Hábitos de
vida saludables y rendimiento escolar en estudiantes universitarios
Mario Miguel Ojeda Ramírez[1]*
Facultad de Estadística e Informática de la
Universidad Veracruzana, México
José Juan Muñoz León[2]**
Facultad de Estadística e Informática
de la Universidad Veracruzana, México
Ernesto Pedro Menéndez Acuña[3]***
Facultad de Matemáticas y Facultad de
Estadística e Informática de la Universidad Veracruzana, México
Recibido:
18/09/2019 Aceptado: 23/12/2019
Resumen
Es incuestionable que los buenos
comportamientos respecto a la salud tienen beneficios, algunos muy
tangibles y otros no tan claros. Los hábitos de vida saludables (HVS) se
deben adquirir en el marco de la familia, pero se deben reforzar y promover en
el ámbito escolar. Generalmente esto se realiza en la educación primaria y
secundaria. No obstante, se
tiene evidencia que en la educación superior los HVS no se practican de la mejor
forma. Se ha señalado que esto último puede impactar en el rendimiento
académico. En este estudio se
presenta la modelación del rendimiento escolar dependiente de los hábitos de
vida saludables (HVS) --alimentación (A), actividad física y ejercicio (AE), manejo del estrés
(ME), apoyo interpersonal
(AI), autorrealización (AU) y responsabilidad en salud (RS)--
considerando la influencia del sexo y el nivel de avance en los
estudios. Para la medición de los HVS se utilizó una adaptación de la prueba
de Walker, Sechrist & Pender (1987). Se obtuvo una muestra por cuotas
de estudiantes de las carreras de Estadística, Economía, Geografía, Redes
y Servicios de Computo, Ingeniería de Software, y Tecnologías Computacionales,
garantizando representatividad equivalente de sexo (M=masculino y
F=femenino) y nivel de avance en el programa educativo (I=inicial y
A=avanzado). Los datos de rendimiento escolar se obtuvieron del registro
de calificaciones; se tomó el promedio general. Se compararon los
HVS no encontrándose diferencias entre programas educativos.
Se construyó
e interpretó un índice de HVS a través de la técnica de componentes
principales y se postuló y ajustó un modelo de regresión simple para
cada grupo en la interacción de sexo y nivel de avance. Los resultados muestran
que el rendimiento escolar tiene una dependencia de los HVS al
considerar una agrupación de los estudiantes por sexo y nivel de
avance en el programa educativo.
Palabras clave: Actividad física – Educación superior – Hábitos alimentarios – Modelación de
regresión – Rendimiento académico.
Abstract:
It is unquestionable that good
behaviors regarding health have benefits, some very tangible and others not so
clear. Healthy living habits (HVS) must be acquired within the family framework,
but they must be reinforced and promoted in the school setting. Generally, this
is done in primary and secondary education. However, there is evidence that in
higher education HVS are not practiced
in the best way. It has been pointed out that the latter can impact on academic
performance. This study presents the modeling of school performance dependent on healthy lifestyle habits (HVS)
-feeding (A), physical activity and exercise (AE), stress management (ME),
interpersonal support (AI), self-realization (AU) and responsibility in health
(RS)- considering the influence of sex and the level of advance in the studies.
An adaptation of the Walker, Sechrist & Pender test (1987) was used to
measure the HVS. A sample was obtained by student fees from the careers of
Statistics, Economics, Geography, Networks and Services of Computation,
Software Engineering, and Computational Technologies, guaranteeing equivalent
representation of sex (M = male and F = female) and level of advancement in the
educational program (I = initial and A = advanced). The school performance data
was obtained from the record of grades; the
general
average was taken. The HVS were compared with no differences between
educational programs. An HVS index was
constructed and interpreted through the principal component technique and a
simple regression model was postulated and adjusted for each group in the
interaction of sex and advancement level. The results show that school
performance is dependent on HVS when considering a grouping of students by sex
and level of advancement in the educational program.
Keywords: Academic performance –
Dietary habits – Higher education – Physical activity – Regression modeling.
