REFLEXIONES
PARA UNA DIDÁCTICA EMERGENTE DESDE LOS APORTES DE EDGAR MORIN
Vicente
Eduardo Herrada*[1]
Universidad
Pedagógica Experimental Libertador, Venezuela
Recibido: 16/09/2019Aceptado:
3/01/2020
Resumen
La concepción tradicional de la didáctica tal
como se ha venido entendiendo y aplicando en los últimos años, al parecer no
cubre con las expectativas y las exigencias de la sociedad actual, lo cual ha
generado cierta preocupación en la comunidad científica educativa. La necesidad
de implementar una didáctica para la enseñanza de nuevos saberes y la formación
del hombre del siglo XXI, ha sido motivo para que algunos investigadores de la
educación se aboquen al estudio de este tema. En ese sentido, las ideas
aportadas por el filósofo francés Edgar Morín en su obra “Los siete saberes
necesarios para la educación del futuro”, nos invitan a repensar la didáctica
desde la complejidad. Por ello, el
propósito fundamental del presente artículo de base documental, es hacer un análisis
reflexivo sobre esta obra literaria, para plantear a partir de allí la
necesidad de desarrollar una didáctica emergente que cumpla con los
requerimientos para la formación del hombre nuevo y a su vez cubra con las
expectativas que la educación del futuro demanda.
Palabras clave: Didáctica – Educación
– Humanización – Complejidad.
Abstract
The
concept of traditional didactics as it has been understood and applied during
the past few years, does not appear to cover the requirements needed, as well
as the expectations of current society, this has generated a certain degree of
concern in the scientific education community. The need of implementing a
didactic for the teaching of new knowledge and the development of the XXI
century man has been the reason for some education researchers to work on the
study of this matter. Regarding that, the ideas contributed by French philosopher
Edgar Morin, in his work Seven complex
lessons in education for the future, invite us to re-think the didactic from a
complex angle. Therefore, the main purpose of this documental-based article is
to carry out a reflective analysis of this literary work, and elaborate from it
the necessity of developing an emerging didactic that meets the requirements
for developing the new man, as well as covering the demands that the education
of the future requires.
Keywords: Didactic – Education – Humanization – Complexity.
Introducción
Las características de la sociedad actual signada por la tecnoglobalización y la
pluralidad del conocimiento, colocan a la educación y a los educadores frente a
un gran desafío como lo es encontrar nuevas fórmulas para organizar y dirigir
los procesos educativos tendientes a la formación del nuevo ciudadano. Al
parecer la concepción tradicional de la didáctica tal como se ha venido entendiendo y aplicando en los últimos años,
no cubre con las expectativas y las exigencias de la sociedad de los nuevos
tiempos, lo cual ha generado cierta preocupación en la comunidad científica educativa.
En
ese afán por la búsqueda de soluciones a la problemática educativa mundial, el
filósofo francés Edgar Morín (2000) propone en su obra “Los siete saberes para
la educación del futuro”, una serie de planteamientos que invitan a repensar la
didáctica desde la complejidad, de tal modo que se logre a través de la renovación
del pensamiento, la formación del ciudadano del siglo XXI.
Por ello, en el
presente artículo se intenta hacer un análisis reflexivo sobre esta obra
literaria para extraer de allí algunas ideas que pudiesen contribuir a la
conformación de una didáctica emergente para la enseñanza de ciertos saberes
que hasta ahora no han sido tomados en cuenta por las instituciones
educativas.
En
un primer momento se revisan las ideas de algunos autores pioneros en el
estudio de las ciencias educativas y la pedagogía, como Herbart, Pestalozzi,
Rousseau y Montessori, entre otros, con la finalidad de analizar la visión que
estos pedagogos tradicionales tenían de la educación, y ver de qué manera estas
primeras ideas han influido a través del tiempo en la enseñanza y en la
generación de propuestas para la resolución de los problemas educativos, además
se presenta en este apartado, la propuesta de Edgar Morín, la cual versa sobre
los saberes que han de ser tomados en cuenta para la educación del futuro. De
este modo, se describen de manera sucinta cada uno de los saberes propuestos por
este autor a fin de extraer de allí elementos que puedan aportar ideas para la
conformación de una didáctica emergente para la educación del futuro.
Luego
se plantea el interrogante ¿hacia dónde va la didáctica? donde se analizan
algunas definiciones las cuales fueron elaboradas durante las últimas cuatro décadas
del siglo XXI por diversos autores, con el fin de develar el carácter asignado
a esta disciplina desde diferentes perspectivas epistemológicas.
En
base a los planteamientos desarrollados, se expone a continuación algunas
razones para pensar en la necesidad de una didáctica emergente partiendo de las
propuestas de Morin. Seguidamente, en las reflexiones finales se intenta
sintetizar las ideas desarrolladas en el trabajo y presentar algunas observaciones
y recomendaciones desde la visión particular del autor.
La Didáctica:
un camino andado, un camino por andar
Desde
que Juan Amós Comenius acuñara en el siglo XVII el término didáctica en su obra
Didáctica Magna, esta disciplina científico pedagógica ha sido objeto de estudios
e investigaciones basadas en diversas teorías y planteamientos, lo cual ha generado
reacciones y controversias en cuanto a la comprensión y aplicación de los
procedimientos inherentes al complejo arte de enseñar.
Es así
como investigadores y estudiosos del tema posteriores a Comenius, fueron
aportando ideas importantes para el desarrollo de la didáctica, tal es el caso
de Herbart, quien abogó por el estudio de la pedagogía científica partiendo de
elementos propios de la psicología donde el fin último de la educación debía
ser el desarrollo de la personalidad de cada individuo.
