ARTEFACTOS CULTURALES DE LA PRENSA GREMIAL
DOCENTE DE LA PROVINCIA DE RíO NEGRO (1990-2000)
Susana Ana María Tarantino[1] ⃰
ISFD Nº 12/ Universidad Nacional del Comahue,
Argentina
suan_tar@hotmail.com
Universidad Nacional del Comahue, Argentina
norasilva09@hotmail.com
Nancy Liliana Salerno[3] ⃰ ⃰⃰ ⃰
Universidad Nacional
del Comahue, Argentina
nancylilianasalerno@hotmail.com
Recibido: 2/08/2020 -
Aceptado: 11/01/2021
Resumen
El presente trabajo constituye una
aproximación al contenido del discurso de la prensa gremial escrita en relación
con el campo educativo, específicamente de un gremio docente provincial, la
Unión de Trabajadores de la Educación de Río Negro (UnTER)
durante la década del noventa bajo los gobiernos sucesivos de Carlos Saúl Menem
(1989-1999). Este período se caracterizó por el recrudecimiento de las medidas
neoliberales.
Se busca significar la trama
discursiva en el periódico “La escuela en marcha”, las “Memorias”; los cuadernos
de capacitación y divulgación llamados “La UnTER en
la escuela”; y en tres ejemplares anuales de las revistas “Quimán”.
El análisis de estos artefactos
culturales permite indagar sobre su conceptualización, funciones y relevancia
que lograron en un arco temporal que abarcó desde 1993 a 1999. Se intentará
dilucidar, por un lado, si se constituyeron en soportes de información, reflexión y
formación, para contra-argumentar el discurso hegemónico y por el otro, si
actuaron como herramientas valiosas de lucha y resistencia, frente
al avance de políticas de ajuste y descentralización de la educación pública.
Palabras clave: Prensa gremial - Artefactos culturales - Resistencia y lucha.
CULTURAL
ARTIFACTS OF THE TEACHING UNION PRESS IN THE
PROVINCE OF RIO
NEGRO (1990-2000)
Abstract
The
present work constitutes an approach to the content of the speech of the
written trade union press in relation to the educational field; specifically of
a provincial educational union, the Union of Workers of the Education of Río
Negro (UnTER) during the nineties under the Carlos Saúl Menem successive
governments (1989-1999). This period was distinguish due to the increase of
neoliberal measures.
The
aim of this article is to signify the discursive plot in the newspaper "La
Escuela en marcha” "Memorias"; the training and dissemination notebooks
called “La UnTER en la escuela”; and in three annual copies of the “Quimán” magazines.
The
analysis of these cultural devices allows us to inquire about their
conceptualization, functions and relevance that they achieved in a time arc
that spanned from 1993 to 1999. An attempt will be made to elucidate, on the
one hand, to elucidate if these cultural mechanisms acted as supports for
information, reflection and training, to counter - to argue the hegemonic
discourse and, on the other hand, if they acted as valuable tools of struggle
and resistance, in the presence of the advancement of policies of adjustment
and decentralization of public education.
Keywords: Union press - Cultural artifacts - Resistance
and struggle.
Introducción
El campo disciplinar en el
que se desarrolla el presente trabajo corresponde a la Historia de la Educación
Regional.1[4] Este estudio constituye una aproximación al contenido del discurso de la
prensa gremial escrita en relación con el campo educativo, específicamente de
un gremio docente provincial, la Unión de Trabajadores de la Educación de Río
Negro (UnTER)2[5] durante la década del noventa bajo los dos gobiernos sucesivos de
Carlos Saúl Menem (1989-1999).