Introducción
El
conjunto de pautas y hábitos de comportamiento cotidianos de una persona, que
son patrones de conducta individuales -los cuales pueden constituirse en
factores de seguridad o riesgo- se conocen como hábitos de vida. La práctica de
estos hábitos regularmente es determinante en muchos ámbitos de desempeño. Por
tal motivo, desde la promoción de una vida saludable, se ha optado por
enfatizar en los llamados hábitos de vida saludables (HVS), que incluyen
conductas de salud, patrones de conducta, creencias, conocimientos y acciones
para mantener, restablecer o mejorar la salud y por ende la calidad de
vida. Los HVS son producto de dimensiones personales, ambientales y
sociales, que emergen del sujeto mismo en su tránsito por la vida. Los
principales espacios donde se promueven los HVS son la familia y la escuela. La
familia es definitoria de los HVS y la escuela coadyuva y da soporte al
desarrollo de los HVS. En la educación se promueven los HVS hasta la educación
media, incluso con temáticas y programas que forman parte del currículo, pero
se entiende que al llegar al nivel universitario los individuos están
plenamente formados y son responsables de no correr riesgos y darle soporte
permanente a los HVS. Sin embargo, como lo señalan Díaz Cárdenas, Martínez Redondo & Zapata Teherán, (2017), este
contexto educativo puede representar un riesgo para la salud:
Tal y como se evidencian
cuadros depresivos en universitarios en comparación con la población
general, aumento en la tasa de intentos de suicidio y suicidio consumado en jóvenes,
cambios en hábitos alimentarios que generan trastornos en el metabolismo, y
problemas de salud como gastritis, cefaleas y hasta ansiedad, por algunas
causas, como el carácter estresor de la carrera escogida, dificultades para
adaptarse a hábitos de estudio universitarios y conciliar estudios con otras
demandas como compromisos familiares (Díaz Cárdenas, et. al., 2007, p.140).
Esto nos hace
enfatizar que la vida de los estudiantes universitarios se ve afectada por
las dinámicas escolares que establecen horarios de dedicación y niveles de exigencia,
los cuales hacen que el mantenimiento de los HVS se constituya en un reto
adicional. Los citados autores también señalan que: “estos eventos pueden
comprometer el rendimiento académico y a largo plazo su calidad de vida
relacionada con la salud” (Díaz Cárdenas, et. al., 2007, p. 140).
Gallardo-Escudero, et al. (2015) señala que la etapa de los estudios
superiores implica cambios de diversa índole: emocionales y fisiológicos, así
como aquellos derivados de un nuevo ambiente y el ingreso a una vida de mayor
independencia de la familia, lo que van a determinar comportamientos y
costumbres, que se pueden convertir en hábitos de riesgo, muchos de los cuales,
al mantenerse a lo largo de la vida, repercutirán en la salud. Con
esta motivación realizaron un estudio del estilo de vida, considerando
el consumo de alcohol, tabaco y prácticas de actividad física; los
sujetos fueron 55 mujeres estudiantes, de 18 a 31 años, segmentadas
en dos grupos, de la Universidad de Granada, en España. Se aplicó́ un
cuestionario de estilo de vida evaluando el tipo y frecuencia de consumo de
alcohol, cantidad de cigarrillos consumidos diariamente y niveles de actividad
física, considerando las categorías: sedentaria, ligera, moderada e
intensa. Los resultados mostraron que el consumo de alcohol es mayor en el
grupo de mayor edad, y con preferencia beben cerveza y vino; el grupo
de las más jóvenes presentó un patrón de consumo centrado en los fines de
semana, siendo las bebidas destiladas las consumidas preferentemente. Una
tercera parte de la población fuma con un incremento en el número de
cigarros conforme aumenta la edad. Encontraron una asociación entre tabaco y
alcohol; es decir, a mayor consumo de uno mayor consumo del otro; asimismo
destacan que 9 de cada 10 del grupo de menor edad y 5 de cada 10 del grupo
de mayor edad tienen una actividad física que va de sedentaria a ligera. A
partir de estos resultados derivaron la recomendación de crear mayor conciencia
en esta población sobre los beneficios del abandono del consumo del
alcohol y del tabaco y de la práctica regular de ejercicio físico, por lo que
sugieren desarrollar protocolos de intervención educativa que promuevan los HVS
en el ámbito universitario.