Herbart
cuestionaba la pedagogía como arte mecánico, pues ésta debía estar fundamentada
tanto en lo científico, como en
principios, entendía la educación como una necesidad para superar el estado
natural del ser humano y la moral como el fin más elevado del hombre (Runge,
2009), en tal sentido, este teórico consideraba que los maestros deberían tener
conciencia de la plasticidad humana (Mayer, 2000).
Por su
parte Dewey, a través de
sus teorías fundó las bases para la escuela nueva, donde se consideraba
que los maestros debían incorporar las experiencias del aprendiz en los temas
de estudio y que dichas materias de estudios no debían verse separadas o fuera
del niño, sino como elementos que fluyen de una interacción conocimiento-sujeto
cognoscente (Dorantes y Matus, 2007).
En cierto modo, Pestalozzi,
Froebel, Montessori y el mismo Herbart refuerzan la tesis de Dewey, pues sus aportes introdujeron cambios
en la idea que se tenía en ese entonces sobre las concepciones de maestro,
enseñanza y método, para así dar forma a los principales fundamentos de la escuela moderna (Alves
Duraes, 2010).
A
partir de las propuestas de estos pedagogos, los cambios en el campo educativo y
el de la pedagogía han marchado al ritmo de los acontecimientos mundiales que
han impulsado las transformaciones en todos los ámbitos de la sociedad. De cualquier
manera estos aportes han alimentado la discusión para la redimensionalización
de la educación a través de la revisión de la pedagogía y la didáctica.
Esa necesidad de buscar
soluciones a la problemática educativa ha sido una constante a lo largo de la
historia, esto obedece quizás a la presión ocasionada por los acontecimientos ocurridos
en el área social, política, económica y espiritual, los cuales se han sucedido
de manera muy rápida, y en algunos casos de forma violenta, generando en
consecuencia una vertiginosa alteración de la vida en todos los campos del orden
mundial.
Una de las áreas del conocimiento
que ha superado estas alteraciones asumiendo de manera responsable las
consecuencias de los cambios, es el de las ciencias de la educación. Desde allí,
y gracias al trabajo de científicos e investigadores, muchos han sido los
esfuerzos por conocer cómo aprenden los individuos, qué requieren aprender y
cuál es la mejor forma en que cada uno aprende; en ese sentido, se ha estudiado
cada componente del proceso de aprendizaje como son el docente, el estudiante,
el currículo y el contexto social en el cual se desarrolla el aprendizaje, afortunadamente
todos han sido objeto de análisis y estudios, pues éstos siempre han sido
considerados como los componentes esenciales y claves en el proceso de
construcción del conocimiento para la formación del individuo.
La implementación de mecanismos que
contribuyan a comprender el complejo mundo de la enseñanza ha representado una
ardua tarea asumida por filósofos e investigadores, los cuales se han abocado
al estudio de tan importante tema. El filósofo Edgar Morin por ejemplo, basa su
obra en el principio de la complejidad para la comprensión de la condición humana, lo cual ha
significado un gran aporte a la ciencia, la educación y a la humanidad en
general.
Algunas de las ideas de este gran pensador
francés están contenidas en “Los siete saberes necesarios para la educación del
futuro”, un trabajo que fue encargado por la UNESCO en 1999 al autor, a fin de
que produjera un documento donde esbozara algunas ideas acerca de cómo debía
ser la educación del futuro según la visión del eminente científico.
Aclara el autor que el texto no pretende
ser un tratado de asignaturas que deben enseñarse en la escuela, tampoco es un
compendio o una guía de enseñanza, se trata básicamente de exponer ideas para
la resolución de problemas fundamentales del ámbito mundial y planetario, que
requieren ser atendidos para su enseñanza en los próximos siglos, (Morín, López
y Vallejo, 2000), es decir que más allá del cómo enseñar, el escritor hace
referencia al qué enseñar.
Estas
ideas deben ser consideradas por la educación en función de proponer una enseñanza
basada en estos principios y crear estrategias dirigidas al cómo enseñar estos
saberes para la formación del hombre y la construcción de la nueva sociedad.
A
continuación se presenta un análisis de cada uno de los aspectos presentados
por el autor a fin de extraer de allí los aportes más importantes que podrían
contribuir a la renovación de la didáctica para la transformación de la
educación.
Los aportes
de Edgar Morin: presente y futuro
Edgar Morin es uno de los
grandes pensadores del siglo XX e inicios del XXI, este sociólogo y filósofo
francés se ha ocupado del estudio del mundo interno del individuo a través del
abordaje de la investigación desde una perspectiva multidimensional de cara a la
comprensión y formación del individuo sociológico.
La propuesta para la
transformación de la humanidad a través del conocimiento del mundo interno del
hombre, procura la renovación del pensamiento humano desde una visión profunda
y compleja, así en la prolífica obra de este escritor, producto
de muchos años de trabajo se ve reflejada su inquietud por el asunto de la
enseñanza mediante la puesta en marcha de una urgente reforma del pensamiento.
Uno de los temas importantes planteados
por el filósofo, se refiere a los siete saberes fundamentales que la educación
de toda sociedad debe tratar. A decir del autor, los siete saberes parten de la
idea de que existen siete vacíos profundos en las materias docentes, las cuales
son ignoradas, ocultadas o desintegradas en fragmentos (Morín, López y Vallejo,
2000).
El primer vacío al cual el
escritor hace referencia es al conocimiento y las implicaciones que conllevan
al error y a la ilusión; la educación
del futuro debe enfrentar la problemática de las cegueras del conocimiento,
asunto éste que conlleva al problema del error y la ilusión, y es esto lo que
se debe enseñar a todos los niños y a todos los ciudadanos, hacer frente a esta
dificultad, pasa primeramente por reconocer las fuentes generadoras del error y
la ilusión que no son otras que las fuentes psicológicas, culturales y
biológicas (Morín, López y Vallejo, 2000).
