un insumo para entretener a los
niños que deben quedarse en casa. Así, por un lado, surgen nuevos relatos sobre
todo en formato digital -dado que las publicaciones impresas sufrieron algunas
dificultades y demoras en muchos países-, son historias que no se vinculan
particularmente con la pandemia, sino que abordan otros temas, pero llegan
oportunamente en estos tiempos en los que la lectura de textos literarios se
hace más presente en los hogares. Se trata de materiales producidos por
escritores reconocidos, pero también por autores amateurs, personas que se
están iniciando en la escritura, otros profesionales (psicólogos,
psicopedagogos, docentes, etc.) que incursionan en la ficción, padres y abuelos
que narran, hay un conjunto heterogéneo de materiales que van apareciendo con
más frecuencia. Por otro lado, se observa una mayor difusión y divulgación de
textos ya editados, ya conocidos, que representa una invitación especial a
acercarse a la literatura infantil, a la lectura de ciertos cuentos. Para
ilustrar esto podrían mencionarse distintos ejemplos, uno harto interesante es
la colección de UNICEF Argentina de noviembre de 2019 llamada Cuentos que
cuidan, que contiene relatos de escritores e ilustradores de reconocida
trayectoria: Silvia Schujer, Pablo Bernasconi, Graciela Repún y Paula Bombara.
Si bien se trata de una propuesta lanzada antes del arribo del virus a
Argentina, que aborda el derecho a la educación, la inclusión, la equidad, la
salud y la protección a través de historias pensadas para la primera infancia,
cobra una gran relevancia y cuenta con una amplísima difusión en 2020 para
fomentar el diálogo familiar sobre estos temas y así concientizar a los chicos
y sobre todo a los adultos sobre los derechos del niño. Esta decisión puede
justificarse, en parte, por las diversas situaciones que atraviesan los niños
en sus hogares que se ven potenciadas por el confinamiento, como los conflictos
familiares y el abuso infantil, puesto que ciertamente son materiales que
entretienen y divierten, pero sobre todo que educan y apelan a la toma de conciencia.
Estas ficciones y otras obras de estos autores son representativas del campo
literario para niños en Argentina, son los textos que muchos docentes, padres,
chicos y adolescentes eligen para acercarse a la literatura.
Un cuarto aspecto a destacar tiene que ver con la difusión de estos
relatos, materiales y propuestas por las redes sociales y por los numerosos
canales virtuales que se usan cada vez más en estos tiempos. Si bien la
circulación de la literatura y de los textos para niños en particular no es un
fenómeno novedoso, las restricciones impuestas en distintos países llevaron a
que las redes sociales y los portales digitales contengan más obras literarias.
En lo que concierne a la LIJ, es posible notar que en estos espacios no sólo
hay más relatos completos o fragmentados, sino que otras formas cobran mayor
popularidad: los textos leídos en formato de audio, las producciones
audiovisuales que buscan darle imágenes a alguna historia, los videos donde
alguien (generalmente un adulto) lee un libro y va mostrándolo, etc. Esto
acercó la literatura infantil a un gran número de lectores, entró a los hogares
no sólo a través de las propuestas docentes sino de los padres e incluso de los
propios niños y adolescentes, todos ellos usuarios de las nuevas tecnologías y
de las redes sociales específicamente.