En este mismo sentido, Rodríguez, Restrepo y Deossa-Restrepo
(2015) realizaron un estudio de estilos de vida saludable en jóvenes, señalando
el interés que este conocimiento tiene para prevenir la aparición de
enfermedades crónicas no trasmisibles; concretamente evaluaron los conocimientos
y prácticas sobre alimentación, salud y ejercicio de estudiantes
universitarios y la relación de factores como sexo y nivel socioeconómico;
fue un estudio de muestreo descriptivo de carácter
exploratorio, transversal, con una muestra de 210 hombres y 210
mujeres, estudiantes de algunas universidades de la ciudad de Medellín. Utilizaron
postestratificación del nivel socioeconómico. A través de análisis
estadísticos multivariantes detectaron diferencias de conocimientos y
aspectos relacionados al control de peso altamente significativas entre sexos;
asimismo se detectó́ diferencia significativa entre sexos, en lo referente a
las creencias sobre hábitos alimentarios y de salud. A partir de un análisis de
correspondencia múltiple encontraron asociación entre el conocimiento sobre el
índice de masa corporal (IMC) y el conocimiento sobre sus implicaciones en la
salud; igualmente, entre el estrato socioeconómico y el conocimiento
relacionado con el IMC. Señalaron, concluyendo, que los estudiantes universitarios
tienen una percepción regular sobre sus conocimientos acerca de hábitos de
alimentación saludable, actividad física y control de peso, así́ como sus
implicaciones en salud; es menor el conocimiento entre hombres y en el estrato
socioeconómico bajo.
Es por esta razón que, en el contexto de la educación superior, medir,
monitorear y estudiar los HVS, se ha convertido en un tema relevante (Gillis, 1997; Guerrero, et. al, 2014). Se reporta que la
alimentación de los universitarios no presenta hábitos adecuados: comidas
rápidas y dietas con altos contenidos calóricos; el ejercicio físico es
rara vez reportado en sus prácticas cotidianas. En este marco, las mujeres
son las que mejores prácticas saludables declaran (Lema, et. al, 2009),
aunque Cutillas et. al (2013) no encontraron diferencias
significativas al considerar la variable sexo. Se puede concluir que los
universitarios tienen conciencia sobre la importancia de los hábitos de vida saludables,
aunque sus hábitos sean contradictorios (Sánchez-Ojeda y De
Luna-Bertos, 2015).
Existen evidencias de que los HVS están directamente
relacionados con el nivel de aprovechamiento o rendimiento escolar. Deliens, Clarys, De Bourdeaudhuij & Deforche (2013) estudiaron a 101 estudiantes universitarios belgas de primer año.
Identificaron el peso y el comportamiento en salud relacionado con el
rendimiento académico. Aplicaron un cuestionario de comportamiento de salud en
línea. Como medida del rendimiento académico tomaron el promedio general de
calificaciones al fin de año. A través de análisis multivariantes encontraron
que ser de sexo masculino, menor en edad, con aumento de peso, índice de masa
corporal y circunferencia de la cintura alto, más distracciones
entre semana, estar a dieta, comer con mayor frecuencia en el
restaurante estudiantil, con un mayor consumo de refrescos y papas fritas, y
una mayor frecuencia de consumo de alcohol, predijeron un menor promedio de
calificaciones, con lo que se mostró que el rendimiento académico está asociado
a una amplia gama de comportamientos relacionados con el peso y la salud;
señalan que los estudios futuros deberían investigar si las intervenciones que
promueven comportamientos saludables entre los estudiantes también podrían
tener un impacto positivo en el desempeño académico.
Sabemos que la actividad física mejora la circulación sanguínea general,
aumenta el flujo de sangre al cerebro y aumenta los niveles de norepinefrina y
endorfinas, todas las cuales pueden reducir el estrés, mejorar el estado de
ánimo, inducir un efecto calmante después del ejercicio y, tal vez, mejorar el
rendimiento académico. La actividad física en las escuelas también proporciona
beneficios sociales, promueve el respeto a las reglas, la disciplina,
persistencia y la necesidad de la práctica, aspectos que podrían resultar a su
vez en beneficios académicos. Por esta razón, es probable que la actividad
física se perciba más relacionada con el rendimiento escolar de lo que en
realidad lo está. Los maestros, padres y gestores educativos coincidirán con la
suposición de que la actividad física es razonable que ayude a los escolares a
tener un mejor desempeño en la escuela. Además, se sabe que los adolescentes
físicamente activos tienen menos probabilidades de intentar suicidarse, adoptar
conductas riesgosas, etc., todo lo cual puede estar asociado a mejores
resultados académicos. Es así que, revisar el estado de la investigación sobre
la asociación entre la actividad física y los resultados académicos tiene una
fuerte tradición. Taras (2005) revisó 14 estudios publicados durante una década
previa a su investigación: demostró que puede haber algunas mejoras a corto
plazo (como en la concentración), pero esas mejoras no se mantienen a largo
plazo y no impactan significativamente en los logros académicos. Concluye que
el efecto de la actividad física sobre el rendimiento escolar no está bien
fundamentado y requiere más elucidación.