Ciertamente la identificación de las fuentes generadoras de errores y su
dominio permitiría una mayor fluidez del proceso de construcción del
conocimiento, pues al suprimir los errores mentales, los intelectuales y los de
la razón de la práctica de la enseñanza, se estaría atacando, y por ende eliminando
las trabas que impiden el posicionamiento del conocimiento por parte del sujeto
que aprende.
La negación del error ha sido quizás uno de los obstáculos que ha
impedido la correcta apropiación del conocimiento, no existen sujetos, conceptos
o teoría alguna que sean inmunes al error, pues la representación de la
realidad se produce mediante un proceso perceptivo donde intervienen todos
nuestros sentidos, incluso la misma percepción puede estar sujeta al error.
Las teorías y las aproximaciones conceptuales que pretendan revestirse
de esa especie de inmunidad y se resistan a la posibilidad de ser refutadas corren
el riesgo de convertirse sencillamente en aproximaciones teóricas carentes de
toda robustez y confiabilidad (Popper, 1980).
Efectivamente, el sistema de ideas construidas desde esa postura
perfeccionista se arraiga en el espíritu del sujeto pensante de tal manera que
reproduce otro sistema de creencias e ideas producto de los errores
implícitos. Para eliminar el riesgo del error en el conocimiento hay que comenzar
por reconocer el riesgo del error mismo; al respecto Morín (2000), afirma que
“la educación debe dedicarse entonces a la identificación de los orígenes de
errores, de ilusiones y de cegueras” (Morín, 2000, p.25).
Otro de los aspectos planteados por Morín es el que se refiere a la pertinencia
del conocimiento, concebido como un
conocimiento universal organizado y articulado en un sistema de información donde
se deben insertar los problemas del mundo, los cuales deben ser tratados por la
escuela en su contexto para que adquieran verdadero sentido, situarlos en un
contexto amplio y complejo desde una visión global donde se integren las partes
al todo y el todo a las partes.
El conocimiento pertinente debe reconocer las unidades complejas en sus múltiples
dimensiones, así como la sociedad está conformada por una dimensión histórica,
económica, social y espiritual, asimismo el hombre en sus múltiples dimensiones
es una unidad biológica, social, síquica, afectiva y racional.
Evidentemente la escuela tradicional se ha centrado en el desarrollo de
las capacidades y destrezas de los sujetos en formación, esto está muy bien, no
obstante pienso que la manera de abordar el conocimiento de cara a esa formación
no ha sido la más idónea puesto que en el proceso de enseñanza se ha tratado el
conocimiento de forma parcelada y se ha descuidado la importancia que tienen las
unidades complejas a las cuales se ha hecho referencia.
A propósito de la problemática del parcelamiento del conocimiento, el
mismo se puede evidenciar en las instituciones educativas de todos los niveles,
donde los contenidos son distribuidos por asignaturas pero sin que haya una
relación entre ellas, pues cada materia se centra en los contenidos inherentes
a su especialidad sin establecer nexos con las demás áreas del saber.
En ese sentido, para asumir la pertinencia del conocimiento es necesario
que los encargados de coordinar y conducir los destinos de la educación de cada
país, inicien una revisión de las estrategias de enseñanzas y ajustar los contenidos,
de tal manera que éstos adquieran sentido para el estudiante y se logre una
efectiva apropiación de los saberes, asimismo los educadores deberían propiciar
en sus aulas de clases el desarrollo del conocimiento integrador, en el cual se
profundice en las dimensiones del sujeto y del conocimiento, de tal modo que la
unión entre la unidad y la multiplicidad formen un tejido complejo desde donde se
asuma el conocimiento desde la interacción de los elementos multidimensionales
que lo conforman.
Un
aspecto relevante propuesto en la obra de Morin tiene que ver con la enseñanza de la condición humana, este es otro de los saberes necesarios que
según el autor no se enseña en ninguna parte, por lo tanto la educación del
futuro debe asumir el compromiso de llenar ese vacío, adoptando como principio
fundamental: el significado del ser humano, reconociéndolo como ser integrante
de una sociedad, de un mundo, de un universo, en fin de un cosmos.
Para enseñar la condición humana, asegura el autor, es necesario la
alianza entre las diferentes ciencias; las ciencias de la tierra para ubicar al
hombre en un espacio terrenal como ser en constante evolución, así como ubicar
al planeta como parte de un universo; las ciencias de la vida que nos muestra
el desarrollo de la humanidad; las ciencias humanas como la psicología, la
sociología y la historia que dan cuenta del comportamiento humano y la
evolución de las sociedades; la cosmología que explica sobre los orígenes del
universo del cual forma parte el ser humano como un todo (Morín, 2000).
Efectivamente la separación de las ciencias ha permitido que el
conocimiento se disperse y se construya en
forma fragmentada, por ello es menester que las materias de estudio que
se dicta en las instituciones se integren para lograr una verdadera enseñanza
de la condición humana.
Para lograr este objetivo, la educación debe considerar el proceso de
evolución del hombre desde su génesis hasta la actualidad, este sería el punto
focal para la enseñanza de la humana condición, analizar el salto cualitativo y
cuantitativo que ha experimentado el individuo en su evolución, para que sea
reconocido como un ser inteligente, espiritual y universal tal como es su
naturaleza misma, por lo tanto la enseñanza debe ocuparse por profundizar en el
tema de la creación del mundo y del cosmos con sus miles de millones de
galaxias y estrellas, además se debe trabajar por redefinir la concepción del
nuevo hombre en su condición física como minúscula unidad viviente terrenal
dentro de un sistema macrocósmico, considerar la dualidad del ser humano como
ser cósmico y terrestre, este debe ser el norte de la nueva educación.
