JUAN MANTOVANI:
GESTIÓN EDUCATIVA Y POLÍTICA
CULTURAL
EN LA PROVINCIA DE SANTA FE
(1938-1941)
María Elisa
Welti*[1]
Universidad
Nacional de Rosario, Argentina
elisawelti@gmail.com
Maria
Eugenia Guida **[2]
Universidad
Nacional de Rosario, Argentina
eugeniaguida@gmail.com
Claudia Inés
Semorile***[3]
Universidad
Nacional de Rosario, Argentina
Recibido:
31/10/2018 Aceptado: 28/12/2018
Resumen
Analizamos (1) (2) la gestión del intelectual santafesino Juan
Mantovani (San Justo, provincia de Santa Fe, 1898 - Alemania, 1961) entre 1938
y 1941 como Ministro de Instrucción Pública y Fomento (en adelante MIPyF) de la
provincia de Santa Fe (Argentina) durante la gobernación del conservador Manuel
de Iriondo (1937 - 1943).
Mantovani impulsó en ese período un ambicioso programa tendiente a
crear y consolidar instituciones culturales y de formación de artistas. Además,
es conocido el apoyo brindado a Olga Cossettini que lo llevó a participar de
diversas actividades realizadas por ella desde la dirección de la Escuela N° 69
“Dr. Gabriel Carrasco”.
En este estudio consideramos como fuentes, los discursos de Juan
Mantovani vinculados a su función ministerial, pronunciados y publicados en ese
marco. Estos documentos ofrecen una vía de acceso a las ideas de Mantovani
asociadas a la difusión de las artes y la cultura, en el despliegue de una
política cultural, artística y educativa.
Para el análisis aplicamos las claves metodológicas de la historia
intelectual que permiten articular los rasgos de una política educativa más
amplia con las líneas de los discursos que marcaron la trayectoria de Mantovani
como funcionario, educador e intelectual, y su impronta en la definición de los
campos pedagógico, artístico y cultural.
Palabras clave: Juan Mantovani - Política Cultural - Educación - Arte - Santa
Fe.
Abstract
We analyzed the management of Juan
Mantovani (San Justo, province of Santa Fe, 1898 - Germany, 1961) between 1938
and 1941 as Minister of Public Instruction and Development (hereinafter MIPyF)
of the province of Santa Fe (Argentina) during the governance of the
conservative Manuel de Iriondo (1937 - 1943).
Mantovani promoted an ambitious program to
create and consolidate cultural institutions and artist training. In addition,
the support provided to Olga Cossettini is known, which led him to participate
in various activities of School No. 69 “Dr. Gabriel Carrasco”.
In this study we consider as sources, the
speeches of Juan Mantovani linked to his ministerial function, pronounced and
published in that framework. These documents offer a way to access the ideas of
Mantovani associated with the dissemination of arts and culture, in the
deployment of a cultural, artistic and educational policy.
For the analysis we apply the
methodological keys of the intellectual history that allow to articulate the
features of a broader educational policy, with the lines of the speeches that
marked the trajectory of Mantovani as an official, educator
and
intellectual, and his imprint in the definition of the fields pedagogical,
artistic and cultural.
Keywords: Juan
Mantovani - Cultural Policy - Education - Art - Santa Fe.
En este escrito analizamos la gestión de Juan Mantovani (San
Justo, provincia de Santa Fe, Argentina, 1898 - Alemania, 1961) como Ministro
de Instrucción Pública y Fomento (en adelante MIPyF) de la provincia de Santa
Fe (Argentina) entre 1938 y 1941 durante la gobernación del radical antipersonalista
Manuel M. de Iriondo (1937 - 1941). Caracterizamos el proyecto político,
cultural y educativo impulsado por Mantovani desde su cargo, destacando sus
ideas filosóficas y pedagógicas e interrogando su inscripción en el marco del
gobierno conservador en el que se desarrolla.
La llegada de Iriondo al poder fue, como veremos, sospechada de
fraude electoral y su gestión asumió una posición de carácter conservador
alineada con el gobierno nacional. En ese contexto, Mantovani promovió un
ambicioso proyecto que favoreció la organización y consolidación de numerosas
instituciones culturales, entre las que se destacaron museos, bibliotecas y
escuelas de formación de artistas, auspiciando, además, diversas iniciativas de
particulares en el área. Asimismo, como parte central de este programa, generó
la creación de una Comisión Provincial de Cultura que se concretó en 1940. Por
otro lado, fue notable el apoyo brindado por Mantovani a las experiencias
educativas innovadoras basadas en los principios de la escuela activa que se
realizaron en la provincia de Santa Fe en ese período.
El estudio se basa en escritos y discursos de Juan Mantovani
pronunciados y publicados en el marco de su función ministerial.
Específicamente nos abocamos a una selección de documentos referidos al
desarrollo de la política cultural, artística y educativa. El corpus analizado
comprende siete discursos pronunciados en diversos actos de gobierno: “La
cultura y el arte” (1938), “El arte y su nueva expresión” (1939), “La
biblioteca y su misión social de cultura” (1940a), “Homenaje de una educadora”
(1940b), “La enseñanza de las artes plásticas” (1940d), “El arte y nuestra
definición nacional” (1940e) y “Política orgánica de estímulo a la cultura”
(1940f). A éstos se agrega un escrito con el que prologa -bajo el título
“Significado de una experiencia” (1940c)- la publicación oficial del libro El
niño y su expresión de Olga y Leticia Cossettini.