Este período se caracterizó
por el recrudecimiento de las medidas neoliberales en el proceso de crisis del
Estado de Bienestar y su influencia en los sindicatos como representantes de
los trabajadores. El avance de estas políticas se dinamizó con la destrucción
del tejido socio-económico y, por consiguiente, el ajuste estructural cambió
las relaciones entre Estado y sociedad, privilegiando la lógica del mercado
como el único asignador eficiente de recursos, cuestionándose el papel del
Estado en su rol de productor de bienes y servicios y como redistribuidor de la
riqueza. De este modo, la política quedó desplazada como lugar de producción
del orden social y el Estado pasó a jugar un rol mínimo, subsidiario con
medidas generales tales como la descentralización, la privatización y la
desregulación que tuvieron su correlato, según lo indican Nosiglia y Marquina (2000) en la dimensión
educativa, sumándoseles la desburocratización y la eficientización
económica del sistema educativo público, asumiendo “características fundacionales
por su integralidad y extensión” (Nosiglia y Marquina,
2020, p. 165).
En este escenario, la
conflictividad docente en Río Negro, fue incrementándose en forma progresiva y
paralela al proceso de transferencia de los servicios educativos de la Nación
correspondientes al Nivel Medio y Superior a la provincia (Ley 24.049/91). Esto
implicó agravar la difícil situación económica del territorio y el rechazo a la
implementación de la Ley Federal de Educación (Ley 24.195/93) como también al
proyecto de ley sobre la profesionalización docente3[6] en términos
similares a una flexibilización laboral en el marco de la aplicación de la Ley
Superior de Educación (Ley 24.521/97).
Esta sostenida oposición del
gremio UnTER fue acompañada por el accionar de todas
las asociaciones gremiales nucleadas en la Confederación de Trabajadores de la
Educación de la República Argentina -CTERA-.
En esta oportunidad, se
centrará el análisis en los distintos artefactos culturales ideados por la prensa
gremial escrita indagando sobre su conceptualización, funciones y relevancia
que lograron en los noventa, considerándolos herramientas valiosas que reflejan
concepciones e intereses que se contraponen con el discurso gubernamental, y,
por ende, con las políticas educativas que pretendieron implementar. Asimismo,
pretender observar la construcción de poder desde las bases, las vinculaciones
estratégicas con otros gremios y las tensiones que surgen en escenarios de
confrontación o negociación con el poder político provincial y nacional. El
corpus documental analizado consta del periódico “La escuela en marcha”, las
“Memorias”; los cuadernos de capacitación y divulgación llamados “La UnTER en la escuela”; y, por último, tres ejemplares
anuales de las revistas “Quimán”.
El marco teórico
que servirá de referencia se vincula con las ideas del campo de la teoría del
discurso como el de las representaciones sociales; entendiéndose por discurso
“a toda producción simbólica donde interviene el lenguaje u otros modos de
comunicación” (Análisis crítico del discurso). Según Teum
Van Dijk (1999) resulta ser una producción textual o del habla que responde a
ciertas condiciones sociales de producción, y está circunscripta a un campo de
relaciones de poder. Por ello, constituye una práctica social-cultural y
política, en la que confluyen ideas, creencias, situaciones problemáticas
contextualizadas en una formación social ubicada en un tiempo y espacio
determinado. Otro elemento constitutivo de toda producción discursiva es la
configuración identitaria que está en relación directa con las representaciones
sociales e ideológicas de un imaginario colectivo (Fairclough
y Wodak, 2008). Entendiéndose por “representaciones
sociales” una forma de conocimiento de la vida cotidiana: el saber de “sentido
común”, es decir una forma de pensamiento social (Jodelet, 1984); y no se
imponen a través de la coerción, sino que dependerá de los grupos, de las
propias personas que seleccionan gradualmente la información, y que otorgan, en
definitiva, mayor o menor consenso a determinadas categorías al compartirlas y
difundirlas. Reflejan realidades colectivas construidas a partir de nuestras
experiencias, conocimientos, características del medio ambiente, información
circulante y de nuestros modos de pensar; tienen incorporada en su esencia una
memoria social y una historia cultural. Según la investigadora francesa Denise
Jodelet (2003) quien refiere a Sergei Moscovici, la noción en sí alude a una
elaboración psicológica y social, portadora de significados construidos desde
la interacción social. Por lo tanto, podemos afirmar que se tratan de
construcciones significativas socialmente compartidas. De este modo, se
revalorizan las experiencias de los actores sociales contextualizadas en el
proceso histórico sin desmerecer la dimensión espacio-temporal, el campo social
o institucional, y el universo de discursos4.[7]
Desde lo metodológico, se
complementa el estudio de estas fuentes primarias con la lectura y análisis de
documentos tales como leyes educativas, artículos periodísticos
correspondientes a un diario provincial de reconocida trayectoria, bibliografía
sobre el contexto histórico y entrevistas a actores sociales sindicales. Cabe
aclarar que aún no se han encontrado publicaciones concernientes a la prensa
gremial escrita rionegrina.