Trockel, Barnes y Egget (2000) analizaron el efecto de variables relacionadas con la salud
sobre los promedios de calificaciones de una muestra aleatoria de 200
estudiantes que viven en residencias universitarias en una universidad privada.
El conjunto de variables incluyó hábitos de ejercicio, alimentación y
sueño; estados de ánimo; estrés percibido; gestión del tiempo; apoyo social;
hábitos espirituales o religiosos y número de horas trabajadas por semana; también incluyeron las variables de sexo y edad. De las
variables consideradas, los hábitos de sueño, particularmente la hora de
levantarse, tuvieron el mayor efecto sobre los promedios de calificaciones. Los
estudiantes que se levantaban más tarde tuvieron una tendencia hacia
calificaciones promedio más bajas. Las variables asociadas con los promedios de
calificaciones de los estudiantes de primer año fueron el entrenamiento y el
estudio de material sobre formación espiritual. El número de horas trabajadas,
para obtener ingresos o como actividades voluntarias, por semana, se asoció con
calificaciones promedio más bajas. En otro estudio de este tipo, con el propósito de asociar rendimiento académico y la calidad de vida
relacionada con la salud, Díaz Cárdenas et al. (2017) realizaron una
investigación con 347 estudiantes de odontología de la Universidad de
Cartagena. Se diseñó y aplicó encuesta autoadministrada considerando
variables sociodemográficas y de calidad de vida relacionada con la salud.
El rendimiento académico fue obtenido a través de registros oficiales de la
institución. Se estimaron prevalencias y asociaciones entre variables,
encontrándose que un tercio, aproximadamente, de los estudiantes presentaron
bajo rendimiento académico, y los principales motivos de pérdidas de
asignaturas fueron poco tiempo dedicado a estudiar (2 de cada 10) y metodología
académica utilizada (1 de cada 10). Según el cuestionario de calidad de vida
relacionada con la salud, 4 de cada 10 percibió que presenta una buena calidad
y más de la mitad declaró sentirse bastante bien con su salud. Se encontró que
la asociación entre los estudiantes con bajo rendimiento académico y compromiso
del dominio social fue significativa, por lo que concluyen que se “debe mirar
de una manera holística el desarrollo académico del estudiante en aras del
mejoramiento de su calidad de vida” (Díaz Cárdenas et al., 2017, p. 139).
Se ha aseverado que la práctica de un deporte o
actividad física de forma regular está estrechamente relacionada con un buen
rendimiento académico (Shariati y Bakhtiari, 2011) aunque hay quienes no han encontrado relación
alguna entre la práctica deportiva y el rendimiento académico (Yu,
Chan, Cheng, Sung y Hau, 2006). A este respecto Capdevila Seder, Bellmunt Villalonga y
Hernando Domingo (2015) señalan que los sujetos deportistas tienen mejor rendimiento
académico, mejores hábitos de estudio y dedican menos tiempo al ocio
sedentario; además, dentro de los hábitos de estudio, los sujetos deportistas
planifican mejor su tiempo libre y presentan mejor actitud frente a los
estudios. Recientemente se ha reportado que el estilo de vida está
fuertemente asociado con el rendimiento académico de los estudiantes en el
nivel básico. Esto lleva a que la promoción del estilo de vida saludable podría
mejorar tanto la salud como los resultados educativos. Con esto se ha concluido
que iniciativas de promoción de la salud dirigidas al estilo de vida pueden
tener un efecto mayor en el rendimiento académico. También se ha
encontrado un efecto significativo del ejercicio en dos dominios de rendimiento
académico, a saber, mejor concentración en las clases y puntualidad en la
asistencia a las clases, pero sin efecto significativo en el rendimiento global
(Faught et. al, 2017; Alsabih et. al, 2018).