Desde hace unos cuatro siglos aproximadamente y muy especialmente a
partir del siglo XX, la humanidad ha asistido a lo que Morin denomina la era
planetaria, cuyo principal objetivo es educar para el despertar de la
sociedad-mundo (Morín, 2006). Esta es una era caracterizada por la integración
de todos los elementos que conforman el planeta mismo, de tal manera que el
mundo se hace cada vez más un todo y el mundo como un todo está cada vez más en
cada una de sus partes.
En esa dirección debe enfocarse la educación actual, orientar el proceso
educativo hacia la comprensión de la historia y los hechos mundiales que han
dado lugar a una nueva sociedad, a un
nuevo orden planetario el cual debe ser comprendido por el sujeto en formación,
de tal modo que este tenga una alta compresión sobre sus orígenes, que indague
sobre su procedencia como ser cósmico y comprenda hacia dónde se dirige en su evolución,
así, en la medida que esto se entienda, existirá un mejor sentido de
pertenencia y una mayor conciencia planetaria por parte de los ciudadanos del
mundo.
De acuerdo con los planteamientos anteriores es necesario agregar que los
pueblos y las naciones como entes organizados, y los sujetos como integrantes
de estas organizaciones, no han evolucionado en solitario, por el contrario se
han desarrollado en conjunción con un todo y en consecuencia el hombre como
parte de una sociedad no puede desvincularse de ésta, por lo tanto, hombre-sociedad-mundo
deben coexistir en estrecha relación en un escenario multidimensional donde se
entreteje lo físico, biológico, psicológico y lo cultural, de donde emana todo el
conocimiento que debe ser abordado por la escuela para su discusión, comprensión
y aprehensión.
Por otra parte, es importante acotar que el desarrollo tecnológico y
científico experimentado por la humanidad en los últimos años, ha permitido que
la población tenga acceso a la información, haciendo posible que muchas
personas de distintas regiones del mundo puedan enterarse de los acontecimientos
mundiales y cósmicos casi de manera instantánea, lo cual ha abierto la brecha
hacia la planetarización, de tal manera que la educación no puede estar de
espaldas a esa realidad y por lo tanto las formas de abordar el conocimiento
para la formación integral del ciudadano del planeta debe cubrir con las
expectativas y las demandas que la era de la planetarizacion exige.
En función de estos argumentos es evidente que la educación actual requiere
tomar nuevos rumbos, donde se erradique la práctica de la formación parcelada y
desintegradora, y más bien se trabaje para que el propósito fundamental se
centre en la consolidación de una educación que tome en cuenta al individuo
desde una perspectiva holística, con una visión integradora y trascedente.
La planetarización es un concepto que la educación de este nuevo siglo
debe enseñar si se quiere lograr un efecto unificador en la humanidad y asistir
en el mediano plazo a la desaparición de todos aquellos agentes que amenazan
con la destrucción del planeta ocasionadas por las ansias de poder y codicia de
algunos grupos y naciones que han violentado todos los principios naturales,
morales y espirituales con el fin de controlar el mundo.
Los cambios derivados de los acontecimientos mundiales ha llevado a Morín
a plantear la necesidad de una educación para enseñar la identidad terrenal, es decir una enseñanza dirigida a
concientizar al individuo sobre la importancia de asumir la ciudadanía
terrestre como un derecho universal donde el mismo se ejerza a través de la
práctica del sentido de pertenencia, del sentirse digno y orgulloso de ser
ciudadano terrestre.
El ser humano es poseedor de un potencial creativo el cual debe poner al
servicio de la causa por el rescate del planeta, si esto se lograra, señala Morin:
Entonces
podemos avizorar para el tercer milenio la posibilidad de una nueva creación:
la de una ciudadanía terrestre…la educación que es a la vez transmisión de lo
viejo y apertura de la mente para acoger lo nuevo, está en el corazón de esta
nueva misión (Morín, 2000, p.77).
Realmente el autor plasma en esta idea su firme creencia de que es a
través de la educación que se podrá lograr la transformación de la especie
humana, esto es ciertamente posible con la implementación de una educación
orientada hacia ese objetivo, donde se aspire no sólo a la formación integral
del individuo, como mucho se ha pregonado, sino más bien apostando a la
salvación del planeta y por ende de la raza humana a través de la formación de
la conciencia ciudadana, por lo tanto la educación del futuro deberá aprender
una ética de la comprensión planetaria (Morin, 2000).
En otro apartado de su obra, el filosofo considera que la educación de
los nuevos tiempos debe enfrentar las incertidumbres, por cuanto es este uno de
los vacíos presentes en la enseñanza actual, quien no se ha ocupado en preparar
al individuo para enfrentar sus propias incertidumbres y las del mundo en el
que habita.
Efectivamente la escuela tiene los medios para enfrentar la incertidumbre
mediante el aprendizaje de estrategias que ayuden a enfrentarla, pero no
estrategias que supongan que el medio es estable, sino estrategias, como lo
plantea Morín, que nos permitan ser capaces de afrontar lo inesperado a medida
que se construyan nuevos conocimientos, por lo tanto enfrentar las
incertidumbres constituye un punto capital de la enseñanza (Morin, 2000).