Distintos
artefactos culturales en el campo de la prensa gremial como dispositivos de
resistencias y formación de conciencias colectivas
En el campo de la prensa
gremial escrita se elaboraron distintos soportes de comunicación a los que se
ha dado en llamar “artefactos culturales”, dado que han sido producidos,
parafraseando a Silvia Finocchio (2009) “en un
laboratorio de escritura que conjuga un hacer mixturado, donde se cruzan
proyectos políticos, saberes pedagógicos, sensibilidades estéticas, creaciones
intelectuales, experiencias institucionales, intereses sectoriales...” (Finocchio, 2009, p.24).
Desde la Secretaría de Prensa
del gremio se tendió a lograr una comunicación integral dirigida a la comunidad
educativa y a la sociedad en general. Para ello, intentaron despertar el
interés por la problemática que atravesaba el sistema educativo, favoreciendo
la democratización de la información y el debate entre los distintos actores
sociales. En la Memoria del período 96-97 se afirma que desde la sección Prensa
“se trabajó en todos los modos de comunicación: escrita, oral, audiovisual y
televisiva, a fin de completar un proyecto comunicacional para la divulgación
de las acciones sindicales que además se propuso ser el soporte de las
actividades de capacitación” (Finocchio, 2009, p.7).
De acuerdo con el propósito del
proyecto de investigación que se circunscribe a la prensa gremial escrita y su
vinculación con la educación rionegrina, no podemos dejar de mencionar otros
recursos de difusión como afiches, boletines, volantes, solicitadas, programas
de radio y televisión. Todo ello con la finalidad de difundir la lucha, generar
acciones de resistencia y de conciencia colectiva para contrarrestar el embate
de las políticas educativas neoliberales5[8] que tuvieron como objeto una reforma educativa nacional en la que
predominaría la descentralización y la transferencia de los diversos niveles
educativos en el marco de la Ley Federal de Educación6.[9]
En el territorio rionegrino
tendieron a interpelar y polemizar con el discurso del gobierno desempeñado por
dos dirigentes radicales consecutivos, Horacio Masachessi
en su segundo periodo 1991-1995 y Pablo Verani
durante 1995-1999. Desde el accionar gremial se idearon y concretaron distintas
estrategias para oponerse a:
- La flexibilización laboral inminente que implicó reformar el Estatuto
del Docente y el régimen de licencias.
- El ajuste en detrimento de las condiciones laborales y salariales con
la pretensión de un mayor eficientismo y
productividad, el que finalmente quedó como presentismo tendiente a un control
y disciplinamiento laboral.
- La redefinición de la escuela privada en menoscabo de la pública.
- Programas de gestión y administración escolar descentralizada con los
consejos institucionales y escolares que designarían -a término- a los
integrantes de los equipos directivos, además de la intervención en los
sistemas de evaluación, y
- Proyectos de transformación educativa, entre otras.
El
periódico “La Escuela en Marcha”
Tener una prensa sindical propia
representó en los años noventa una fuerza ilocusionaria
tendiente a generar reacciones en un público restringido -trabajadores de la
educación-, situación común de muchas organizaciones gremiales docentes ante el
implacable avance neoliberal.
A mediados de 1993 se publicó la
primera edición del periódico “La escuela en marcha” que adoptó distintos
formatos, primero fue un periódico que luego se convirtió en cuadernos, también
una emisión radial e incluso un programa en televisión con esta denominación.