Para el análisis de dichas fuentes, aplicamos algunas de las
claves propuestas por la historia intelectual que nos permiten relacionar la
historia política y la historia de las élites culturales, privilegiando “los
hechos de discursos” (Altamirano, 2005) y posibilitan articular la “palabra
oficial” de Mantovani como funcionario, con su trayectoria como educador e
intelectual.
Juan
Mantovani durante el “iriondismo”
Resulta difícil resumir en pocos párrafos la prolífica vida y obra
de una figura como Juan Mantovani. Nacido en San Justo, provincia de Santa Fe
en 1898, se desempeñó en el ámbito de la educación como académico, intelectual,
funcionario y teórico de la pedagogía, desde su temprana juventud y hasta su
muerte en Alemania en 1961. En sus 63 años de vida logró el reconocimiento de
sus pares y sucesores, tanto por la trascendencia de sus obras publicadas
-entre las más conocidas se cuentan: Educación y plenitud humana (1933) Bachillerato
y formación juvenil (1940); La educación y sus tres problemas (1943);
Ciencia y conciencia de la educación (1947)- como por la impronta dejada
en cada uno de los lugares donde actuó.
En cuanto a su formación, luego de su paso por la Escuela Normal
Rural de San Justo, realizó sus estudios secundarios en la Escuela Normal de
Profesores de Capital Federal y finalizó su formación de grado como Profesor de
Pedagogía y Ciencias afines de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la
Educación de la Universidad Nacional de La Plata (1919), donde participó como
estudiante en el movimiento reformista de 1918. Luego llegaría el desempeño en
distintos espacios académicos, entre los que se destaca su tarea como profesor
de las cátedras de Ciencias de la Educación en la Facultad de Filosofía y
Letras de la Universidad de Buenos Aires y Didáctica General en la Facultad de
Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata.
A partir de su retorno a la Universidad de Buenos Aires -de la que había sido
expulsado durante los gobiernos de J. D. Perón- en 1955 y hasta su repentina
muerte continuó promoviendo ámbitos de formación académica y pedagógica (3).
En este trabajo nos abocamos a un periodo particular de su vida:
el de su desempeño como funcionario de gobierno en la provincia de Santa Fe. Su
llegada al MIPyF fue precedida por cargos de Inspección, tanto en la provincia
como en la Nación. Asumió el 28 de agosto de 1928 como Inspector General de
Escuelas de la provincia de Santa Fe hasta 1929 y posteriormente -entre
marzo de 1932 y 1938- cumplió funciones como Inspector General de Enseñanza
Secundaria, Normal y Especial de la Nación, tiempo durante el cual propició la
reforma de la enseñanza media, procurando que ésta respondiera a las exigencias
de la adolescencia y a un concepto social y nacional de la educación. Producto
de esta preocupación publicó en 1934 Proyecto de reformas a los planes de
estudio de la enseñanza media y, años más tarde, Bachillerato y
Formación Juvenil (Siede, 2012). Regresó a la provincia de Santa Fe al ser
nombrado MIPyF en abril de 1938, cargo que ocupó hasta 1941 (4).
Durante esta última gestión, Mantovani contrajo responsabilidades
públicas en un gobierno de talante conservador,
apoyado por
radicales antipersonalistas (término referido a un sector del radicalismo
opuesto al liderazgo de Yrigoyen y sus seguidores), en una década signada por
el fraude electoral pero también por el crecimiento de la intervención del
Estado y la modernización de las instituciones estatales. Según Piazzesi (2009,
pp. 133) con los gobiernos antipersonalistas de Manuel M. de Iriondo (5) (1937
- 1941) y, su sucesor, Joaquín Argonz (1941 - 1943) se iniciaba en Santa Fe un
proceso de transformación estatal, en consonancia con los cambios producidos a
nivel nacional. La singularidad de las gestiones de Iriondo y Argonz residió en
que, en un contexto caracterizado por el fraude, el gobierno incrementó su
intervención a través de la obra pública, estableciendo de este modo un canal
directo de comunicación con los más diversos sectores de la sociedad. Buscaba
así obtener una legitimidad de sustitución (6) capaz de disimular los
vicios en la construcción de la representación política (Piazzesi, 2009, p.
85).
A partir del segundo año del mandato de Iriondo se configuró un
movimiento denominado “iriondismo”, es decir, una coalición dominante
conformada en torno a la figura del gobernador, que buscaba asegurarse el
control partidario. Participaron de ella miembros del radicalismo pero también
de otras organizaciones e independientes, entre estos últimos podría incluirse
a Mantovani. Recordemos que para entonces, a sus 40 años de edad, ya contaba
con experiencia como funcionario y reconocimientos a nivel nacional e
internacional.