Si bien es cierto que no se puede predecir el futuro, también es cierto
que se puede estar preparado para enfrentar las contingencias que se presenten;
en ese sentido, los organismos e instituciones educativas deben planificar
acciones a corto y mediano plazo donde se tracen líneas estratégicas orientadas
a la solución de los problemas educativos. De esta manera, desde las escuelas, universidades
y las demás instituciones involucradas en los asuntos educativos, se precisa
hacer un frente para asumir la preparación del individuo para el futuro, una
preparación basada en la realidad actual, pensando en las acciones del presente
que conlleven a soluciones futuras.
Otro de los aspectos a desarrollar por la educación del futuro es el
referido a la enseñanza de la comprensión,
el cual parte de la idea del autor de la necesidad que tiene la educación
de trabajar por una comprensión que se inserte “entre las personas como condición
y garantía de la solidaridad intelectual y moral de la humanidad” (Morín, 2000,
p.99).
Aunque la educación ha trabajado para la formación de los principios y
los valores, el mundo ha estado signado por la falta de comprensión entre los
seres humanos, así, en la familia, la sociedad, la escuela y en el mundo en
general, se evidencia una alta influencia de incomprensión, donde la
solidaridad, la tolerancia y la comprensión hacia el prójimo pareciesen haber caído
en un profundo vacío de donde ha de ser rescatada.
En tal sentido la educación debe redoblar los esfuerzos para poner en
práctica en las aulas y espacios educativos, el respeto y la aceptación del
otro, respetando sus creencias, cultura, identidad, ideologías políticas y
religiosas, sus discapacidades físicas e intelectuales, su condición de género,
en fin la comprensión del ser humano como ser humano.
Morín trata en su obra acerca de
la necesidad que existe de que la educación se enfoque en una enseñanza para la
ética del género humano, en ese
apartado se sintetiza, si se quiere, todo los aspectos anteriores, puesto que
en una ética verdaderamente humana debe converger en una sola tríada, los
términos individuo - sociedad - especie, de donde surja la conciencia y el
espíritu propiamente humano, es decir, una ética de la conciencia de la
concepción compleja del género humano, lo que el filósofo ha denominado una
antropo-ética; entonces la antropo-ética debe conllevar la esperanza de lograr
la humanidad como conciencia y ciudadanía planetaria.
Esto significa que el individuo y la
sociedad deben interactuar en un bucle que permite la relación entre ambos,
donde a través de la cooperación mutua se logre alcanzar el mayor estado de
bienestar, es decir no existe sociedad sin individuo, ni individuo sin
sociedad, uno es dependiente del otro, por ello la ética ciudadana y la ética
de la especie humana son las dos vertientes en las cuales deben concentrarse las
acciones para lograr que la humanidad se convierta en verdadera humanidad para
que encuentre pacíficamente su realización dentro una gran confederación (Morin,
2000). Esta confederación debe constituirse desde la escuela, para así
propiciar la participación e integración de los docentes, estudiantes,
políticos, religiosos y todos los sectores
que conforman la sociedad.
¿Hacia dónde
va la didáctica?
En su
evolución histórica, la educación ha estado sometida a fuertes cuestionamientos
emanados de las críticas de los grandes científicos, investigadores y teóricos,
quienes han discutido sobre sus posturas acerca de cómo debería conducirse el
proceso de enseñanza aprendizaje.
De esta manera, la teoría
rousseauniana estaba en contra de los métodos organizativos de la escuela y la
falta de conexión entre el conocimiento y los estudiantes; Rousseau creía que
el pilar fundamental de la escuela nueva estaba en proveer a los niños las
opciones e instrumentos para que ellos por sí solos desarrollaran todas sus
potencialidades (Maestre, 2009).
Por su parte, los marxistas y los anarquistas fijaban
su posición en la defensa de un modelo ideal de sociedad a través de la transformación
global del ser humano, en la cual jugaba un papel fundamental la educación. Más
adelante, Habermas plantea su teoría de la acción comunicativa, donde explica
que el aprendizaje comunicativo debe basarse en la creación de una comunidad de
aprendizajes donde exista la interacción entre iguales, es decir una
interacción de poder entre profesores y estudiantes (Maestre, 2000).
Como se puede apreciar, las
opiniones acerca del tema de la educación tienen muchas aristas. En la
actualidad las críticas provienen de diferentes fuentes, así desde el sector
político opositor se habla de un sistema educativo fracasado; los expertos por
su parte critican los enfoques, los procedimientos y los métodos empleados en
el proceso de enseñanza; asimismo algunos estudiantes alegan que muchos
docentes no están lo suficientemente preparados y actualizados para conducir y
formar las nuevas generaciones, pues la ineficacia y la “falta de pedagogía” entorpece la labor educativa; de
igual manera los profesores cuestionan a los estudiantes alegando que éstos no
cuentan con los conocimientos previos básicos requeridos para asumir niveles más
profundos de exigencias.
Esta posición de buscar responsables del deterioro de la calidad de la
educación es una práctica muy común en nuestros días, pero pienso que más allá
de eso es necesario que se entienda que todos somos parte del problema y por
ende formamos parte de la solución, por lo tanto todos los involucrados en los
asuntos educativos tenemos el compromiso de generar propuestas que enrumben al mundo
por el camino de la transformación.
Las críticas que
históricamente se le han hecho a la educación, involucra directamente a la
didáctica, la cual ha transitado un sinuoso y largo camino, que gracias a la
acción investigativa de los grandes pensadores ha logrado transformarse
progresivamente y en cierta forma salvar los obstáculos para alcanzar un
significativo perfeccionamiento en su aplicación, adaptándose a los diferentes
contextos y a la dinámica de los distintos momentos históricos.