Eventualmente la relación entre
HVS puede estar mediada por el sexo y por el nivel de avance en el
programa de estudios, ya que se ha dicho que a una mayor formación se tiene una
mayor conciencia respecto a la importancia de los HVS. En
este marco, el principal indicador objetivo del rendimiento escolar es el
promedio de calificaciones obtenido en un periodo dado. Se ha explorado alguna
relación entre la HVS y el rendimiento escolar, pero esto no se ha llevado
hasta el nivel de postular un modelo y evaluar la consistencia de las hipótesis
señaladas. Por estos motivos, en este estudio se presenta la modelación de los HVS (alimentación (A), actividad física y ejercicio (AE), manejo del estrés
(ME), apoyo interpersonal
(AI), autorrealización
(AU) y responsabilidad en salud (RS))
de estudiantes universitarios con el rendimiento escolar considerando la
eventual influencia del sexo y el nivel de avance en los estudios.
Contexto del estudio y
justificación
La Universidad Veracruzana (UV)
es una de las 5 principales IES estatales de México, por su tamaño, número de
programas y dispersión geográfica. En el estado de Veracruz es la principal
institución de educación y cuenta con una matrícula de aproximadamente 63 mil
estudiantes, que representa un poco más del 30% de los estudiantes de educación
superior de esta entidad federativa mexicana. En la región Xalapa se ubican la
mayoría de los programas educativos, estudiantes y capacidad de investigación,
representando aproximadamente el 50% de la matrícula total. Es una IES que
pertenece a las universidades públicas estatales (UPES) de la república
mexicana. Cuenta con 166 programas de licenciatura 130 programas de posgrado
distribuidos en las áreas académicas de humanidades, ciencias de la salud,
técnica, artes, biológico-agropecuarias y económico administrativa. La unidad
académica de economía y estadística, ubicada en la región Xalapa, perteneciente
al área económico administrativa, se integra por dos facultades: la Facultad de
Economía, que ofrece dos programas educativos (Economía y Geografía) y la
Facultad de Estadística e Informática, con cuatro programas educativos
(Estadística, Redes y Servicios de Computo, Ingeniería de Software, y
Tecnologías Computacionales). La población estudiantil de esta unidad académica
es de aproximadamente 2000 estudiantes. Por la actividad académica de los
investigadores y por diversos estudios no publicados se conoce de la necesidad
de investigar a mayor profundidad sobre los HVS y su impacto en el rendimiento
académico. La primera pregunta es si existen diferencias entre las carreras que
se ofrecen en esta unidad académica respecto a los HVS. Otra motivación es
conocer si hay diferencias en los promedios de calificaciones entre carreras.
Se quiere, también, estudiar las diferencias entre estas variables segmentando
la muestra tanto por nivel de estudios como por la variable sexo. Y finalmente
saber sobre la relación entre HVS y rendimiento escolar: conocer si esta
relación es la misma dependiendo del nivel de estudios y el sexo. Los
resultados de esta investigación podrán servir a las autoridades educativas y a
quienes dirigen los programas de atención integral de los estudiantes
universitarios, al mismo tiempo que se dará más de evidencia sobre el impacto
de los HVS sobre el rendimiento académico en la educación superior.
Metodología
Se obtuvo una
muestra por cuotas de 108 estudiantes de las carreras de Estadística (17),
Economía (17), Geografía (20), Redes y Servicios de
Computo (17), Ingeniería de Software (18), Tecnologías
Computacionales (19), garantizando representatividad equivalente de sexo
(M=masculino (60) y F=femenino (48)) y nivel de avance en el
programa educativo (I=inicial ( 59 ) y A=avanzado (49
)). Para la medición de los hábitos saludables se adaptó el test de Walker, Sechrist & Pender (1987), el
cual es ampliamente conocido (Gillis, 1997). Los datos
de rendimiento escolar se obtuvieron del registro de calificaciones; se tomó el
promedio general. Se obtuvieron los puntajes de alimentación (A), actividad física y
ejercicio (AE), manejo del estrés (ME), apoyo interpersonal (AI), autorrealización
(AU) y responsabilidad en salud (RS),
así como un puntaje total (TOT), los cuales se compararon de
manera univariante, no encontrándose diferencias entre programas
educativos. Para estudiar la asociación entre los puntajes HVS; es decir
A, AE, ME, AI, AU y RS,
se realizó un análisis de componentes principales. Se interpretó un
índice de HVS y se postuló y ajustó un modelo de regresión, tomando como
variable explicatoria el puntaje TOT, considerando cuatro grupos:
G1=femenino-inicial (n1=27), G2=femenino-avanzado (n2=21), G3=masculino-inicial
(n3=32) y G4=masculino-avanzado (n4=28). Se interpretaron las rectas de
regresión ajustadas.