Según Siede (2012), si bien Mantovani apostaba a reformar el
sistema educacional desde “adentro”, esta adhesión al iriondismo le costó
numerosas críticas: su ascenso en el ámbito político conservador aumentó la
brecha que lo distanciaba de los sectores renovadores de la educación fuera de
la provincia (7) y que militaban mayoritariamente como opositores al gobierno
nacional y sus acólitos provinciales (Siede, 2012, p. 27). Coinciden con ello,
Fernández y Caldo (2015) para quienes la designación de Mantovani como
Ministro, generó reticencias y especulaciones. Por otra parte, por su
pensamiento y su activa intervención en la conformación del campo pedagógico de
la década del ´30, es posible definir a Mantovani como un pedagogo “liberal
laico espiritualista”, vinculado a la tradición liberal reformista,
progresista, democrática y anticlerical (Puiggrós, 1992, p.78); elementos que
claramente se contraponían con las posiciones asumidas por ese gobernador
santafesino.
Ahora bien, hallamos sutiles diferencias en el análisis que
efectúan las investigaciones citadas: según Fernández y Caldo (2015) Mantovani
al asumir su cargo estaba dejando de lado o al menos poniendo entre paréntesis
sus principios; para Siede (2012), si bien Mantovani recibió críticas por su
participación durante el gobierno de la llamada concordancia, ésta daba
cuenta de una apuesta a reformar el sistema educativo desde su interior. Al
respecto, cabe preguntarse si la “apuesta reformista” asumida por Mantovani le
exigió efectivamente una renuncia a sus principios o si, por el contrario,
logró introducirlos en las políticas provinciales e impulsar acciones
siguiéndolos.
En el afán de profundizar el análisis de este interrogante
intentamos, desde las fuentes, caracterizar su programa cultural y educativo e
identificar las concepciones de Estado, educación y cultura que Mantovani
explicita, vinculándolas a su posicionamiento -aparentemente contradictorio-
como funcionario e intelectual.
Estado,
promoción de la Cultura y formación de artistas:
las
claves para el despliegue de una política educativa en Santa Fe
“Era, indudablemente un humanista moderno, en el sentido que,
a diferencia de los clásicos,
proyectaba su espíritu hacia el futuro
en un permanente afán de renovación cultural”.
(Diario El Litoral, Santa Fe, 6 de diciembre de 1961).
Así como resulta difícil acotar el relato de su intensa vida y su
trayectoria académica, la prolífica obra de Mantovani y la producción de ideas
en torno a distintas cuestiones que hacen a la educación, obliga a un delicado
recorte en la selección de fuentes. La investigación de la que forma parte este
trabajo gira en torno a la relación entre el arte, la pedagogía y la cultura en
Rosario entre 1930 y 1950 y la gestión de Juan Mantovani tuvo en ella un peso
ineludible: en 1940 se crea la Comisión Provincial de Cultura, en 1939 el Museo
Histórico Provincial en la ciudad de Rosario, y poco después, en 1943, un museo
del mismo tipo en la ciudad de Santa Fe. La institucionalización de la
formación de artistas constituye otro de los núcleos de su programa: en 1940
comienza a funcionar la Escuela Provincial de Artes Plásticas en la ciudad de
Santa Fe y en 1942 otra institución de idénticas cualidades en la ciudad de
Rosario. De este modo, el principal criterio de selección de las fuentes fue
precisamente el de abordar, como ya mencionamos, los discursos pronunciados por
Mantovani en el marco del desarrollo de estas acciones de gobierno. En estas
exposiciones públicas resulta relevante el énfasis que Mantovani adjudica a las
categorías de Estado, cultura o trabajador cultural. En ellas nos detuvimos
para analizar y comprender las claves de su programa cultural y educativo.
Acerca
del rol del Estado y los trabajadores de la cultura
En uno de los primeros discursos pronunciados como MIPyF,
Mantovani expresaba sus principales ideas acerca del rol del Estado con
respecto a las artes y la cultura:
El Poder Ejecutivo de la Provincia
interpreta y valora debidamente la función de estas instituciones. Considera
que la conservación del tesoro artístico es un deber que el Estado no
puede eludir, porque el contacto con el arte no debe ser un privilegio, sino
un derecho de todos. Tiene una influencia tan poderosa sobre el espíritu
individual y colectivo que debe estar, en la mayor extensión posible,
colocado al alcance del pueblo. Los museos, las estatuas, los edificios,
la música, las canciones, la poesía y las diversas expresiones del folklore
nativo son fuentes de goce sensaciones perdurables. Debe también el Estado facilitar
el estudio de los jóvenes (….) instalando academias o escuelas especiales o
acordando becas al efecto. Además debe alentar y ayudar a los artistas.
(Mantovani, 1938, pp.15-16 La negrita es nuestra).
Durante su gestión se abocó a desarrollar una política cultural,
cuyas características quedaron plasmadas de modo completo y acabado en la Ley
2906, mediante la cual se crea la Comisión Provincial de Cultura. En el
discurso presentado ante la Cámara de Diputados en junio de 1940, para promover
el proyecto de ley, Mantovani enuncia los propósitos de esa Comisión, a saber:
a) la difusión de la cultura, más allá de las grandes urbes como Rosario
o Santa Fe; b) protección de la investigación científica, literaria y
artística; c) perfeccionamiento (otorgamiento de becas y premios); y d) control
sobre las entidades privadas subvencionadas por el Estado para un mejor
aprovechamiento de los recursos. Finalmente, el 23 de julio del mismo año se
aprobó la ley que gestaba la anhelada organización (8).