Para seguir revisando el papel de la LIJ en estos tiempos
pandémicos y tomar un ejemplo concreto de este fenómeno en Argentina, en esta
instancia se propone analizar cómo se presenta la literatura para chicos en un
conjunto de materiales producidos por la Secretaría Nacional de Niñez,
Adolescencia y Familia (SENAF) del Ministerio de Desarrollo Social de la
República Argentina, con el apoyo del Fondo de las Naciones Unidas para la
Infancia (UNICEF). Se trata de unas guías publicadas en mayo de 2020 en la
página oficial del gobierno, bajo el título Guías de recomendaciones:
actividades, recursos y cuidados para niñas, niños y adolescentes. Como
allí se explica, los hipervínculos que conectan generalmente con archivos en
pdf, pueden dividirse en dos grandes partes según su contenido: en primer
lugar, las guías que presentan recomendaciones y propuestas para niños y
adolescentes, divididas en tres partes atendiendo a los distintos momentos del
desarrollo (Jugar en casa. Guía de
recomendaciones, juegos y actividades para la primera infancia 1 y Jugar en casa. Guía de recomendaciones,
juegos y actividades para la primera infancia 2 se ocupan de la primera
infancia (hasta 4 años); Crear, aprender
y divertirse en casa. Guía de recomendaciones y actividades para chicas y
chicos atiende a niños de hasta 12 años; Entrá y divertite. Guía de recomendaciones y recursos para adolescentes
está destinada a adolescentes); en segundo lugar, hay guías que contienen
medidas de cuidado y prevención para chicos sin cuidados parentales y para
aquellos que están en institutos penales juveniles. Para ver el uso que se hace
de la literatura para chicos y chicas resulta adecuado revisar los documentos
del primer grupo, todos ellos poseen propuestas que buscan entretener y educar,
pero sobre todo acompañar a los niños y sus familias en este tiempo tan
particular. Por eso, poseen una introducción y un conjunto de explicaciones y
sugerencias adecuadas al público al que se dirige cada una. En los cuatro casos
se presentan un conjunto variado de materiales que dialogan, en algún punto,
con las propuestas curriculares: canciones, textos literarios, juegos, recetas
de cocina, películas y otros documentos audiovisuales, entre otros. Para comenzar,
la primera guía destinada a la primera infancia, Jugar en casa 1, presenta inicialmente cinco canciones de
diferentes cantautores reconocidos, acompañadas por un video, y luego dos
cuentos: Misión: quedarse en casa de Dalmus y Miedo de Graciela
Cabal. El primer texto fue diseñado especialmente para trabajar en torno al
coronavirus, la página sugiere visitar la página web donde se encuentra el
relato en distintos idiomas: se trata de una producción mayoritariamente en
blanco y negro que explica cómo actúa el virus y luego invita al lector a
completar unas actividades, la última concluye cuando haya pasado el
confinamiento. Ciertamente es un texto pensado para niños en el que el planeta
toma la primera persona del singular y le habla a un “tú”, que es un niño que
representa a todos los niños del mundo, pero puede afirmarse que también
involucra a los adultos, ya que es una propuesta para que alguien presente al
niño, de hecho, al final se dirige directamente a los “papás, mamás y tutores”.
El segundo texto, en cambio, es un relato de una escritora argentina publicado
en 1997 que propone pensar el tema de los miedos, ya no centrándose en una
enfermedad. La obra presenta una estructura bastante tradicional: se inicia con
“había una vez” y presenta a “un chico” que le tiene miedo a diferentes cosas y
situaciones, hacia el final logra resolverse el problema dado que no tiene más
miedo, “tiene perro”, como se lee. La
propuesta es verlo y escucharlo a través de un video del canal Pakapaka. Ahora
bien, como se atendió en la descripción expuesta líneas atrás, aquí aparecen
dos cuentos infantiles distintos por varios aspectos (el contexto de
producción, el diseño, la trama, las ilustraciones, etc.) pero que son
utilizados para abordar el tema de la COVID-19 y sus consecuencias con los
niños pequeños. En consecuencia, emerge nuevamente el tratamiento utilitarista
de la LIJ, que sirve para explicar y educar. Después de estos dos cuentos, se
invita a visitar el canal infantil donde hay otros elementos útiles y se
sugiere ver puntualmente dos series de videos: Cuentos de había una vez
y Música para imaginar. A continuación, hay cinco juegos desarrollados
para poner en práctica dentro del hogar y finalmente algunas recomendaciones a
modo de cierre. Por su parte, la segunda guía ya más extensa, se inaugura con
tres recetas de cocina, continúa con siete propuestas lúdicas diversas y luego
llegan las canciones y los cuentos. Esta vez hay cuatro recursos literarios
diferentes, aunque ninguno de ellos es producido específicamente para tratar la
pandemia sino que, en su conjunto, parecen querer ofrecer un abanico de obras
literarias que contenga cierta pluralidad de relatos: Minianimalitos
cuenta historias de animales y hay también cuentos clásicos; Te quiero (casi
siempre) de Anna Llenas es leído por Elena Santa Cruz, una docente que
trabaja también en una hospital; Abel regala soles de Istvansch invita a
dibujar en casa; El fruto azul presenta una leyenda tehuelche. Es
importante destacar que en todos los casos son los materiales audiovisuales los
que presentan las obras literarias. Como puede observarse, aquí la LIJ ya no
busca explicar el coronavirus sino reflexionar y fomentar la imaginación (como
en las propuestas dos y tres) y fundamentalmente empezar a brindar
conocimientos ligados al campo literario (el autor, los cuentos tradicionales y
las leyendas son probablemente los conceptos más resonantes). A continuación, hay cuatro canciones y
luego indicaciones para higienizar y cuidar los juguetes.