Resultados
En la Figura 1 se
despliegan las distribuciones de las dos variables más importantes en el
estudio, donde vemos que la variable TOT en esta muestra sigue una distribución
aproximadamente normal con media 66.06 y desviación estándar 9.61; la variable
del promedio de calificaciones tiene una distribución que es menos evidente que
sea normal con una mayor frecuencia de promedios altos; la media de esta última
variable resultó ser 7.90 con una desviación estándar de 1.22.
Figura 1. Distribución del puntaje TOT de HVS y el promedio
general de los estudiantes encuestados.
Se realizó la comparación de estos puntajes en los grupos formados
realizando un análisis de la varianza no obteniéndose diferencias
significativas en ninguno de los casos. Esto se puede constatar en la Figura
2. Para el primer caso la F calculada resultó 0.427 con un valor
de probabilidad empírica p= 0.734, y para el segundo caso resultó 1.045
con el correspondiente p= 0.376. Se realizaron la validación de los supuestos
de normalidad y homogeneidad de varianzas no encontrándose evidencia de
violación alguna.
Figura 2.
Gráficos de caja comparativos de los puntajes TOT de HVS y el promedio de
calificaciones de los estudiantes en la muestra.
Cuando estudiamos la asociación de estas dos variables sobre toda
la muestra encontramos un coeficiente de correlación de Pearson
de 0.12, lo que indica que globalmente no existe una correlación importante.
No obstante, al segmentar el colectivo en los cuatro grupos (G1, G2, G3 y G4)
encontramos los siguientes coeficientes de correlación: 0.12, 0.08, 0.50 y
-0.37, lo cual nos indica un efecto conjunto de las variables sexo y nivel
de avance en los estudios, lo que produce un comportamiento
diferenciado. Al realizar el estudio
de la correlación entre los puntajes HVS; es decir A, AE, ME, AI, AU y RS, considerando el
promedio de calificaciones, obtenemos que hay pocas correlaciones
importantes.
La Figura 3 muestra el diagrama matricial de las asociaciones donde se
destaca que hay pocas correlaciones mayores de 0.40, que son las ubicadas
en el segmento de ME, AI, AUR y RS, que son 0.4039, 0.4813, 0.5062 y 0.54,
respectivamente.
Figura 3.
Diagrama matricial de los diferentes puntajes de HVS y el promedio de
calificaciones de los estudiantes en la muestra.
El análisis de componentes principales nos arrojó que con dos
componentes se explicó el 58% de la varianza total; el primer componente CP1
fue claramente un componente de tamaño, correlacionado de manera casi perfecta
con el puntaje TOT; este componente explicó el 41% de la
varianza multivariante total; el segundo componente reflejó la
existencia de opiniones contradictorias en la muestra: se corresponde con
estudiantes que tienen bajos
puntajes de actividad y ejercicio (AE), y manejo del estrés (ME), pero altos puntajes de autorrealización (AU) y responsabilidad en salud (RS),
y viceversa. A continuación, en la Figura 4, se muestra un diagrama
matricial de las distribuciones y asociaciones considerando la segmentación de
los grupos formados por las variables sexo y nivel de avance en los estudios,
considerando el promedio el componente principal 1 y el puntaje total de HVS. Es
notorio que TOT y CP1 están altamente correlacionados, por lo que se decidió
estudiar la relación con sólo uno de ellos. Podemos asimismo
apreciar que las rectas de regresión ajustadas muestran algunas diferencias
notorias, y no así las diferencias de distribuciones de cada una de las
variables; esto último lo podemos ver en la diagonal principal del gráfico
matricial.
Figura
4. Diagrama matricial que muestra las regresiones ajustadas del promedio
con el puntaje total y con el primer componente principal.
La Tabla 1 muestra los resultados del coeficiente de regresión asociado
al puntaje total y la significancia correspondiente. Ahí es posible
ver que en el grupo de sexo masculino avanzado tiene un patrón que indica que a
menor puntaje de HVS el promedio es más alto y viceversa, aunque la
significancia es baja (apenas mayor que 0.05). Se destaca el patrón de relación
en el grupo de sexo masculino en los semestres iniciales, donde se observa una
significancia alta (p menor que 0.01), lo que indica que la relación de
puntajes de HVS bajos con promedios bajos, y viceversa, es más nítida. Por
otro lado, los grupos de sexo femenino no presentan patrones con nitidez,
porque en el caso de las estudiantes de semestres avanzados apenas alcanzan la
significancia baja (p menor que 0.1). Cabe hacer notar que en todos
los casos se realizó un análisis de residuos no encontrándose patologías que
resolver
Tabla 1. Resultados de los coeficientes de regresión estimados para la
pendiente de las rectas por grupo.