Este periódico se caracterizó por un
tamaño aproximado de 30 cm por 52 cm, sus hojas de color celeste pastel y una
extensión acotada que oscilaba entre cuatro y ocho páginas. En 1993 se editó un
solo número, tres ejemplares al año siguiente, en 1995 cuatro, en 1996 diez, en
1997 cinco, en 1998 ocho y en 1999 cinco; con un formato de periódico mural de
una sola página. Cabe aclarar que se accedió a treinta y un ejemplares de un
total de treinta y seis en el período abordado.
Dada la coyuntura que existía en ese
momento, privatizaciones de empresas nacionales, desregulaciones económicas,
descentralización educativa, flexibilización laboral, pérdida del poder
adquisitivo salarial y desempleo creciente, influyeron en el recorte de los
recursos económicos del gremio para publicar y distribuir estos artefactos
culturales. Como así también en la irregularidad de sus publicaciones anuales
cuyo tiraje apuntó entre mil y mil quinientas ediciones y se distribuía de dos
formas, vía la militancia gremial y del correo interno vía supervisión como
medio de despacho a cada escuela.
Así lo explicaba en una entrevista,
el secretario de Prensa:
...al principio se hacían los ejemplares con mimeógrafos en
una escala de grises y una periodista contratada aportaba ideas para el diseño
y armado final. Luego, se recurrió a las imprentas del Diario Río Negro, con
una prensa escrita dirigida a los afiliados... (Luis Giannini, período 1992-1995).
Por su parte, el secretario general
de la UnTER en la nota editorial del periódico “La
Escuela en Marcha” N°1 junio de 1993, lo definió como un instrumento de
comunicación, vínculo de contacto y un espacio de expresión plural para los
afiliados, y por ello, abierto a los cambios. Se expresaba de la siguiente
manera:
COMPAÑEROS: Hoy queremos llegar a todos ustedes con el primer número de
éste, nuestro instrumento de comunicación que nos proponemos garantizar en
forma periódica. Por eso tiene una estructura humilde y flexible, que nos
permita llegar a todos sin quedar sometidos a los avatares de los problemas
económicos que debemos sortear.
Con LA ESCUELA EN MARCHA nos proponemos llegar con toda la información
posible y necesaria a todos, que sea el vínculo de contacto permanente entre
las necesidades de los compañeros de cada lugar y el accionar concreto del
sindicato .... queremos que éste sea un
vehículo de expresión de inquietudes, experiencias, necesidades, etc. abierto
al conjunto... (Daniel Gómez, 1993, p.2)
El carácter político de este
periódico se ve reflejado, en la calificación que realiza el secretario de
prensa responsable de su redacción, al afirmar que se constituyó en un “instrumento
de combate” ante acciones políticas de descentralización educativa,
flexibilización laboral con una batería de categorías conceptuales que se corresponden
al campo económico o una pedagogía de mercado. De este modo, describió y
diferenció al periódico de la revista sindical y pedagógica denominada “Quimán”, editada entre 1987 y 1989, correspondiente a la
conducción gremial de la lista Azul7.[10]
En “Quimán” no vas a encontrar cosas crudas del momento. Siempre vas a encontrar
temas para profundizar en un debate. En el 93 cuando yo la quise retomar siguió
con el mismo carácter sindical y pedagógico … “La Escuela en Marcha” implicó un
diario, radio e incluso hicimos televisión. Tener la prensa propia era un
discurso fuerte junto con compañeros de otros sindicatos … (Gianini,
Luís. 2013, noviembre 01. Entrevista personal. Seccional de UnTER
en General Roca, Río Negro).
Estos periódicos tuvieron
entre sus propósitos abrir la discusión sobre distintos temas tales como la
ausencia de la reglamentación de la Ley Orgánica de Educación de Río Negro N°
2444/1991, la implementación de la Ley Federal de Educación, la inminente reforma
del Estatuto del Docente, la Ley del Financiamiento Educativo y la adhesión de
la provincia a la Ley 23.929 de Paritaria Nacional Docente8.[11] Durante toda la década de 1990 y hasta inicios del 2000, los salarios
docentes sufrieron muy pocas modificaciones favorables. Esa falta de
actualización en un contexto económico recesivo fue una de las causas que dio
origen a la Carpa Blanca llevada adelante con la participación de las
organizaciones sindicales docentes nacionales, y que derivó en la creación del
Fondo Nacional de Incentivo Docente (FONID) a fines de 1998.