Por su parte, la tercera guía titulada Crear, aprender y divertirse en casa. Guía de recomendaciones y
actividades para chicas y chicos se abre con algunas explicaciones sobre el
coronavirus. Entre los recursos utilizados para esta tarea se encuentran dos
videos de Pakapaka (De Zamba y Niña), una canción y el texto ya mencionado El
escudo protector contra el coronavirus de Guadalupe del Canto. Luego hay nueve apartados que incluyen el
canto, los juegos, las recetas de cocina y otras propuestas que buscan fomentar
la creatividad. Es importante señalar que la literatura para niños ocupa el
primer lugar, aunque aquí se hace una presentación que se acerca más a una
especie de programa de obras literarias sugeridas que se encuentran en la web,
que a una propuesta o guía de lectura. En efecto, hay dos páginas de Internet
que funcionan como repositorios recomendados, el Plan Nacional de Lectura y la
Biblioteca Nacional del Maestro, y de allí se compendian colecciones y obras de
autores reconocidos, como Gustavo Roldán, Elsa Bornemann y Adela Basch. No
obstante, éste no parece ser el principal criterio de selección dado que, en
realidad, la lista recorre distintos géneros y subgéneros literarios, comienza
por la poesía, continúa por las historietas, sigue con algunos cuentos y se
detiene también en los mitos y relatos tradicionales. Al mismo tiempo, se
pondera cierta clasificación de los materiales según la edad, para orientar a
los adultos que deban invitar a la lectura o la escucha de estas historias.
Finalmente, aparece algo sumamente interesante que responde al motor de esta
guía: se presentan ideas para que los chicos inventen historias, no son consignas,
sino que se espera que la persona adulta las adapte y las formule. En
consecuencia, aquí la literatura para niños emerge como la primera herramienta
para crear (un relato), aprender (los géneros y subgéneros literarios) y
divertirse a través de textos ficcionales reconocidos y consagrados. Por último, cabe aclarar que toda la
guía se presenta como un conjunto de recursos que sirven de orientación para
los adultos y no como actividades ya diseñadas para ser llevadas a cabo por los
chicos.