Para conectar con la idea anterior estimo
necesario revisar cómo se ha manejado a través del tiempo el término didáctica
comenzando por señalar que etimológicamente la palabra didáctica proviene de
las expresiones griegas didaktiké, didaskein, didaskalia, las cuales tienen una
relación común con el verbo instruir, enseñar, exponer con claridad. En su conceptualización
más general algunas definiciones aluden al proceso de enseñanza, a los métodos
y técnicas empleadas en dicho proceso, tal es el caso de la definición aportada
por Herbart y sus discípulos en el siglo XIX, quienes la limitaban al conjunto
de medios educativos e instructivos. Pero mucho más antes de Herbart, Comenius,
uno de los teóricos antiguos más importantes de la pedagogía la asociaba con el
arte al considerarla como un artificio universal mediante el cual se podía
enseñar todas las cosas con eficacia, rapidez y alegría (Mallart, 2001).
En la actualidad el término
didáctica es de uso universal y su conceptualización remite en unos casos a la
ciencia y en otros a los medios instruccionales, así se evidencia en el cuadro
siguiente donde presento algunas definiciones elaboradas durante las últimas
cuatro décadas del siglo pasado aportadas por diferentes autores.
Cuadro 1
Análisis de la definición de didáctica
Autor |
Definición |
Descriptores |
Carácter |
Buyse 1964 |
Rama de la pedagogía,
regula la práctica docente. |
Regula,
controla |
Normativo |
Stocker 1964 |
Trata los
principios, fenómenos, formas preceptos, leyes de toda enseñanza; es por
tanto una ciencia aplicada tendente a la praxis. |
Ciencia Praxis |
Científico |
Koop 1967 |
Integración de dos tendencias: teoría del
método y del contenido de la enseñanza. |
Método Enseñanza |
Técnico |
Villapando 1970 |
Estudia los
procederes para conducir al educando y a la progresiva adquisición de
conocimientos. |
Conocimientos |
Analítico |
Luis A. Matos 1974 |
Disciplina
pedagógica de carácter práctico-normativo, tiene por objeto la técnica de
dirigir y orientar a los alumnos en su aprendizaje. |
Dirigir Conducir |
Normativo |
Rodríguez
Diéguez 1974 |
Es la ciencia y la
técnica de la variable controladora del proceso educativo. |
Ciencia Controla |
Normativo Científico |
Nerici 1979 |
Conjunto de
técnicas que reúne y coordina, con sentido práctico, todas las conclusiones y
resultados que llegan de las ciencias de la educación. |
Coordina |
Normativo Técnico |
Gimeno 1981 |
Teoría práctica de
la enseñanza de componente normativo
que en forma de saber tecnológico, organiza los medios conocidos para guía la
acción. |
Teoría Organiza Tecnológico |
Normativo Técnico |
Pérez Gómez 1981 |
Ciencia y tecnología del sistema de
comunicación intencional donde se desarrolla los proceso de enseñanza
aprendizaje. |
Ciencia Tecnología |
Científico Técnico |
Arruda
Penteado 1982 |
Conjunto de medios,
técnicas o procedimientos, que procuran guiar, orientar, dirigir o
instrumentalizar el proceso de aprendizaje |
Medios
técnicas, guiar, orientar, dirigir |
Normativo Técnico |
Pacios 1982 |
La ciencia que
estudia el proceso instructivo en cuanto produce la formación intelectual. |
Ciencia Instrucción Formación |
Científico |
Fernández
Huerta 1985 |
Tiene por objeto
las decisiones normativas que llevan al aprendizaje. |
Decisiones Aprendizaje |
Normativo |
Rosales 1988 |
Es una ciencia de
la educación que se perfila como
ciencia del proceso de enseñanza-aprendizaje sistemática en cuanto que
optimizadora del aprendizaje |
Ciencia Aprendizaje |
Científico |
Villar Angulo 1990 |
Ciencia de la
educación que explica y estructura metódicamente el proceso instructivo… y
como consecuencia de su proyección normativa y de carácter tecnológico
científico, estudia la enseñanza desde
el punto de vista de la práctica escolar |
Ciencia Instructivo Tecnológico |
Científico Normativo Técnico |
De la Torre
1993 |
Es una disciplina
reflexivo- aplicativa que se ocupa de los procesos de formación y desarrollo
personal |
Disciplina Formación |
Analítico Práctico |
Pla 1993 |
Es una disciplina
posible que dirige el campo semántico en el que se incardinan curriculum e
instrucción |
Disciplina Dirige Instrucción |
Normativo |
Oliva Gil 1996 |
Es la ciencia y tecnología
que estudia y guía el proceso instructivo-educativo |
Ciencia Tecnología Guía Instructivo |
Científico Técnico Normativo |
Tejada
Fernández 1999 |
Ciencia aplicada,
tienen por objeto el proceso de instrucción formativa integral e integrada |
Ciencia Instrucción |
Científico |
Percerisa 1999 |
Disciplina
científica que estudia los proceso de enseñanza aprendizaje, se producen en
ambientes organizados de relación
comunicación intencional |
Disciplina Enseñanza
aprendizaje |
Científico Analítico |
Fuente:
Elaboración del autor con base en Sevillano (2005)
En el cuadro presentado se puede apreciar cómo el
término didáctica ha motivado a diferentes interpretaciones en su
conceptualización, de acuerdo a la visión de cada autor esta presenta caracterizaciones
diferentes, sin embargo todas tienen un denominador común: refieren al proceso
de aprendizaje, instrucción o formación del que aprende.
Una observación importante
es que a las definiciones de la didáctica en su mayoría, se le ha asignado un
carácter científico y tecnológico, pero con un componente normativo, donde la
acción rectora y conductora del proceso de enseñanza aprendizaje es la
tendencia dominante.