Grupo |
Estimador de B1 |
Error estándar |
Valor de t |
Valor p |
G1=F-INICIAL |
0.01179 |
0.02772 |
0.425 |
0.6743 |
G2=F-AVANZADO |
0.02720 |
0.01537 |
1.770 |
0.0928* |
G3=M-INICIAL |
0.05996 |
0.01883 |
3.184 |
0.0034 ** |
G4=M-AVANZADO |
-0.05673 |
0.02810 |
-2.019 |
0.0539* |
Discusión y conclusiones
Se ha demostrado
que existe una relación entre los HVS y el rendimiento escolar, pero que esta
relación está mediada por el sexo y el nivel de avance en los estudios,
encontrándose un grupo importante de opiniones contradictorias en
los HVS y una relación inversa, la cual podría ser espuria. Esto nos
pone en acuerdo con Sánchez-Ojeda y De
Luna-Bertos (2015) en el sentido de que a pesar de que los estudiantes
conocen la importancia de los HVS, su comportamiento --y nosotros agregamos: a
pesar de ser estudiantes de alto rendimiento académico-- es contrario. Podemos
concluir que este estudio deja abiertas una serie de
interrogantes, pero una aseveración fundamental: es claro que
para estudiar la relación de HVS con el rendimiento escolar se necesita
considerar otras variables, como las de sexo y nivel de avance en los estudios.
En este sentido, y en acuerdo con Díaz Cárdenas et al. (2017), observamos que
analizar la relación entre los HVS y el rendimiento escolar exige una visión
global del desarrollo académico del estudiante abordando el tema desde una
dimensión, al mismo tiempo, personal, ambiental y social. Por otro lado,
resulta interesante señalar que en nuestro estudio la actividad y el ejercicio
físico (AE) no mostró relación clara como elemento predictor del desempeño
escolar; esto nos pone en acuerdo con Taras (2005) y con Yu et al.
(2006). No obstante, los resultados que
han reportado Capdevila, Bellmunt & Hernando (2015) así
como Shariati y Bakhtiari (2011),
justo en el sentido contrario a los hallazgos aquí reportados, nos hacen pensar
en extender la discusión en esta línea afinando los instrumentos para recoger
datos y ampliando la muestra con estudiantes de la propia unidad académica de
economía y estadística. Por último, no hemos encontrado diferencias
entre carreras, quizá porque todas las que se incluyeron pertenecen a
una misma área de conocimiento; resultaría interesante comparar estos
resultados con los que se obtengan en carreras del área de ciencias de la
salud. Hay estudios que consideran otros hábitos que están más estrechamente
relacionados con los resultados escolares, como hábitos de estudio, o
práctica de un deporte, lo cual también plantea otro elemento a considerar
en futuros estudios.
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[1] *Doctor en
Ciencias Matemáticas por la Universidad de la Habana, Maestro en Ciencias con
mención en Estadística por el Colegio de Posgraduados y Licenciado en
Estadística por la Universidad Veracruzana. Profesor de esta última institución
desde 1981. Es miembro regular de la Academia Mexicana de Ciencias,
Investigador Nacional Nivel I y profesor de perfil deseable reconocido por el
PROMEP hasta el 2020. Actualmente, es profesor titular en la Facultad de
Estadística e Informática de la Universidad Veracruzana en México.
[2] **Doctor en Didáctica de
las Matemáticas por la por la Universitat Autónoma de Barcelona, Maestro en
Didáctica de las Matemáticas por la Universitat Autónoma de Barcelona, Maestro
en Gestión de la Calidad por la Universidad Veracruzana y Licenciado en
Matemáticas (2003) por la Universidad Veracruzana. Actualmente es profesor
titular en la Facultad de Estadística e Informática de la Universidad
Veracruzana en México.
[3]***Doctor en Ciencias Matemáticas por la
Universidad de La Habana y Licenciado en Matemática por la Universidad de La
Habana. Actualmente es profesor en la Facultad de Matemáticas y en la Facultad
de Estadística e Informática de la Universidad Veracruzana en México.