La
creación de los cuadernos “La UnTER en la escuela”
Los periódicos se
complementaron con unos cuadernos de capacitación sindical y divulgación llamados “La UnTER
en la escuela” que fueron editados en el período 1993 a 1996. Los mismos
procuraron un análisis crítico y reflexivo de la realidad educativa, en
relación a los nuevos marcos legales (Ley Federal de Educación, Ley de
Educación Superior). Tendieron a constituirse como formas de informar,
reflexionar, formar para contra-argumentar el discurso neoliberal ya instalado.
Como una forma de
fortalecimiento en la reflexión y formación sindical el gremio organizaba
jornadas, asambleas, congresos, seminarios internos, debates con la
participación de especialistas del campo educativo, tales como Gimeno
Sacristán, Juan Carlos Tedesco, Deolidia
Martínez, entre otros.
Estos cuadernos “La UnTER en la escuela” de capacitación y divulgación;
parafraseando a Luis Giannini, “eran más sindicales, para la reflexión y el
debate, como la Ley Federal, el Currículum, la profesionalización del docente,
había que apropiarse para construir una pedagogía de abajo” (Gianini, Luís. 2013, noviembre 01).
La difusión del primer cuaderno
titulado “La educación en Río Negro” fue a partir de junio de 1993. En relación con esto, el secretario gremial Daniel Gómez los
definía como “instrumentos de análisis más exhaustivos de nuestra realidad” en
la nota editorial del primer periódico La escuela en marcha. Entre esos
cuadernos se pueden mencionar los siguientes:
- “Cuaderno del
Delegado” N° 1 con una tirada de mil ejemplares siendo responsable de su
redacción, Marcelo Mango Secretario de Nivel Primario. (Consejo Directivo
Central. La UnTER en la escuela. Cuadernos de
Capacitación y Divulgación. Edición producida y publicada por la UnTER. Unión de Trabajadores de la Educación de Rio Negro.
General Roca R.N. julio 1993. CTERA- CTA)
- “Apuntes para
la discusión del Estatuto del Trabajador de la Educación” Educación. (Op. cit. agosto de 1994).
- “Congreso de
Escuelas Técnicas, Educación y Trabajo” 4 y 5 de noviembre organizado por
CTERA, en el marco del debate de la Ley Federal de Educación” para el seminario
taller de capacitación sindical en base a la exposición y desgravación de Marta
Maffei. Este cuaderno se editó en diciembre de 1994
con una tirada de quinientos ejemplares.
- “Política Gremial
de la UnTER. Período 94-95 aprobado en el Congreso
Ordinario de Bariloche el 13 de diciembre de 1994 (diciembre de
1994.).
- “Apuntes para
la discusión de la Ley Federal de Educación” con un encuentro de delegados de
escuelas en junio/agosto de 1995. Se acompañó con una lectura crítica de la
ley, aporte del equipo de Política Educativa de la Escuela Marina Vilte tras un Congreso Extraordinario de CTERA que data de
septiembre de 1993 (agosto, 1995).
- “El currículum,
una norma, un proceso, un proyecto” fue escrito por Silvia Barco y consistió en
una introducción a la problemática curricular en el contexto educativo de los
noventa y destinado al seminario taller de capacitación pedagógica y sindical.
Según consta en una de las
memorias, en el marco del seminario “La UnTER contra
el ajuste” se editaron los siguientes cuadernos: “El ajuste y la reconversión
del Estado. Relación Nación-Provincias”; “El modelo de ajuste estructural en la
educación rionegrina” y “Las condiciones de trabajo y la salud laboral docente,
análisis de la encuesta de CTERA” (1995). “Todos estos materiales se hicieron
con tiradas suficientes para su llegada a todas las escuelas de la provincia y al
conjunto de los compañeros” (Memoria del período 94-95, p. 16).