Nos interesa detenernos en los argumentos del proyecto de ley en
torno al papel del Estado en relación a la cultura:
El Estado no es creador de bellezas
ni de verdades filosóficas, ni de especulaciones científicas, sino alentador
de los hombres que actúan en esta empresa o tarea. Al mismo tiempo, es un órgano para la difusión de esas creaciones y de esas verdades (…) el
Estado (...) tiene más deberes que derechos sobre la cultura. Tiene el
deber de protegerla, el deber de estimularla y difundirla, pero de ninguna
manera el derecho de señalarle rumbos o caminos exclusivos (Mantovani, 1940e,
pp.112-113. La negrita es nuestra).
Mantovani consideraba que el Estado no debía ser ni prescindente,
ni intervencionista, sino que debía lograr una instancia intermedia que
garantizara la libertad de creación y brindara protección, pero sin intervenir
imponiendo ideas o propósitos determinados:
La posición nuestra, la de nuestro
país, la que más se aviene a las costumbres y tradiciones argentinas, es
aquella en que el Estado debe garantizar la libertad necesaria para que la
cultura pueda desenvolverse y expandirse en su forma específica, y al mismo
tiempo concurrir con los medios de protección para que la labor en el campo
cultural pueda realizarse con ventaja, amplitud y facilidad, tomando sobre
sí, en cierto modo, la tarea de proporcionar seguridad de vida a los hombres
que trabajan en la cultura y que generalmente deben afrontarla en precarias
condiciones económicas. (Mantovani, 1940e, p. 113. La negrita es nuestra).
En otros pasajes, insiste sobre este punto, reafirmando que la
intervención del Estado en el campo cultural no implicaba la imposición de
ideas a los trabajadores de la cultura sino que debía limitarse a la difusión y
protección “que puede ser material o acto de estímulo material y moral,
pero de ningún modo de dirección espiritual del trabajador intelectual”
(Mantovani, 1940e, p. 114). Resulta sumamente interesante el empleo por parte
de Mantovani de las expresiones “trabajador de la cultura” o “trabajador
intelectual”. Cuando utiliza estas expresiones indistintamente, se está
refiriendo a un trabajador que está en comunión con otros trabajadores
espirituales de diferentes lugares del mundo y está definiendo, además, la
cultura de un modo particular:
Los frutos de la cultura son bienes
en un sentido técnico y filosófico. Bienes en doble sentido: para la sociedad y
los individuos que los reciben. Todo lo que la cultura produce, filosóficamente
hablando, son bienes (…) Todo bien es aquello que se produce como resultado de
un valor, y el valor que preside la realización de una tela, que es un bien, es
la belleza; el que preside la creación científica es la verdad; el que preside
un acto de heroísmo, muchas veces, es un bien en sentido ético (…) no responden
a la ley de la utilidad, sino a una exigencia de espiritualidad más alta que la
ley de la utilidad, porque es la propia existencia del hombre como hombre, la
que está en juego. Un hombre, una humanidad a quien le falte la ley del
espíritu, es una humanidad deshumanizada (Mantovani, 1940e, p. 121).
La necesidad de que la cultura se extienda a todos los lugares y a
todas las personas queda expresada de varias maneras. Primero, desde el punto
de vista de la gestión, Mantovani concebía la responsabilidad conjunta entre
los diferentes niveles y ámbitos del Estado, no habiendo tareas restringidas a
la jurisdicción en la que el hecho cultural acontecía:
La provincia tiene el deber de
acudir en ayuda de una institución municipal que está cumpliendo con verdadera
honra una tarea de cultura, de estímulo para la vida del espíritu, no solo para
la provincia sino para todo el país (…) Con esta Comisión no vamos a trabajar
cerradamente para Santa Fe, como he dicho; vamos a trabajar para la Nación toda
y hemos de dar algo a la Nación, como así también hemos de recibir, desde
luego, mucho de la cultura toda del país. En ese juego de vaivén en que se
desenvuelve el trabajo cultural, se produce este intercambio. (Mantovani,
1940e, p. 122).
Por otra parte, consideraba que un hecho cultural no debía quedar
circunscripto al lugar donde ocurría sino que debía tener una proyección universal:
La cultura es un movimiento de
flujo y reflujo. El trabajo cultural significa recoger las expresiones del
espíritu de una región y al mismo tiempo recibir ese producto del trabajador
espiritual de otra región. La cultura es un esfuerzo que nunca debe quedar
detenido donde se realiza (…) Por eso la cultura, que tiene fundamental raíz
local o nacional, es un intento de proyección universal. Todo hombre culto está
dotado de una conciencia nacional, pero al mismo tiempo de una gran
conciencia humana y universal. (Mantovani, 1940e, p. 120. La negrita es
nuestra).
En este sentido, avizoraba la oportunidad del arte americano en
ese momento -mientras Europa estaba embarcada en la Segunda Guerra Mundial-
para surgir y desarrollarse mostrando sus rasgos característicos.