A pesar del carácter
normativo, controlador y directriz que se le ha asignado a la didáctica, su advenimiento
e integración a las ciencias de la educación sin duda ha contribuido en la organización
del proceso de enseñar, tal es así que de las primeras concepciones prescriptivas
conformada por el conjunto de recetas metódicas fundamentadas en rigurosos
procedimientos científicos, se ha avanzado, sobre todo a partir del siglo XX,
hacia la conformación de una didáctica cada vez más novedosa, apoyada por
supuesto en las ideas, enfoques, recursos tecnológicos y demás elementos, los
cuales han influido en el desarrollo progresivo de tan importante disciplina
pedagógica.
No obstante, en la medida
que el mundo cambia y las sociedades se transforman, se requiere procurar la
reintegración del conocimiento, donde se unan todas las ciencias para la
enseñanza de los saberes mediante técnicas de enseñanza que satisfagan las
exigencias del mundo actual, esto es más o menos lo que expresa Morín en sus
ideas, y hacia allá es que se debe encaminar la didáctica si se quiere cumplir con
los objetivos.
Necesidad de
una didáctica emergente
La didáctica encierra un complejo tratamiento
cuyo objetivo principal es organizar el proceso de enseñanza de la manera más efectiva y eficaz, pero hay que
considerar también que desde la teoría de la enseñanza se debe avanzar hacia el
qué enseñar, este aspecto por lo general es ignorado por la didáctica
tradicional, por lo tanto, es necesario rescatar estas ideas para la superación
de esta limitante.
Al
respecto Sevillano García (2005) expresa que la búsqueda de respuestas para reflexionar
sobre formas de enseñar debe llevarnos a elaborar una nueva teoría de la
enseñanza, pero para llegar a ello es necesario reflexionar sobre los nuevos
escenarios mundiales y dar respuestas a interrogantes como:
¿Qué cambios están ocurriendo en el
mundo en las organizaciones y en los servicios? ¿Qué cambios están ocurriendo
en la economía? ¿Qué trasformaciones socioculturales están siendo apoyadas por
las tecnologías de la información? ¿Hasta qué punto esas nuevas tecnologías
podrán colaborar en la construcción de
las estructuras cognitivas? en base a estos nuevos escenarios, ¿qué cambios en
la enseñanza-aprendizaje están siendo requeridos? (Sevillano García, 2005, p.8).
Estos
y otros interrogantes ocupan la mente de algunos científicos, sociólogos,
economistas y pedagogos del mundo quienes avizoran la necesidad de preparar a
la humanidad para enfrentar esos cambios. Precisamente en el texto los siete
saberes, Morín, en su planteamiento sobre los saberes que la escuela debe
enseñar, remite al qué enseñar para lograr la humanización de la humanidad,
pues en las instituciones educativas no se ha pensado en una didáctica para repensar y poner en marcha estas
ideas. Por eso es necesario replantear la didáctica, implementar nuevos
procedimientos y metodologías de enseñanza; y repensar la didáctica, según el
filosofo, implica su adaptación a los requerimientos de la sociedad del siglo
XXI, considerar las críticas y aprender de los errores del pasado, esto sería una decisión inteligente si se quiere avanzar
hacia una nueva didáctica. La idea es poner en práctica estrategias, métodos y técnicas innovadoras
que le den otro sentido al proceso de enseñanza, es decir, pensar en una formación útil y práctica, que en
palabras de Simón Rodríguez (1988) significaría:
educar para la vida.
En pleno siglo XXI, es necesario que la
educación expanda sus aspiraciones hacia la conformación de una didáctica
acorde con las exigencias del tercer milenio, donde las ideas de los grandes
pensadores y científicos de la educación como en el caso de Morín, emerjan como
modelos a seguir.
Ahora bien, pero, ¿qué, y para qué enseñar?
Morín lo plantea claramente: enseñar la
moral, enseñar las luces del conocimiento, enseñar a conocerse así mismo,
enseñar a enfrentar los problemas y a cómo resolverlos, enseñar la condición
humana, esa es la misión, avanzar hacia una didáctica que combine el saber con
el ser y promueva una enseñanza que garantice la recuperación de la salud del
planeta y por ende, la continuidad en el tiempo de la raza humana (Morín, 2000).
A través de una didáctica pensada en estos términos se pueden crear
vínculos que conecten la cultura científica con la cultura de las ciencias
humanas, es una de las ideas centrales de los siete saberes necesarios de Morín.
No obstante, para el logro de esta aspiración, es primordial tratar el tema de
la condición humana, es decir, abordar el estudio del hombre y reconocerlo en
toda su complejidad, saber de dónde viene y cuál es su rol como partícula
viviente del cosmos, conocer su ubicación en el contexto del macro universo, de
tal manera que el hombre dedicado al
bien se alimente de la influencia de la cultura científica así como de la
cultura de las ciencias humanas (Morín, López y Vallejo, 2000).
El científico francés propone una
educación basada en la complejidad, la cual alude a lo que está tejido en
conjunto (complexus), donde se entretejen los eventos, las acciones,
interacciones, los azares, las incertidumbres, el caos, el desorden y todos aquellos
elementos que constituyen el mundo de lo
fenoménico (Morín, 1990). Una de las dificultades del pensamiento complejo,
aclara el autor, es que “debe enfrentar lo entramado (el juego afinito de
inter-retroacciones), la solidaridad de los fenómenos entre sí, la bruma, la
incertidumbre, la contradicción” (Morín, 1990, p.33). Esto significa educar
para un conocimiento que ponga orden en el caos y trabaje para la supremacía de
la certidumbre sobre la incertidumbre, supondría la implementación de una
didáctica de donde surjan alternativas para la solución del problema planetario
y de la vida misma, a partir de la transformación de la conciencia humana, una
didáctica que avance del pensamiento simple y reduccionista a un nuevo
pensamiento basado en la complejidad, desde donde se procure la redimensión del
conocimiento partiendo de la enseñanza de aquellos saberes que la educación
tradicional ha ignorado hasta ahora.