En estos documentos se pone
de manifiesto la relevancia de las acciones conjuntas entre el gremio
provincial -UnTER- y el nacional -CTERA- del cual
forma parte desde sus orígenes el 29 de junio de 1974. Los seminarios de
capacitación y formación política gremial y pedagógica fueron organizados por
la escuela Marina Vilte9[12]. Esta institución surgió formando parte de un movimiento pedagógico
nacional y latinoamericano teniendo como antecedente el accionar de la
Confederación Mundial de Organizaciones de Profesionales de la Educación (CMOPE),
que tuvo una presencia activa a partir de 1987 en toda la región.
Las
“Memorias”
Este corpus documental
comprende el período que va desde el año 1992 al 2000. Se editaron ocho
ejemplares; de los que puede señalarse un formato de 26 por 20 cm, con un total
de páginas que osciló entre las veinte y treinta, según sea el número
analizado.
El diseño de cuatro de las
ocho tapas está formado por fotografías (dos en blanco y negro, dos a color)
que ponen de manifiesto la conflictividad propia de esta década:
manifestaciones en defensa de la escuela pública, marchas docentes, jornadas de
lucha, ante la aplicación inminente de la Ley Federal de Educación en todo el
territorio nacional, los recortes presupuestarios y salariales en el ámbito
provincial. Dos de ellas responden a la conmemoración del aniversario de la
creación del sindicato, la que corresponde al período 1993-1994 a los 20 años
de su surgimiento (1974-1994) y la otra a la conmemoración de los 25 años,
período 1998-1999. El diseño de las restantes, es más austero, en él sólo se
observan: el título de la publicación, a quien pertenece y en algunas la
siguiente cita: “iluminando el pasado, desafiando el futuro, denunciando el presente,
con un simple ritual...” (Jaime Roos) a las que sólo
en dos de ellas se incorpora: para recuperar la alegría de enseñar (Memoria,
período 1993-94 y período 1995-96, UnTER-CTERA-CTA).
Cada ejemplar se inicia con
una nota editorial a cargo del secretario general y en los últimos tres
ejemplares esta nota aparece firmada de manera conjunta por la secretaria
general y la secretaria adjunta de la conducción gremial.
En la primera de ellas,
agosto de 1992, Daniel Gómez manifiesta que, al escribir cada una de las
memorias de una organización gremial resulta fundamental poder contextualizar
las políticas y las acciones sindicales llegando a comprender “... que pretende
no sólo ser una simple enumeración, sino un intento de considerar y evaluar en
forma objetiva el accionar gremial y su relación con las políticas fijadas por
el conjunto.” (Memoria, período 1992-93, UnTER-CTERA-CTA.,
p. 1).
Con el paso del tiempo, puede
observarse cómo las secciones han ido mutando o, subdividiéndose. En los
primeros números se observa la recurrencia de secciones denominadas:
“Fortaleciendo el sindicato”, “Luchando en defensa de la escuela pública” y,
por último, “Luchando contra el modelo de ajuste y exclusión social”.
Ya hacia fines de los 90´,
aparece la incorporación del departamento socio- ambiental y el área de la
mujer trabajadora.
Cabe destacar que, en todos
los ejemplares, en algunos como parte de la sección: un sindicato unido y
organizado y en otros, como parte de la labor de la secretaria de capacitación
y cultura aparece una síntesis de las acciones realizadas en cada período,
además de la explicitación de cuales han sido las capacitaciones, los diarios
publicados, los congresos realizados, etc.
La relevancia de las memorias
radica entonces, en ser documentos que no sólo presentan balances realizados por
la Secretaría de Finanzas, sino que plasman una información sintetizada de todo
el accionar sindical, es decir: sus obras, subsidios, organización de
asambleas, encuentros, jornadas, cursos, etc. De ese modo se garantizaba, que
todas las actividades contaran con los recursos económicos necesarios. “En
síntesis, el acento del trabajo estuvo puesto en apoyar desde lo económico el
desarrollo de las acciones políticas del sindicato, (…). La Secretaría tal como
se muestra en el balance, tiene todas sus cuentas al día”. (Memoria 1992-1993,
Sección “Un sindicato unido y organizado”, p. 9).