Este momento del mundo es duro y
difícil. Europa, que hasta ahora nos había transmitido su pensamiento y sus
sugestiones, en una medida muy grande, ha suspendido, quizás por largo tiempo,
esa influencia, porque se ha dado a una forma de vivir en la que los valores
del espíritu quedan profundamente relegados. América, en cambio, por contraste
está levantando un entusiasmo general por la cultura y está creando un clima
favorable a ella, porque comienza a advertir la necesidad de abastecerse
culturalmente a sí misma, y necesita también buscar su propia expresión
espiritual para transmitirla a su libre obra cultural. Es este el momento que
debemos aprovechar (...) empecemos a mostrar nuestra originalidad, si es
que la poseemos, y si no buscar los medios en que nuestro trabajo ostente por
lo menos, una raíz nativa o americana, un acento distintivo, rasgos propios y
definición singular.” (Mantovani, 1940e, p. 124-125. La negrita es nuestra).
Y por último, la cultura debía irradiarse a las poblaciones más
distantes, debía “derramarse en todas partes” puesto que “ya el mundo está
viendo que no se puede hacer en materia de cultura, distinción entre la élite y
la masa” (Mantovani, 1940e, p. 118).
Artes
y formación de artistas
Ya hemos anticipado que durante la gestión de
Juan Mantovani se crearon buena parte de las agencias culturales de la
provincia, se consolidaron las ya existentes y se sentaron las bases para las
restantes, configurando un proceso de institucionalización de la cultura. Entre
las instituciones creadas se encuentra la Escuela Provincial de Artes Plásticas
de la ciudad de Santa Fe, que comienza a funcionar en 1940, a la que sigue poco
después -ya no con Mantovani en el MIPyF aunque, sin dudas, siguiendo los
lineamientos por él establecidos- una institución de idénticas características
en la ciudad de Rosario. La creación de estas escuelas respondió a intensos
reclamos provenientes del colectivo de artistas locales que no contaba con
espacios oficiales de formación en el territorio provincial. Es preciso
recordar que el único ámbito oficial de formación vinculado a las artes
plásticas era hasta ese entonces el Profesorado de Dibujo anexo a la Escuela
Normal N° 2 de la ciudad de Rosario creado en 1935, cuya finalidad principal
era formar docentes de dibujo para el sistema educativo. La mayor parte de los
artistas desarrollaba su formación en academias, talleres privados,
asociaciones. Mantovani asumió estos reclamos y reconoció la necesidad de
darles respuesta desde el Estado provincial en el discurso pronunciado en la
inauguración del establecimiento en la capital de la provincia:
Se ha creado también la Escuela de
Artes Plásticas con una intención clara y elevada. El Poder Ejecutivo ha
designado su personal y le ha dado su plan de estudios, con prescindencia de
otros intereses que no sean los de esta institución que nace y con el deseo de
que perdure. Rosario, que merece tanto como Santa Fe la atención del gobierno,
acaba de pedir por el órgano de sus artistas locales, que se cree en esa ciudad
una Escuela idéntica y sin ningún punto de diferencia con la Escuela de Artes
Plásticas de Santa Fe. (Mantovani, 1940e, p.123).
Esta Escuela de Artes Plásticas asumió cualidades que la
distinguieron de otras instituciones que ya funcionaban en el país. Mantovani
la definió como “antiacadémica” y propuso una formación centrada en el trabajo
en taller, considerando que ese régimen permitía combinar la formación
colectiva con las peculiaridades individuales:
Esta escuela no tiene el objeto de
ciertas academias (…) trabajará con las peculiaridades individuales de sus
alumnos en el campo de la creación y el esfuerzo artístico (…) trabaja sobre
condiciones personales (…) el único régimen pedagógico que hace posible este
tipo de formación para el arte, es el del taller, y esta escuela será
esencialmente taller (…) los alumnos estudiarán por medio del trabajo (…) no
trae un espíritu de academismo (sic) (…) ninguno viene a imponer su escuela.
(Mantovani, 1940c, p.96).
El plan de estudios -elaborado por el escultor Luis Falcini-
preveía dos etapas, una primera orientada hacia la exploración mediante la
práctica de diversos medios de expresión, y una posterior de profundización, en
la que se sometían las expresiones particulares de los estudiantes a los
valores de cultura:
La Escuela de Artes Plásticas
impartirá su enseñanza según un plan que comprende dos ciclos diferenciados y
concurrentes, y que contempla las exigencias de dos momentos sucesivos en el
proceso formativo del joven. En el primero, de exploración de aptitudes, los
estudios serán comunes. Mujeres y varones practicarán los fundamentales medios
de expresión plástica: color, dibujo, modelado y composición, en un clima de
cultura general (...) No hay formación profunda si se alienta solo el
desarrollo espontáneo del ser, la libre expresión de sus poderes originarios.
Descubierta esa expresión,
necesita someterse a principios
directivos, a valores de cultura. Si no fuera así serían innecesarias las
escuelas de artes, y los artistas constituirían productos exclusivos de su
destino natural. (Mantovani, 1940, p.97-98).
Se destacaba el “profundo espíritu democrático” (Mantovani, 1940c,
p. 100) de la Escuela que se concretaba, entre otras cosas, con la apertura de
un curso nocturno destinado a los jóvenes trabajadores y señalaba, además, que
la finalidad de una escuela de este tipo iba más allá de la formación de
artistas puesto que influiría en el gusto artístico de la población en general:
Las escuelas de artes plásticas no
son necesarias únicamente para formar artesanos y artistas. Son indispensables
también por otro motivo. Para estimular el gusto general por las artes.