A continuación se extraen algunas ideas de
la obra “Los siete saberes necesarios para la educación del futuro”, las cuales
considero pueden aportar elementos para la construcción de una didáctica
emergente necesaria para resolver los problemas educativos y lograr la
formación de la sociedad-mundo que se quiere para esta humanidad, por lo tanto
la nueva didáctica debe ocuparse de enseñar para:
·
Que el individuo conozca
cómo solventar los obstáculos epistemológicos, que aprenda nuevas formas de
asumir el conocimiento que le permita construir el conocimiento a partir de sus
experiencias y saberes, mundo, lo cual le proporcione alternativas para enfrentar
los riesgos y las incertidumbres.
·
Promocionar el
abordaje de un conocimiento global, donde se vincule las partes con el todo y
el todo con las partes a fin de aprehender la realidad en todas sus dimensión y
complejidad.
·
El conocimiento de la
naturaleza humana como unidad compleja mediante la enseñanza
multidisciplinaria, integrando los conocimientos de las ciencias naturales, las
ciencias humanas, el arte, la literatura, la música y otras disciplinas que
permitan indagar en la esencia de lo que es ser humano.
·
La enseñanza de la historia
de la era planetaria y para que el sujeto se reconozca como una entidad
multidimensional, como un habitante mas de la tierra donde debe convivir en paz
para garantizar su supervivencia así como la de toda la raza humana.
·
Enfrentar las incertidumbres
de los tiempos actuales, afrontar y
modificar lo inesperado que surge de las nuevas informaciones. Para ello la didáctica
tendría que considerar la importancia de los avances tecnológicos y las redes
de información para implementarlos como recurso en el proceso de enseñanza.
·
La promoción del diálogo
entre semejantes y diferentes a fin de conocer y comprender las diversas culturas, aceptar al otro como hijo del universo con
todas sus virtudes y sus limitaciones.
·
Para la investigación
y aprender investigando.
·
Trabajar la ética del
ser ciudadano como individuos que conforman una sociedad y profundizar en la
idea de la ética del género humano.
En general lo que se requiere es la construcción
de una nueva teoría de la enseñanza, que incluya técnicas y métodos de
enseñanza dirigidas a la formación de la naturaleza humana, desarrollar en el
estudiante la capacidad de reflexión que lo conduzca a aprender a conocer, a
desaprender para aprender, aprender a pensar para que actúe con conciencia, una
didáctica emergente que procure preparar al aprendiz para enfrentar los cambios que ocurren en el
mundo y propicie la convivencia en una fraternidad, donde la solidaridad, el
respeto, la honestidad y el amor por su patria, se constituyan en los pilares
fundamentales de la sociedad-mundo del futuro.
Reflexiones
finales
Luego de este escrito pienso que la
educación ciertamente enfrenta uno de sus mayores retos, hacer frente a la
realidad que caracteriza el hecho educativo del nuevo siglo. En ese sentido, la
tecnoglobalización, las múltiples tendencias religiosas, la superpoblación, el
convulsionado ambiente político, el problema ecológico y las nuevas formas de
organización social, son sólo algunos de los temas que la educación debe
abordar, pues éstos constituyen los elementos dominantes del estilo de vida actual,
los cuales inciden directamente en la educación.
Todo este entramado de situaciones de
orden espiritual, económica, política, ecológica y social debe ser considerada al momento de plantear
una transformación de la didáctica, de tal manera que el conocimiento se
construya y se reconstruya desde una perspectiva científica y compleja, tomando
en cuenta la realidad que circunda al individuo y su mundo.
En
la puesta en marcha de esta tarea, los docentes son pieza fundamental, por lo
tanto éstos deben ejercer la ética como principio fundamental de su praxis, comprometerse
con la misión para la cual se formaron y aportar ideas en su hacer pedagógico, en
fin, creer, integrarse y reflexionar sobre el conocimiento que enseña, revisar
los contenidos programáticos con el objeto de precisar su utilidad y pertinencia,
incorporando los saberes populares y las experiencias propias de los aprendices
a la cotidianidad del trabajo pedagógico, hacerse de técnicas y recursos apropiados para el desarrollo de los
contenidos.
La inminente renovación de la didáctica es
una tarea que debe comenzar por revisar los procedimientos metodológicos que
históricamente se han utilizado en la enseñanza; pensar y repensar la didáctica desde la perspectiva
de la complejidad y la multidisciplinariedad, fundamentada en las ideas, reflexiones
y conceptualizaciones de grandes pensadores como Morin, significaría un salto
significativo en la búsqueda de la optimización de la enseñanza.
Por lo tanto, desde la didáctica se debe
avanzar hacia la indagación de nuevos métodos y formas de enseñar para estar a
tono con los principios de la ley universal del cambio: si no reaccionas al
cambio pereces, si reaccionas al cambio sobrevives, si anticipas el cambio
adquieres una ventaja, si propicias el cambio te conviertes en líder.
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Sevillano
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[1]* Doctor en Educación; se desempeña como formador de profesores de Educación
Musical en la Universidad Pedagógica Experimental Libertador UPEL-Maracay
Venezuela donde es coordinador del Programa de Educación Musical. Director
fundador de UPELJAZZ BAND, agrupación musical adscrita a la subdirección de
extensión de la UPEL Maracay.