Las revistas “Quimán”
Desde la prensa gremial
escrita se pone de manifiesto la representación social de un gremio que se
torna combativo y generador de una conciencia colectiva docente. De este modo
fueron ideando distintos artefactos culturales.
El periódico “La escuela en
marcha” se constituyó en un instrumento de comunicación, vínculo de contacto y
un espacio de expresión plural para los afiliados, y la comunidad en general
como así también fue percibido como un instrumento de oposición frente a la
manifestación discursiva del sector gubernamental. Este artefacto cultural se
complementó con los cuadernos de capacitación sindical y divulgación llamados “La UnTER
en la escuela” que funcionaron como usinas de análisis crítico y reflexivo de
la realidad educativa conjuntamente con la capacitación de la escuela Marina Vilte para contra-argumentar y
contra-restar el avance de distintas acciones en el marco de una transformación
educativa estructural. En el caso de las “memorias”, el sindicato intentó transparentar
el buen uso y administración de sus recursos económicos en el transcurso del
periodo 1992-2000, mientras que las revistas denominadas “Quimán”
fueron reeditadas centrándose en la política sindical a diferencia de sus
homónimas de la década anterior.
En consecuencia, sostenemos
que estos dispositivos culturales tendieron a formar cuadros de dirigentes y/o
delegados que replicaran al interior de los distintos espacios de participación
docente la información, las propuestas, análisis, reflexión y crítica de
documentos, leyes, estatutos que fortalecieran la comunicación, lucha y
resistencia ante una transformación educativa avasalladora, tanto en el
territorio nacional como en el provincial.
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[1] ⃰⃰ Especialista en Didáctica de las Ciencias
Sociales con mención en Educación Ciudadana. Especialista en Jardín Maternal.
Profesora en Ciencias de la Educación. Profesora en el Nivel Inicial.
Integrante del equipo de investigación del Departamento de Historia de la
Educación.
[2] ⃰
⃰ Especialista en Didáctica de las Ciencias Sociales con mención en Educación
Ciudadana. Profesora en Ciencias de la Educación. Profesora en Enseñanza
Primaria.
[3] ⃰ ⃰ ⃰ Doctoranda en Educación. Especialista en Cultura Letrada. Especialista en Políticas Económicas. Profesora en Historia. Asistente de Docencia Regular.
1[4] Este trabajo se enmarca en el proyecto de investigación Tipo
I: C-125. Ord. 0602/16. Período: 2013-2016, dirigido por la Dra. Glenda
Miralles y co-dirigido por la Profesora Rosana Cipressi, de la Facultad de Ciencias de la Educación, UNCo. Asimismo, esta temática ha formado parte del trabajo
integrador final de la profesora Nancy L. Salerno en la Carrera de Posgrado:
Especialización en Cultura Letrada en la Argentina, como también una línea de
investigación que se profundizará en la carrera de posgrado correspondiente al
Doctorado en Educación.
2[5]Los inicios se remontan a los años cincuenta con “Centros de Magisterios” que se unieron en una “Federación de Docentes Rionegrinos”
y que tuvo como campo de acción el Territorio Nacional que pasó a constituirse
en provincia de Río Negro durante 1957 (merced a la Ley N° 14408/55, de
provincialización de Territorios Nacionales, en la gestión peronista). A
mediados de 1974 esta federación se transformó en “Unión de Trabajadores de la
Educación de Río Negro” (UnTER) en un Congreso
Extraordinario realizado en San Antonio Oeste. En esos días, 29 y 30 de junio
también se debatió su ingreso a CTERA y a su vez, en la CGT. Ya en 1982, según
relata Roncallo, secretario gremial, hubo un paro
docente en plena dictadura e incluso se logró forjar una “Federación de
padres”. En el mes de septiembre comenzó un período de reorganización gremial
con campañas de afiliación en distintas localidades de la provincia.
3[6] Pablo Imen (2010) pone en tensión el concepto de
“profesionalización” desentrañando la función legitimadora que tiene en el
discurso hegemónico, esto en línea con los saberes “expertos” y conocimientos
de carácter elitista, y presenta una realidad de precariedad laboral muy lejana
al proceso de autonomía individual y colectiva necesaria para una
democratización en la acción, la participación en espacios públicos y la toma
de decisiones.