Constituyen centros de irradiación artística. Centros no solo de
especialización técnica, sino también de cultura popular. (Mantovani, 1940c,
p.102).
De este modo, las palabras de Mantovani manifestaban que hacer
accesible a todos el arte y forjar premisas estéticas en la población
constituían obligaciones que el Estado debía asumir mediante la creación de
escuelas de artes, museos, bibliotecas, financiando la adquisición de obras de
arte o la publicación de libros, en suma, promoviendo la mayor cantidad de
actividades culturales.
Educación:
una cuestión de cultura
Las ideas referidas al papel del Estado en el acceso a la cultura
contemplaban también a las instituciones educativas en general. Todas las
escuelas debían contribuir a este programa cultural:
El arte debe ser puesto al alcance
de todas las edades y de todas las capas sociales. Debe
embellecer los locales públicos y principalmente los edificios escolares,
porque el dibujo y el color son un alimento espiritual de primer orden para el
niño, un lenguaje que comprende y lo entusiasma. (Mantovani, 1940c, p.103. La
negrita es nuestra).
Esta concepción quedó en evidencia en el auspicio ofrecido desde
su gestión a la muestra de producciones de los alumnos de la escuela “Dr.
Gabriel Carrasco”, dirigida por Olga Cossettini, que se realizó en 1939 en el Museo
Municipal de Bellas Artes “J. B. Castagnino” de la ciudad de Rosario, cuyo
catálogo contenía un extenso prólogo escrito por Mantovani y publicado por el
MIPyF. En ese texto se exaltaba el poder creador de los niños cuando se los
deja en libertad, aunque aclarando que esto no suponía que la escuela, el
maestro o el Estado los abandonaran a su suerte:
El principio de la libertad del
niño en la educación no significa que la acción del maestro debe anularse (...)
educar debe ser siempre la influencia de la humanidad formada y madura sobre el
ser inmaduro y en formación (...) El niño dibuja y pinta, escribe, canta y
juega para expresar su alma, y necesita la libre expresión de su alma para que
pueda crecer su ser. (Mantovani, 1940f, p. 7).
Tal como había explicitado en el discurso con el que inicia el
funcionamiento de la Escuela de Artes Plásticas, Mantovani aludía aquí también
a un doble movimiento: hay una singularidad infantil que se expresa de manera
espontánea y una institución -la escuela- que la introduce en la cultura:
El alma infantil busca siempre
afanosa una forma de exteriorización. Sus actos como sus palabras son lenguaje
que brota del complejo y profundo mundo interior. La escuela que facilita y
orienta la libre expresión se encuentra con sorpresas como las que registra
este libro (...) El maestro debe reflejar tacto o habilidad para encauzar de
modo inadvertido las espontáneas manifestaciones del niño y convertir
progresivamente en forma de cultura lo que es natural expresión. (Mantovani, 1940f,
p. 8).
Por otra parte, Mantovani, retomando los principios ya referidos
al papel del Estado en el acceso a la cultura, dejaba en claro, refiriéndose a
la experiencia efectuada por Cossettini, que la intervención escolar podía y
debía alcanzar a los diferentes sectores sociales:
La Escuela no
ha hecho una selección previa en busca de niños procedentes de hogares en cuyo
seno han podido frecuentar normas superiores de cultura (...) son, en cambio,
niños pobres, de padres trabajadores. Muchos de esos niños trabajan en las
horas del día en que no concurren a la escuela. Entristecidos por el trabajo
anticipado y la pobreza, encuentran en el ambiente de actividad y simpatía de
la escuela y en la actitud cordial de los maestros, una alegría compensadora,
una vida serena y feliz. (Mantovani, 1940f, p. 9).
La educación era, sin dudas, para Mantovani un modo de acceso a la
cultura. Por tanto, la tarea de las escuelas y del magisterio era acompañar a
niños y jóvenes en el proceso de ingreso a la vida cultural. Y el Estado y sus
funcionarios -en este caso él como MIPyF- debían apoyar esta tarea,
contribuyendo a difundir y sostener experiencias culturales y educativas
valiosas.
Consideraciones
finales
En este escrito hemos caracterizado el programa cultural y
educativo impulsado por Mantovani durante su gestión como MIPyF de la provincia
de Santa Fe e identificado en sus discursos definiciones acerca del papel del
Estado con respecto a la educación, las artes, los artistas, las instituciones
culturales y la cultura en general.
En este sentido, y a partir del análisis efectuado, es posible
señalar que el programa impulsado por Mantovani establecía una clara
imbricación entre cultura y educación, esto es, suponía que la educación era
parte de un proyecto cultural y viceversa, y que el desarrollo de ambos
constituía una obligación que el Estado debía asumir (9). Él, en tanto
funcionario del Estado provincial, se ocupó de bregar porque esto se
concretara.
Ahora bien, Mantovani, tal como planteamos en el trabajo, formó
parte de un gobierno provincial cuyas singulares características no es posible
obviar. Por ello, contextualizamos e interrogamos, además, su pertenencia a una
gestión que definimos como conservadora desde sus opciones políticas e
ideológicas y, al mismo tiempo, activa en materia de obra pública y sostén a
las instituciones culturales.