La cuarta guía titulada Entrá
y divertite. Guía de recomendaciones y recursos para adolescentes ya está
destinada directamente a los verdaderos lectores del documento que son los
adolescentes, es decir, no supone mediaciones. Desde el título y a lo largo de
todo el archivo se construye una segunda persona del singular al que se le
proponen lecturas, actividades, sitios de internet y otros elementos, usando un
tono familiar y cercano, amigable y a veces coloquial. Asimismo, se acentúa el
formato de la guía anterior, por lo cual, no hay consignas totalmente cerradas
sino sugerencias y recursos disponibles para ser consultados y revisados. En
este caso en particular, hay dos apartados dedicados a la literatura, el
tercero y el cuarto, denominados Inspiraciones para leer y escribir y Hacer
historietas y mandar mensajes respectivamente. Puede pensarse que también
hay un corpus variado de textos: cuentos, novelas, revistas, reseñas,
historietas y cómics, diarios o narraciones del “yo” aparecen mencionados en
esta guía. En la tercera sección aparecen autores clásicos, infaltables en el
canon literario escolar de las materias del área de cualquier diseño curricular
para la escuela secundaria en Argentina, como Julio Cortázar, George Orwell,
Oliverio Girondo y Elsa Bornemann. En cambio, la cuarta sección invita a
conocer qué son las historietas y los cómics y a diseñar uno. Quizás el rasgo
más distintivo de esta guía, que caracteriza la parte de literatura, pero
recorre el resto de los apartados, es el uso de la tecnología, no por los
hipervínculos que conducen a otros materiales y el uso de videos, como en las
guías anteriores, sino que aquí la propuesta plantea el acercamiento a otras
propuestas que ligan estrechamente la literatura a las nuevas tecnologías. Esto
puede representar un abordaje novedoso, aunque, en realidad, se adapta a las
dinámicas e intereses de muchos adolescentes. De este modo, al hablar de los
“Booktubers Argentines” y presentar tres “rincones poéticos” para leer,
escuchar y crear, “Susurro y Altavoz”, “Girondo dice” y “Primal”, se intenta
cautivar a un lector joven que, sin dudas, tiene múltiples inquietudes, pero
seguramente esté muy familiarizado con las nuevas tecnologías. No obstante, más
allá de la originalidad de esta propuesta, es necesario señalar que hay escasos
títulos y autores de la literatura para niños y niñas (probablemente Mil
grullas de Elsa Bornemann sea el único), tampoco se encuentran textos
contemporáneos, por el contrario, en su mayoría se trata de obras tradicionales
del canon literario escolar. Por
último, la guía continúa con propuestas de música, películas y otros materiales
que, de igual manera, parecen dialogar con las propuestas curriculares.
Ahora bien, tratando de analizar en conjunto estas guías
realizadas tempranamente por la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y
Familia (SENAF) del Ministerio de Desarrollo Social de la República Argentina,
puede afirmarse que la literatura ocupa un lugar privilegiado al momento de
pensar materiales para entretener y educar a los chicos. Más aún, la mayoría de
los títulos y autores escogidos pertenecen a la LIJ. De este modo, el lector,
que será el adulto mediador en las tres primeras guías y el adolescente en el
último caso, se encuentra rápida y fácilmente con un abordaje interesante y novedoso
de obras literarias conocidas, que se entrecruzan con otros lenguajes
artísticos, otros recursos y herramientas digitales. En efecto, la literatura
se configura como un elemento imprescindible para hablar de la pandemia con los
niños, pero también para entretenerse y divertirse durante el confinamiento, a
la vez que no deja de enmarcarse en propuestas que buscan abordar conceptos y
conocimientos del campo literario. En este sentido, cabe señalar la vinculación
entre la LIJ y los diseños curriculares, que son los documentos oficiales
confeccionados por el gobierno para que los docentes y los equipos de gestión
trabajen en las diferentes asignaturas de la escuela. Si bien esto se observa
pronunciadamente en la última guía donde los autores y las obras literarias
coinciden con los expuestos en el canon literario escolar, también puede
notarse que la mayoría de los temas, las actividades, los abordajes y las
lecturas de todos los documentos parecen estar bajo la sombra de conocidas
prácticas escolares. Así, se trabaja en torno a los cuentos tradicionales, las
leyendas, las historietas más populares, se escuchan relatos leídos por
docentes o se invita a cambiar el desenlace de una historia. Indudablemente, el hecho de presentar
propuestas similares a las que los chicos suelen desarrollar en la escuela
facilita la tarea de los adultos que funcionan como mediadores (generalmente
las madres o los padres), y sitúa a los alumnos en situaciones en algún punto
familiares para ellos. Estos pueden ser, entonces, aspectos que beneficien la
recepción de los materiales en los hogares.