4[7] Según Moscovici las representaciones sociales implican una
corta duración mientras que las mentalidades se asocian a un tiempo largo, como
hacía notar Fernand Braudel (1902-1985) son el lugar
de “las prisiones de la larga duración”. De acuerdo con las funciones de las
representaciones sociales, éstas permiten dominar el entorno, comprender y
explicar fenómenos; actuar sobre y con otras personas; responder a las
preguntas que nos plantea el medio; interpretar el conocimiento y los
descubrimientos científicos, el devenir histórico y los acontecimientos sociales;
dar sentido a la novedad (Jodelet, 1984, p.480). Para Rodríguez Zalazar (2007)
la emergencia de una representación social obedece a tres condiciones: a) la
información, que se refiere a la suma de conocimientos poseídos a propósito de
un objeto social, así como a su calidad; b) el campo de representación, que
expresa la organización del contenido de una representación, la jerarquización
de sus elementos y el carácter más o menos rico de éstos; y c) la actitud, que
expresa la orientación positiva o negativa frente a un objeto. Asimismo, ahí
emergieron dos de los conceptos fundamentales de la teoría: objetivación y
anclaje. La objetivación es el proceso de recuperación de saberes sociales en
una representación social que hace concreto lo abstracto a través de la
emergencia de imágenes o metáforas; es decir, se lo concretiza en un núcleo
figurativo y las ideas se naturalizan. Por su parte, el anclaje, “permite que
las situaciones sociales inesperadas o no familiares se asimilen al conjunto de
creencias o valores preexistentes, otorgándoles algún significado” (Castorina, 2006, p. 78).
5[8] Estas producciones culturales respondieron a una conducción gremial
distinta al período de los ochenta ya analizado en el proyecto de investigación
denominado “La educación en Río Negro (1957 - década del noventa). Una
aproximación desde la prensa escrita” dado que las primeras once revistas “Quimán” respondieron a la agrupación “Azul” siendo el secretario
general y responsable de la línea editorial el profesor Héctor Luís Roncallo. En este nuevo recorte correspondiente a los años
noventa la agrupación política estuvo liderada por la lista “Celeste” estando a
cargo de la conducción gremial el profesor Daniel Gómez y como responsable de
la Secretaría de Prensa, Capacitación y Cultura el Profesor Luis Giannini
[10] 7Esta
revista ha sido objeto de estudio de nuestro grupo de investigación y sus
resultados dados a conocer en ponencias y publicaciones en distintos eventos
académicos.
8[11] La Ley 23.929 promulgada el 22 de abril de 1991 dispuso la
negociación colectiva para los trabajadores docentes a nivel federal y
sectorial. En su art. 18 se estableció la creación de una Comisión Federal de
Política Laboral con la participación de representantes sindicales,
provinciales y nacionales. Sitio consultado el 05/06/2019, cfr. en http://www.bnm.me.gov.ar/giga1/normas/2628.pdf. Tras la
Ley de Transferencia de Servicios Educativos (1991), la negociación colectiva
docente pasó del ámbito nacional al jurisdiccional. Durante toda la década de
1990 y hasta entrados los años 2000, los salarios docentes sufrieron muy pocas
modificaciones. Esa falta de actualización en un contexto económico recesivo fue
una de las causas de la Carpa
Blanca que llevaron adelante las organizaciones sindicales docentes
nacionales, y que derivó en la creación del Fondo Nacional de Incentivo Docente
(FONID) a fines de 1998. En los años siguientes, se sucedieron intensas negociaciones
por incorporarlo a la fuente de financiamiento del Tesoro Nacional y por
actualizar el monto y, tras la crisis del 2001, para lograr el pago adeudado en
aquellos años, cuestión que recién se hizo efectiva entre los años 2003-2005.
[12]9 La Escuela Marina
Vilte fue creada en 1993 como escuela de formación
política, sindical y pedagógica. Su nombre hace alusión a una docente y
militante jujeña desaparecida en la última dictadura militar de 1976-1983.