Esta peculiar situación provincial -diferente de lo que acontecía
en otras provincias o, inclusive, en el gobierno nacional- nos remite al
planteo efectuado por Siede (2012) con respecto a la “divisoria de aguas” que
supuso entre los cultores del escolanovismo la participación o no en los
cuestionados gobiernos de la década del treinta. Hubo quienes optaron por
acotar su trabajo a la tarea cotidiana de las escuelas. Otros fueron
perseguidos. Y algunos como Mantovani, apostaron a la posibilidad de reformar
la educación desde los órganos de gobierno (Siede, 2012, p. 20). De manera que,
mientras algunos eran separados de sus cargos, como Florencia Fossatti, o
relegados a escuelas alejadas, como Luis Iglesias, Mantovani apañaba desde su
administración las propuestas educativas renovadoras y promovía instituciones
culturales. Al respecto, cabe recordar que el apoyo del gobierno provincial
santafesino se extendió a educadoras escolanovistas como Olga y Leticia
Cossettini o Dolores Dabat, quienes lograron implementar y difundir sus
experiencias en el mismo periodo.
Por lo tanto, en Santa Fe parecería que las tensiones políticas no
alcanzaron a obturar la relación gobierno - organismos de cultura -
experiencias escolanovistas. Sin dudas, la presencia de Mantovani en la gestión
tuvo su mérito en ello: su formación intelectual, su habilidad política, sus
relaciones personales y su trayectoria como educador, le permitieron -en diálogo
con sectores políticos controversiales- concebir e implementar acciones
reformistas en educación y estrategias para favorecer el acceso a la cultura.
Notas
bibliográficas
(1) Una
versión anterior de este trabajo fue presentada en el XIII Congreso Iberoamericano
Historia de la Educación Latinoamericana “Política, espacio público y
disputas en la Historia de la Educación en América Latina. A 100 años de la
reforma de Córdoba”. Montevideo, Febrero/Marzo 2018.
(2) Este
estudio forma parte del proyecto de investigación “Arte, pedagogia y cultura.
Rosario 1930-1950”, dirigido por Ma. Elisa Welti, SECyT, Facultad de
Humanidades y Artes, UNR.
(3) Promovió
la creación de la carrera de Ciencias de la Educación en la Universidad de
Buenos Aires en 1957. Fue Director del Departamento de Ciencias de la Educación
y del Instituto de Investigaciones en Ciencias. de la Educación de la misma
universidad. Participó de movimientos políticos y culturales como la
Internacional del Magisterio Americano (IMA), el Colegio Libre de Estudios
Superiores y la revista Sur, entre otros. (Arata, N. y Mariño, 2013, p.
236).
(4) El
acto de asunción al cargo es referido con pormenores en el Diario El Orden,
Santa Fe, del 24 de abril de 1938.
(5) Manuel
María del Corazón de Jesús de Iriondo Zavalla (Santa Fe, 1873 - Buenos Aires,
1958) Abogado. Fue secretario del gobernador de Bs. As., don Bernardo de
Irigoyen. Perteneció a la Unión Cívica Radical y desde 1926 a la UCR
Antipersonalista. Diputado Nacional, Interventor de San Luis (Presidencia de
Figueroa Alcorta), Ministro de Hacienda de la Nación (Presidencia Figueroa
Alcorta), Presidente del directorio del Banco Nación, Ministro de Justicia e
Instrucción Pública de la Nación (Presidencia Justo), candidato a
Vice-Presidente de la Nación (fórmula “Patrón Costas - Iriondo”). Gobernador de
la Provincia de Santa Fe desde el 10 de abril de 1937 al 10 de abril de 1941.
(6) La
autora trabaja sobre la siguiente hipótesis: la legitimidad ausente en el
origen fortalece diferentes estrategias de producción de legitimidad
sustitutiva, desde un peculiar estilo de gestión de gobierno. Para ello la
autora distingue entre dos tipos de legitimidad: la de sistema y la de
gobierno. La primera alude a la aceptación de las reglas de sucesión del poder.
La segunda, hace referencia al reconocimiento de los resultados de la gestión
gubernamental (Linz, Juan L., 1991 en Piazzesi, S. 2009, p. 81). Para el
periodo estudiado -teniendo en cuenta que el fraude electoral sacrifica la
legitimidad del sistema- las dos gestiones antipersonalistas jerarquizaron la
construcción de la legitimidad de gobierno, como forma de disimular aquella
fraudulenta legitimidad de origen.
(7) Es
preciso efectuar este señalamiento, dado que en el territorio provincial
Mantovani mantuvo una excelente relación con las pedagogas reformistas Olga
Cossettini y Dolores Dabat. Al vínculo con la primera nos referimos en el
cuerpo del presente escrito y, con respecto a la segunda, comentamos que
Mantovani pronunció un discurso en su homenaje cuando esta fallece temprana e
imprevistamente. En ese discurso expresó su pesar y el del gobierno provincial
y señaló, además, que este había convocado a Dabat a realizar tareas en la
gestión que, debido a su súbita enfermedad y muerte, no pudo realizar.
(8) La
Comisión Provincial de Cultura debía ser constituida por ocho miembros
ad-honorem designados, el presidente, por el Poder Ejecutivo, en forma directa,
y los restantes a propuesta de distintas instituciones.