Otro punto de las guías para señalar es que, en su conjunto,
muestran cierta continuidad y progresión no sólo en los temas abordados sino en
el desarrollo de las propuestas: mientras que, en las primeras, la LIJ parece
ser el vehículo para explicar la pandemia, esto poco a poco va cambiando y se
transforma en un recurso para entretener y enseñar. En los más pequeños, los
adultos serán quienes lean y presenten los materiales, pero luego se intenta
generar cierta autonomía, en primer lugar, en los padres o mediadores que
pueden adaptar, elegir o formular las actividades y en segundo lugar, en los
chicos y adolescentes que ya emprenden solos las lecturas.
Luego de describir cómo se configura la literatura para
niños y adolescentes durante la pandemia en curso, se retoman las definiciones
expuestas inicialmente para ver las posibles continuidades y rupturas que se
conciben, cómo puede situarse el uso de la LIJ en este contexto de emergencia. Por
un lado, cabe destacar que, en este caso y de distintas maneras, la pandemia
aparta la idea de la LIJ como un género “menor”, como exponía Díaz Ronner,
puesto que la gran mayoría de las propuestas de los distintos gobiernos, de los
organismos reconocidos e incluso de otras instituciones menores escogen los
textos literarios para hablarles a los niños del coronavirus y para desarrollar
diversas actividades. Aparecen algunas cuestiones que marcaba la autora, por un
lado, la desvalorización o cierta tergiversación de la LIJ que conduce a
presentar algunos materiales como literatura, cuando en realidad se acercan más
a la herramienta pedagógica. No obstante, más allá de las posibles tensiones
entre lo que se considera (o no) literatura, habría un claro uso con fines
pedagógicos, Misión: quedarse en casa de Dalmus y El escudo protector
contra el rey virus de Guadalupe del Canto son los cuentos escogidos por
las guías analizadas, pero hay otros textos literarios utilizados por otras
instituciones. De este modo, aparecen estas intrusiones
de la Psicología y la Pedagogía que producen un efecto nocivo en este campo de
estudio. En la misma línea, se encuentra la esquematización evolutiva, este
fenómeno es bien claro en las guías donde se dividen las obras literarias según
la edad. Esto se acentúa más aún en los textos literarios infantiles sobre la
pandemia, que suelen reservarse para hablar del coronavirus con los más
pequeños, mientras que los adolescentes reciben explicaciones a través de
textos expositivos: ¿acaso la lectura de esas obras literarias es exclusiva de
la primera infancia?, ¿por qué no pueden invertirse o combinarse los
materiales? Por otro lado, volviendo a los planteos de Arpes y Ricaud, también
a los de Montes, ya mencionados, emergen las representaciones de la LIJ como un
género de masas y las demandas editoriales. Como puede observarse, iniciada la
pandemia se produjo un amplio abanico de materiales culturales, artísticos y
educativos, más puntualmente, aparecieron relatos sobre el virus, algunos completamente
nuevos y otros frutos de adaptaciones (como los casos nombrados de Ecuador y
México), que lograron publicarse generalmente de forma digital o simplemente
empezaron a circular en los portales y las redes. Asimismo, se difundieron
otros títulos y otros autores, algunos fueron utilizados en esta ocasión para
repensar las consecuencias del virus (Miedo de Graciela Cabal puede ser
un buen ejemplo) pero otros buscaban entretener o enseñar. Así, la LIJ
respondió a una necesidad sanitaria pero también escolar, editorial, social,
familiar, salió al rescate de los niños y por qué no de los adultos.