(9) Cabe
sin dudas poner en cuestión el alcance y los límites del concepto de cultura
sostenido por Mantovani, circunscripto a una tradición humanística y
espiritualista laica, dentro del que las expresiones propias de la(s)
cultura(s) popular(es) no encuentran un lugar definido.
Referencias
bibliográficas
·
AAVV
(2015). 75° Aniversario Escuela Provincial de Artes Visuales “Juan
Mantovani”. Santa Fe.
·
Arata,
N. y Mariño, M. (2013). La educación en la Argentina. Novedades
Educativas, Buenos Aires.
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Campana,
J. (1999). Crónica sobre la política cultural de los gobiernos santafesinos
(1920-1999). Ciudad Gótica Editorial, Rosario.
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Fernández,
S. y Caldo, P. (2013). La maestra y el museo: gestión cultural y espacio
público. El Ombú Bonsai, Rosario.
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Gagliano,
R. - Cao, C. (2006). “Habitando contornos poderosos: adolescencia, cultura y
pedagogía social en los textos de Juan Mantovani”, en Biagini, H. - Roig, A.
(dirs.) El pensamiento alternativo en la Argentina del siglo XX, Tomo II.
Biblos, Buenos Aires.
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Montini,
P. (2014). “La ciudad del puerto petrificado” en: Megías, Alicia y otros Las
batallas por la identidad. Editorial Municipal de Rosario, Rosario.
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Piazzesi,
S. (2000). “Elite política y cuestión electoral. El antipersonalismo en el
gobierno santafesino, 1937 - 1943”, en Anuario del IEHS, N° 16,
Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires, Tandil.
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Piazzesi,
S. (2009). Conservadores en provincia. El iriondismo santafesino 1937-1943.
Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe.
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Puiggrós,
A. (dir.) (1992). Escuela, democracia y orden (1916 - 1943). Galerna,
Buenos Aires..
·
Siede,
I. (2012) “Presentación Juan Mantovani: el hombre y el educador” en Bachillerato
y formación juvenil. UNIPE, Buenos Aires.
Fuentes
consultadas
Diario El Orden, Santa Fe, 24/04/1938.
Diario El Litoral, Santa Fe, 06/12/1961.
Diario El Litoral, Santa Fe, 24/05/1940.
Mantovani, J. (1938) “La cultura y el arte” (discurso leído en la
inauguración XV Salón Anual de Bellas Artes realizada en el Museo “Rosa
Galisteo de Rodríguez”), en La cultura, el arte y el Estado. Imprenta
Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe.
___________ (1939) “El arte y su nueva expresión” (discurso
pronunciado en la inauguración del XVI Salón Anual de Bellas Artes en el Museo
“Rosa Galisteo de Rodríguez”). Imprenta Universidad Nacional del Litoral, Santa
Fe.
___________ (1940c) “Significado de una experiencia”, prólogo del
libro El niño y su expresión. MIPyF, Rosario.
___________ (1940a) “La biblioteca y su misión social de cultura”
(discurso leído en el acto de colocación de la piedra fundamental de la
Biblioteca Popular “M. Moreno” de Santa Fe). Discursos pronunciados por el
MIPyF Profesor Juan Mantovani 1938 - 1940. MIPyF, Santa Fe.
___________ (1940b) “Homenaje de una educadora” (discurso
pronunciado en el sepelio de Dolores Dabat). Ídem anterior.
___________ (1940d) “La enseñanza de las artes plásticas”
(discurso correspondiente a la inauguración de la Escuela de Artes Plásticas de
Santa Fe). Ídem anterior.
___________ (1940e) “El arte y nuestra definición nacional”
(discurso de inauguración del XVII Salón Anual de Bellas Artes en el Museo “Rosa
Galisteo de Rodríguez). Ídem anterior.
___________ (1940f) “Política orgánica de
estímulo a la cultura” (discursos pronunciados en la H. Cámara de Diputados de
la Provincia de Santa Fe en la sesión del 7 de junio de 1940 y en el H. Senado
de la misma jurisdicción, en la sesión del día 28 de junio de 1940, para
fundamentar el proyecto de ley presentado por el Poder Ejecutivo respecto a la
creación de la Comisión Provincial de Cultura). Ídem anterior.
* Dra. en Educación (UNER), Magister en Educación (UNER), Prof. en Ciencias de la Educación (UNR). Profesora Adjunta en el Núcleo Histórico Epistemológico de la Educación de la carrera de Ciencias de la Educación y Profesora Adjunta de Currículum y Didáctica del ciclo de Formación Docente, Facultad de Humanidades y Artes (UNR).
** Magister en Educación (UNER), Prof. en Ciencias de la Educacion (UNR) Prof. Asoc. en la cátedra Historia de la Educación del Profesorado en Psicología de la Facultad de Psicología (UNR), JTP en la cátedra Historia Sociopolítica del Sistema Educativo Argentino de la carrera de Formación Docente de Facultad de Humanidades y Artes (UNR).
*** Prof. Nacional de Bellas Artes (UNR). JTP en
la cátedra Currículum y Didáctica, Taller Específico de Artes de la carrera de
Formación Docente de la Facultad de Humanidades y Artes (UNR), JTP en el Seminario
de Educación Artística de la cátedra Área del Currículum de la carrera de
Ciencias de la Educación de la Facultad de Humanidades y Artes (UNR).