Tomando esta última idea, vale la pena repensar en la
conocida definición de literatura para chicos, que supone un destinario que es
un niño. Si bien la pandemia y el confinamiento no dejaron de lado esta idea,
es posible notar que muchos de los relatos y los materiales forjados para
explicar el coronavirus están dirigidos a la familia en su conjunto, esperan
uno o varios adultos mediadores que no sólo acompañen o emprendan la lectura
del texto sino asistan con las actividades que se proponen hacia el final,
amplíen con otras explicaciones, contengan y estimulen el trabajo con esos
materiales. Por ello, de alguna manera podría pensarse que estas herramientas suponen
la “intrusión” del adulto. Tal es el caso de El escudo protector contra el
Rey Virus de Guadalupe del Canto, que contiene Recomendaciones para
mamás, una lista de sugerencias encabezadas por un párrafo donde se
especifica con claridad que el cuento fue desarrollado para ayudar a las mamás
a conversar sobre el tema con los niños, o bien de Misión: quedarse en casa
de Dalmus, dado que al final les habla a “Papás, mamás y tutores”. En otros
casos, se trata de textos infantiles presentados por algún organismo como
UNICEF, donde hay una propuesta extraliteraria para trabajar en torno al virus
y se brinda un conjunto de materiales, herramientas y explicaciones para los
padres por fuera de la historia pero que, de algún modo, enmarcan o
contextualizan la lectura. De esta manera, puede afirmarse que el adulto
también es el destinatario de estos relatos, no sólo por ser el mediador, sino
que, en este caso, con las recomendaciones, sugerencias y explicaciones, los
autores y las instituciones se dirigen directa o indirectamente a los padres. Asimismo, aparece la imagen del adulto
lector que se acerca a la literatura infantil y aprende, comprende y por qué
no, disfruta de ella, la LIJ que derriba fronteras y entra en los hogares,
interpelando y generando placer en toda la familia.
Por otro lado (pero siguiendo con la recepción de los textos), es necesario
destacar que la LIJ supo adaptarse asombrosamente al escenario virtual que
presentó el confinamiento y a los intereses y las circunstancias de sus
principales destinatarios: niños, niñas y adolescentes que forman parte de una
generación nacida a la luz de las nuevas tecnologías y que, producto del
COVID-19, tuvieron que quedarse en sus casas y utilizar aún más los
dispositivos tecnológicos para comunicarse con otros, para aprender, para
entretenerse, etc. Si bien este fenómeno LIJ 2.0 (Literatura y Lectura Infantil
y Juvenil en la web social) no es nuevo, como analizan José Rovira-Collado y
Mirena D. Ivanova (2019), múltiples actores e instituciones apelaron a él en
todo el mundo durante los años 2020 y 2021 y potenciaron su producción, su uso
y su divulgación. Para ilustrar esto, pueden mencionarse la mayoría de los
relatos aquí expuestos, que surgieron en formato digital o se adaptaron a las
pantallas: hay archivos fácilmente descargables que permiten la lectura desde
cualquier dispositivo; otros están listos para ser impresos y poder ser
completados o coloreados; algunos tienen un video o un archivo sonoro que
contiene la lectura en voz alta. Del mismo modo, las guías estudiadas proponen
materiales que están completamente atravesados por la web, como se observa, por
ejemplo, en Entrá y divertite. Guía de
recomendaciones y recursos para adolescentes, donde se habla de los
Booktubers y se exhiben páginas interactivas para jugar con las palabras. Indudablemente, esta doble mirada puesta en
las situaciones provocadas por la emergencia sanitaria y en los destinatarios
de los textos implicó notables desafíos en los autores, los docentes, las
instituciones, etc.
El último punto que aquí se destaca tiene que ver con los
lazos que unen a estas propuestas al canon literario escolar. Como se ha
comentado, desde la Academia diferentes investigadores han estudiado la
formación y las características del corpus de textos literarios y no literarios
que circulan en las aulas. En líneas generales, puede afirmarse que, si bien
hay autores de literatura para niños, también hay obras clásicas, escritores
célebres de la literatura nacional, relatos de la tradición oral, un conjunto
heterogéneo de títulos. Lo interesante es que tanto estos rasgos del canon
literario escolar como los saberes que atraviesan el currículum pensado para
abordar la literatura, parecen dialogar estrechamente con los planteos que
surgen para trabajar con los niños en los hogares en tiempos de COVID-19. Las
guías producidas y divulgadas desde UNICEF Argentina pueden servir para ver
este fenómeno a nivel local. En efecto, pueden enumerarse aspectos que aparecen
en los diseños curriculares de la provincia de Buenos Aires, desde el nivel
inicial hasta la escuela secundaria: la escucha y la lectura de textos
literarios diversos; el reconocimiento de los distintos géneros; el
acercamiento a la tradición oral (mitos y leyendas); el abordaje de
historietas; el trabajo en torno a propuestas de comprensión de texto, análisis
crítico y producción individual y colectiva; los autores reconocidos de LIJ en
Argentina como Elsa Bornemann, Gustavo Roldán y Adela Basch, que también forman
parte de la lista sugerida por el Diseño Curricular para el Educación Primaria;
los escritores del canon literario escolar que presentan los Diseños
Curriculares para la Educación Secundaria en el área de Literatura, como Julio
Cortázar, Oliverio Girondo y George Orwell. Por ello, puede afirmarse que las
guías y los materiales confeccionados conservan fines educativos específicos
que se enmarcan en las propuestas oficiales del Ministerio de Educación, aunque
no estén pensadas para ser trabajadas como contenidos curriculares en sí
mismos. En cuanto a la literatura para chicos y adolescentes, ésta se
entrecruza con otras obras y otras herramientas, lo cual da a entender que no
debe ser abordada separadamente del resto de los títulos, sino que tiene que
someterse a un análisis literario y crítico, como aquellos relatos escritos
para adultos. Asimismo, a diferencia
de lo que sucede con los diseños curriculares, que hacen referencia a la
literatura en términos muy generales y las sugerencias de títulos y autores
aparecen al final, aquí los textos literarios para niños ocupan el lugar
central y a partir de ellos se piensan otras cuestiones.
CONCLUSIÓN
A lo largo de este trabajo se intentó
demostrar cómo, durante esta pandemia en curso, la literatura para niños y
adolescentes derribó, una vez más y de distintas maneras, las fronteras del
género y las definiciones que desde distintos espacios se le han atribuido.
Ante una situación de emergencia sanitaria se han producido, publicado y puesto
en circulación distintos textos y materiales que mostraron las múltiples
características que la LIJ puede tener: relatos que vuelven al tono
didáctico-moralizante, cuentos usados con fines más bien terapéuticos,
aplicaciones o herramientas tecnológicas que hablan de la LIJ 2.0, historias
que llegan en audio o en video. Estos son algunos de los usos que caracterizan
a los textos para niños de estos tiempos. Aquí se sostiene que, en realidad, el
arte y este tipo de literatura en particular, supieron adecuarse y reinventarse
rápidamente para salir al rescate de un vasto número de niños, niñas y
adolescentes de todo el mundo, que repentinamente debieron dejar sus hábitos para
confinarse en sus casas y aprender a vivir de otras maneras. Si embargo, es
necesario adoptar un punto de vista crítico con los materiales producidos y
remarcar, por ejemplo, el efecto nocivo que produce sobre esta temática las
intrusiones de distintas de disciplinas, el abordaje utilitarista de los
relatos infantiles o la presentación de la LIJ como subsidiaria de las
asignaturas del área de Lengua y Literatura. Sin dudas, estas cuestiones, que
aún deterioran el campo de la literatura infantil, provienen de raíces
históricas difíciles de desterrar, incorporadas en las matrices personales y
socialmente difundidas y aceptadas.
Con
respecto a los destinatarios, los niños no son los únicos lectores de las
propuestas y los textos, sino que los adultos cobran un rol central como
mediadores, pero también como lectores, dado que esta literatura que
entretiene, enseña, explica y educa los invita a acercarse e incluye a toda la
familia. En este sentido, puede pensar que la pandemia sí cuestiona de alguna
manera la idea del niño como único y principal receptor de estos textos, que
también son leídos y disfrutados por los adultos.
Finalmente,
las circunstancias sanitarias van cambiando al igual que la situación de
millones de familias, por ello, los rasgos y las funcionalidades de la
literatura para chicos probablemente continúen transformándose, lo cual
ameritará nuevos estudios y reflexiones sobre el tema, de hecho, aquí se
presenta una aproximación a la producción de 2020 pero quedaría ver, por
ejemplo, qué sucede en 2021. No obstante, ya no quedan dudas de que la LIJ no
resiste el confinamiento, sino que, a través de las tramas y las historias,
invita a salir y conocer otros mundos posibles.
REFERENCIAS
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